Presentismo

Lo entregué en el hotel para que lo enviaran a la tintorería. Dos días después, ante la no aparición del saco, llamé de mi habitación al mostrador de entrada; como nadie me atendía, dejé sonando el teléfono y bajé.

Casi como una revelación, me di cuenta de que el comunismo es inviable: la gente va al trabajo pero no a trabajar (“presentismo”).

Hace dos años en La Habana, con motivo de otro congreso, algo era distinto en el agasajo original. No comimos nada de lo ofrecido para que los colegas médicos cubanos se lo llevaran y pudieran tener más comida en sus casas.

En ese entonces, un familiar mío que era miembro del servicio exterior mexicano, como le mantuvieron el destino en el Estado cubano (único dueño de las propiedades), tuvo que pintar el apartamento. Un sábado, los pintores llegaron, se sentaron en la esquina (tuvieron “presentismo”) para poder tener comida, pero ninguno trabajó.

Como persona, es necesario vejar tanto a las personas que se tengan que perder horas de su vida por un plato de comida. Y como sistema, la realidad mostró en qué termina.

Todos los grandes ricos de ahora eran los que dirigían las empresas del Estado en la Unión Soviética.

El Uruguay tiene que aprender del fútbol: el que no tiene buenos resultados se tiene que ir. 

Dr. Pedro Amonte

CI 1.103.497-9