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“No necesitamos solo comida. Como decía el poeta español Federico García Lorca: ‘No me des un pan. Dame medio pan y un libro’. El ser humano hoy más que nunca necesita alimento espiritual o cultural, y esto lo tenemos que fomentar (…) de tal manera que genere puestos de trabajo”, afirmó a Búsqueda Joan Melé, el promotor de un proyecto de “banca ética” regional. Con ese enfoque, el español llegó esta semana a Montevideo para reunirse con potenciales inversores y eventuales interesados de la industria audiovisual uruguaya para recibir fondeo.
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“En América Latina vemos que hay un potencial en el mundo de la comunicación, de la industria creativa, que si lo apoyamos se puede desarrollar más y crear muchos puestos de trabajo”, sostuvo.
El proyecto de Banca Ética Latinoamericana —asociado a la idea de construir un modelo económico con foco en el ser humano y el cuidado del medio ambiente a través de las llamadas finanzas sostenibles— tomó forma en Chile, cuando instaló una oficina en 2018; para este año espera que el regulador se pronuncie sobre el pedido de una patente bancaria. La intención es ir teniendo presencia en otros países de la región, también en Uruguay, aunque la forma que tomará dependerá de la respuesta que logre del mercado.
Melé había estado en Montevideo en 2019 para empezar a promover la iniciativa y un grupo de profesionales uruguayos manifestaron interés (Búsqueda Nº 2.009 y Nº 2.020).
“Al final en cada país —poco a poco— intentaremos tener la propia sede”, explicó el ejecutivo. Espera que en Uruguay ese paso “pueda ser pronto” y que quizás este año abra una oficina en Montevideo. “Cuando la gente me dice: ‘¿Para cuándo?’. Díganmelo ustedes… cuando nos apoyen. En este momento necesitamos desde gente que haga inversiones hasta gente que nos traiga proyectos que necesitan financiación. Queremos ser muy prudentes, no queremos empezar con grandes estructuras”, explicó Melé, que fue director de Triodos Bank, una institución financiera con inspiración ética fundado en 1980 en Países Bajos.
“Es muy importante que podamos ver y percibir que en Uruguay esto interesa mucho, que se apoya y que vienen inversores y gente con proyectos. En la medida que esto salga, nos animará a abrir lo antes posible una oficina de atención. La respuesta la va a tener un poco la gente de Uruguay”, acotó.
Si bien para Chile se aspira a operar bajo una licencia bancaria, no es necesariamente un modelo ideal para otras partes. “Tener una oficina bancaria hace que muchísima más gente pueda participar, aunque sea con pequeños importes. Yo creo que es bueno que participe todo el mundo en esto. Pero tenemos que acabar de hacer un estudio de, si abrimos una oficina, con cuánto apoyo contaríamos y si sería viable económicamente en un momento en que la gente joven ya no está yendo a las oficinas, lo está haciendo todo por Internet. No sé si en todas partes será conveniente la figura de banco o tendremos que buscar banco digital, nueva cosas”, señaló.
Inversores
En cuanto a los interesados en fondear su proyecto de banca ética, dijo que hay de unos 15 países de la región, incluidos uruguayos. “Hay gente que no tiene grandes recursos económicos, pero sin embargo quiere formar parte, y hay gente que dice: ‘Yo puedo poner US$ 300.000’. No es tanto como nivel de clase social, sino como gente que ha hecho un despertar a la conciencia. Y más allá de lo que les pueda convenir a ellos, de lo que puedan ganar, lo hacen porque ven que es bueno para América Latina, y en este caso para Uruguay. Es gente que ve que hace falta un cambio en la economía y que la banca ética es un gran camino para empezar”, dijo Melé.
Por estos días está, precisamente, realizando una ronda de inversión. “Desde que empezamos a capturar (…) estamos llevando ya aproximadamente unos US$ 8 o 9 millones. Todavía es poco, pero tampoco hemos hecho gran campaña de difusión. Hemos ido captando en función de lo que necesitábamos”, explicó. Agregó que apuestan a captar capital —sujeto a cuánto podrá crecer el proyecto en cada país— y gente que solo estará dispuesta a participar en la financiación de proyectos. “Las dos son muy importantes y espero con esta gira que estamos haciendo encontrar gente dispuesta a darle paso”, dijo.
En cuanto a esto, él tiene una opinión propia. “Personalmente, me gustaría que los inversores fueran un poco gente de a pie, que pongan US$ 10.000, US$ 30.000, US$ 50.000. Yo sé que hay fondos de inversión y family office interesados en invertir, por lo cual cuando abramos el camino no habrá problema en conseguir el capital”.
Según Melé, el proyecto de banca ética en Chile, Uruguay, Argentina y Brasil son los prioritarios, y “ahora en México está despertando con muchísima fuerza”. Pero, acotó, “no es solo un tema de que la gente se lo crea y le entusiasme, porque, por mi experiencia en Uruguay, ha habido mucha gente entusiasmada, pero el ser humano desde que se entusiasma hasta que se compromete pasa tiempo”.
Cultura, vivienda y agro
La intención de dar apoyo financiero al sector cultural, y en particular al audiovisual, responde en parte a lo visto en España y Francia. “Es un momento en que esta economía basada en el consumo material es insostenible: el planeta ya no lo podemos explotar más. Ahí tenemos que buscar modelos económicos que permitan crear puestos de trabajo y que aporten algo que hoy es muy necesario. No necesitamos solo comida”, afirmó Melé. En esos dos países europeos la economía de la cultura “mueve decenas de miles de millones”, y desde su perspectiva, “esta es una gran solución. Y en América Latina vemos que hay un potencial” de crecimiento.
Otra área de interés para financiar es la vivienda, “por supuesto, con criterio de eficiencia energética y bioconstrucción”, dijo Melé. “Esto es el futuro; he visto construir viviendas que ahorran de por vida un 70% de consumo energético. En una época en que el consumo energético se ha disparado en precio, evitarlo es fundamental, sin que esto suponga un coste añadido”, argumentó.
“Hay grandes fondos de inversión dispuestos a invertir en viviendas sociales que permitan precios razonables, de manera que todo el mundo tenga acceso a una vivienda digna. O venta de viviendas pero a precios razonables. Pensamos que forma parte de la dignidad humana”.
Por otro lado, según el promotor del proyecto de banca ética, Uruguay tiene un “desafío importante junto con Argentina y Brasil en materia de agricultura sostenible. Son países en que se ha invadido con los transgénicos, que es pan para hoy y hambre para mañana. Están matando la tierra. Se ha perdido la biodiversidad”. Para él, invertir en esto es oportuno, dado que en Europa hay el “doble de demanda de productos orgánicos que de oferta”.
