En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
+
Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad
Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.
Suscribite a Búsqueda
DESDE
UYU
299
/mes*
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
He esperado pacientemente tres meses para oír en los medios la noticia sobre la resolución del Parlamento Europeo del 19 de setiembre de 2019. Sin embargo, ante el silencio atronador he decidido enviar esta carta, con la idea de abrir la discusión pública desde su prestigioso semanario sobre este importante tema.
La Resolución del Parlamento Europeo sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa (2019/2819 (RSP)) fue impulsada por los países del este de Europa que sufrieron en carne propia el régimen totalitario comunista y fue aprobada por 565 votos a favor contra 66 en contra.
En su fundamentación inicial se expone: “Visto los principios universales de los derechos humanos y los principios fundamentales de la Unión Europea como comunidad basada en valores comunes (…)” y “La Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, adoptada el 10 de diciembre de 1948”. Luego, el texto sigue con una extensa revisión de las declaraciones, resoluciones, conmemoraciones, etc. que los Estados nacionales de Europa han suscrito contra los atropellos y crímenes cometidos por el comunismo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
En los considerandos se hace especial referencia a que hace 80 años, el 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi firmaron un tratado de no agresión conocido como pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos por el que se repartía Europa entre estos dos regímenes totalitarios. El Parlamento Europeo agrega que como consecuencia directa de este pacto en 1939 la República de Polonia fue invadida y sometida en primer lugar por Hitler y dos semanas después por Stalin.
El argumentario sigue diciendo que en 1940, la Unión Soviética comenzó una guerra agresiva contra Finlandia, anexionó parte de Rumania e invadió Lituania, Letonia y Estonia. Al término de la guerra los países del este de Europa quedaron bajo dictaduras que respondían a Moscú o estaban directamente ocupados por el Ejército Rojo. De manera que durante 50 años estos países quedaron privados de libertad, de soberanía, de dignidad, de derechos humanos y con un retraso creciente del desarrollo socioeconómico.
Pero el considerando clave de la resolución dice que mientras que los crímenes del régimen nazi fueron investigados y castigados gracias a los juicios de Nüremberg, sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos.
El Parlamento Europeo recuerda que los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios, deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad. Pide a todas las instituciones de la Unión que hagan todo lo posible por asegurarse de que los atroces crímenes de lesa humanidad del comunismo y las graves violaciones sistemáticas de los derechos humanos sean recordados y llevados ante los tribunales, y que garanticen que estos crímenes no vuelvan a repetirse jamás.
Lo crucial de esta resolución es que el Parlamento Europeo “Condena la manifestación y propagación de las ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo (comunismo), en la Unión”. Se pide conmemorar el 23 de agosto como Día Europeo de Conmemoración de las víctimas del estalinismo y del nazismo. De manera que se asimila el comunismo al nazismo, hecho que es natural en la mayor parte de Europa, pero que suena extraño a nuestros oídos latinoamericanos. Y, por si fuera poco, el Parlamento Europeo pide sensibilizar a las nuevas generaciones con respecto a estos hechos incluyendo la historia y el análisis de las consecuencias del comunismo y nazismo en los planes de estudio y los libros de texto de todas las escuelas de la Unión Europea.
El texto de la Resolución del Parlamento Europeo sostiene que Rusia sigue siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético, pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado.
En fin, esta es una resolución del Parlamento Europeo que marca un mojón porque despeja dudas en un tema que partió aguas en las sociedades occidentales. En ambientes de izquierda primó, y sigue vigente, la idea que el detonante de la Segunda Guerra Mundial fue la invasión de Polonia por los nazis (la Blitzkrieg). En este documento se oficializa la verdad, o sea, la responsabilidad de ambos totalitarismos en el génesis de esta guerra.
La Unión Soviética fue un régimen despiadado, un régimen que persiguió a los disidentes, prohibió las religiones, asesinó a decenas de millones de seres humanos fusilándolos directamente o a través de hambrunas forzadas por la colectivización de la tierra y deportaciones en masa. El Holodomor, hambruna que mató a 7,5 millones de campesinos en Ucrania entre 1932-1933, fue un ejemplo ominoso de estas prácticas. En resumen, el totalitarismo comunista europeo ha sido puesto en su justo lugar junto al nazismo.
Nosotros en América Latina (AL) tenemos que discutir cuál es el justo lugar para el castrocomunismo y sus apéndices recientes como la narcodictadura chavista en Venezuela. Es necesario que organismos como la OEA lleven a cabo investigaciones judiciales sobre la represión a periodistas disidentes, los presos políticos, la tortura, etc., así como sobre las denuncias hechas por la alta comisionada para los DDHH de ONU en Venezuela. Para luego llevar a juicio ante cortes internacionales a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Por último, los planes de estudio y libros de textos de los sistemas de enseñanza deben reflejar esta ominosa realidad de cuño netamente marxista que persiste hoy en nuestra AL. Nuestros niños también deben estar prevenidos contra la apología del totalitarismo comunista.
