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Con las sojas de primera prácticamente cosechadas y las de segunda ya en la recta final de la trilla, los resultados de rendimiento inferiores a los previstos ya no son una novedad y se fijan entre un 20% y un 30% menos de lo esperado. El clima jugó su partido y tanto la sequía de enero como el exceso de lluvia en abril, determinaron que la pérdida de potencial ahora también se vea acompañada de complicaciones en la calidad del grano.
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En Soriano el promedio de rendimiento gira en torno a los 2.000 kilos por hectárea para las sojas de primera, informó a Campo Jorge Andrés Rodríguez, presidente de la Asociación Rural de Soriano. Rendimientos satisfactorios teniendo en cuanta que el promedio país el año pasado fue de 2.300 kilos por hectárea, y los reportes de otras regiones actualmente difícilmente superen los 1.600 o 1.800 kilos. Resultados igualmente magros cuando se analiza respecto a los rendimientos de equilibrio para poder empatar.
En el caso de los cultivos de segunda, estos “han levantado algo los promedios, especialmente cuando uno esperaba un menor rendimiento” aseguró Rodríguez, haciendo referencia a resultados que han sido mantenidos en los 2.000 kilos por hectárea en la región litoral sur, desde donde surgen los reportes más auspiciosos. Como contrapartida, los peores resultados en rendimiento y calidad se observan en las zonas este y noreste, mientras son dispares en el centro y litoral norte.
La calidad sí es un problema, “se ha detectado bastante grano molido, incluso en porcentajes que exceden la capacidad de recibo y eso complica mucho” aseguró este agrónomo. A los 1.700 o 1.800 kilos de rendimiento por hectárea en un promedio nacional esperado hoy, hay que aplicarles además los descuentos por calidad, que se ubican entre 10% y 12% de dañado, aproximadamente. En general, los acopios tienen como base aceptar 8% de grano dañado, y por encima de ese guarismo descuentan 1% del precio por cada 1% de dañado. Por lo tanto, si llega un lote con 12% de dañado, el descuento es de 4%.
Los costos también van a verse sensiblemente incrementados por otros factores. Cuando el año anterior “los granos se iban directo de la chacra al barco, eso generaba solo el costo del flete”, hoy debemos sumarle fletes cortos para sacar el grano de la chacra, entradas a planta, secado y acondicionamiento, ya que “la humedad fue una constante en toda la zafra. Chacras secas no existieron y el proceso de secado estuvo presente en cada recibo”, apuntó Rodríguez. La cosecha tampoco ha sido dinámica y la caminería interna siempre comprometió la posibilidad de daños en los vehículos.
El productor que alquila la tierra y también todos los servicios tiene un rendimiento de equilibrio de 2.500 kilos por hectárea; mientras que el productor que alquila la tierra pero maneja los servicios tiene un costo de 2.400 o 2.500 kilos por hectárea; y el que es dueño de la maquinaria y de la tierra tiene un rendimiento de equilibrio de alrededor de 2.000 kilos por hectárea.
El directivo de la Asociación Rural de Soriano destacó también que “en aquellas chacras donde su historia está vinculada solo a la agricultura, el efecto de las condiciones de calidad afectó bastante más. Aquellos campos que presentaban algún tipo de pasturas años atrás, otorgaron mejor rendimiento, marcando una diferencia. Eso implica que se transforme en un factor más para tener en cuenta a la hora de fijar la renta. Cada campo tiene que encontrar su ecuación productiva para poder seguir siendo sustentable”.
El último informe publicado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) indicó una reducción en la producción de soja estimada para Argentina y Brasil, menor área de siembra de la oleaginosa en Estados Unidos y en consecuencia menores stocks. Estos datos hicieron disparar el precio de los futuros en el mercado de Chicago, que ese día valorizó en U$S 21 por tonelada para la posición mayo, cerrando en U$S 395.
“Tenemos el beneficio de que el precio ha corregido al alza aunque se han registrado complicaciones comerciales, ya que buena parte de los granos habían sido comercializados con anteriores valores”, dijo a Campo Jorge Andrés Rodríguez. No obstante, indicó que “sí puede ser tomado como un impulso anímico”, aunque el impacto efectivo para quienes pudieron aprovechar y colocar su producción en chacra a U$S 350 es “indudable”.
