• Cotizaciones
    domingo 01 de diciembre de 2024

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Radaritis

    No es broma

    El diccionario de la Real Academia de la Medicina, en su capítulo Enfermedades raras y atípicas, define la radaritis como “curiosa afección mental que se presenta principalmente en funcionarios públicos, ya sea de gobiernos nacionales o departamentales, que determina actitudes recaudatorias encubiertas por delirios de protección de la salud y hasta de la vida, resultante en la utilización de radares que controlan la velocidad de los cuerpos circulantes, ya sean estos de ocho, cuatro, tres y hasta de dos ruedas, así como de los cuadrúpedos y bípedos, cuando todos o algunos de ellos lo hacen en espacios públicos”. El mismo texto científico alerta que “resultan generalmente infructuosas las prácticas tendientes a curar o atenuar los efectos de esta enfermedad, siendo las únicas que se ha utilizado con algún éxito las llamadas ‘elecciones nacionales o departamentales’, práctica que se realiza en muchos países cada cuatro, cinco o seis años, y en algunos otros, nunca, con lo cual sus efectos suelen ser muy nocivos para la población en general”.

    El gobierno nacional, a través del MTOP, acaba de sufrir un intenso ataque de radaritis que responde a todos los detalles de los síntomas descriptos en la definición de esta patología.

    En efecto, esta secretaría de Estado acaba de instalar 100 nuevos radares fijos, a lo largo y ancho del territorio nacional, incorporando además dos radares móviles, que equivalen a otros 100, porque estos, en vez de esperar que los infractores pasen frente al poste de los radares fijos, pueden circular instalándose en múltiples zonas de captura. Incluso, si lo desean, pueden sacarle la foto de la infracción una vez, luego perseguirlo, pasarlo y esperarlo más adelante, multándolo de nuevo. Todo depende de la sagacidad y la pericia de los conductores de estos engendros multatorios semovientes.

    A modo de anestesia, los infectados con radaritis nos informan a los contribuyentes que las multas no aumentan sus montos y se mantienen en 5 UR las más bajas (unos $ 8.000) y en 12 UR las más altas (unas 20 luquitas). Lo que informan también, para que vayamos abriendo los ganchos y levantando la patita del acelerador, es que se reformularán las velocidades máximas en muchas calles, carreteras y caminos de la patria. Un suponer, si usted antes pasaba por el medio de un pueblito de campaña silenciado y adormecido por la siesta, a eso de las tres de la tarde, sin que se apreciara otra cosa que un par de pichichos sueltos en la vuelta, usted igual tendrá que bajar de los 60 o 65, a los que venía circulando, a 45 km por hora. No se queje. Eso le permitirá apreciar las bellezas del pueblo, el almacén cerrado, la estación de servicio en la que los pisteros se están fumando un cigarrito lejos de los tanques de combustible, la plaza con sus bancos desiertos y un par de pajarracos que revolotean sobre los árboles. Y guarda, porque donde se registre un día un episodio de sospechosas connotaciones (por ejemplo, que un automovilista roce un cabezal del puente sobre el arroyo que está al final del pueblo) le bajarán la velocidad máxima a 10 km por hora. ¿De dónde saco esto? Del comunicado oficial del MTOP donde se dice textualmente que los nuevos radares poseen “alta tecnología” y son capaces de alcanzar “un porcentaje de captura y registro de infracciones de un 97% a partir de los 10 km por hora”. Ahí tenés. De 10 km por hora para arriba, todo será posible en esta epidemia de radaritis.

    Pero como esta patología es fuertemente contagiosa circulan versiones de que corre el riesgo de transmisión a las entidades departamentales.

    Por ejemplo, se comenta en los corrillos de la IM que la intendenta, la Ing. Cosse, quien está aún procesando el duelo de no haber podido transformar una tasa inconstitucional en un impuesto departamental (igualmente inconstitucional y frustrante), se apresta a instalar radares en las vías públicas de la capital (aunque después se los declaren inconstitucionales, pero ya se sabe que la Suprema Corte de Justicia se toma su tiempo y pueden pasar años, como con la tasa de los combustibles, que la IM rapiñó con saña).

    Habrá radares adicionales en ramblas, avenidas y bulevares departamentales, con velocidades máximas de 20, 30 y 40 km por hora, con la innovación de un radar fijo en los autitos chocadores del Parque Rodó (con máximas de 3 km por hora), así como radares móviles en las maratones, que multarán a los corredores que sobrepasen los 6 km por hora en sus locas travesías competitivas. Todo será para bien, pensando en destinar las recaudaciones al mejoramiento de Montevideo Verde, aunque no todos los contribuyentes estén dispuestos a creer que ese será el verdadero fin de este afán recaudatorio. Y que se cuiden los jinetes de la Guardia Republicana, que andan con sus pingos vigilando parques y lugares públicos, que donde superen los 8 km por hora los radares que se instalarán en esos lugares procederán a multarlos, como corresponde.

    Se menciona incluso que se propondrá instalar radares en los parkings de los shoppings, con el manifiesto propósito de cooperar con los establecimientos privados a procurar disminuir la siniestralidad interna de los estacionamientos, en los cuales día tras día se registran raspaduras, abollones y hundimientos de carrocerías frutos de la imprudencia de los conductores.

    Que los contribuyentes no se olviden de que el único antídoto para esta peligrosa afección son las elecciones, nacionales y departamentales. No pierdan la memoria.