Hace 30 años un grupo de médicos constituyó con el dinero reunido, que hoy apenas les alcanzaría para comprar una ambulancia, la primera empresa de emergencia integral.
Hace 30 años un grupo de médicos constituyó con el dinero reunido, que hoy apenas les alcanzaría para comprar una ambulancia, la primera empresa de emergencia integral.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn el comienzo, contó a Búsqueda Luis Tamborindeguy —uno de los fundadores y actual director del SEMM—, solo se brindaba servicios de emergencia ante la eventualidad de un infarto pero los médicos veían llegar a los CTI en grave estado a pacientes con otras patologías.
El directivo de SEMM repasó los pasos y el desarrollo que tuvo la empresa hasta llegar a tener el seguro privado Medicina Personalizada, la mutualista Cosem y el Sanatorio Mautone. Al cierre del reciente ejercicio el SEMM aumentó 4% su padrón de afiliados y llegó a los 260.000.
Tamborindeguy dijo que el objetivo empresarial es tener este año un aumento en el padrón social similar al del último ejercicio cerrado en setiembre, para continuar recuperando el nivel máximo alcanzado entre los años 1998/1999.
Lo que sigue es una síntesis de la entrevista que el directivo de SEMM concedió a Búsqueda.
—¿Cómo surgió hace tres décadas la idea de crear un servicio de emergencia?
—Todos los compañeros trabajábamos mayoritariamente en CTI y veíamos llegar pacientes muy mal. Llegaban muy graves o muertos porque no había condiciones para estabilizarlo donde ocurrió el episodio.
En una reunión en la que hicimos una lluvia de ideas para avanzar, una pediatra intensivista dijo: “Si en adultos ustedes tienen problemas, en pediatría es más grande”. No había nada. Para trasladar un recién nacido no había incubadora de traslado. La madre lo envolvía en una frazada, se subía a la parte de atrás de un auto e iba a un CTI en condiciones deplorables.
En esas “tormentas de ideas” que teníamos periódicamente se fue generando la idea de crear un servicio de emergencia médico integral.
—¿Con esa idea nace la empresa o ya desempeñaban previamente otra actividad?
—No teníamos ninguna experiencia empresarial. Nos preguntamos si llevarla a cabo nosotros o transmitir la idea a algún empresario. Finalmente lo hicimos nosotros. Un núcleo duro de diez o doce personas hicieron avanzar la idea. Había escollos inmediatos: no había normativa en el Ministerio de Salud Pública; no había nada, ningún decreto, ninguna ley.
En enero de 1981 ingresamos una solicitud para la creación del Sistema de Emergencia Médico Móvil. Con un compañero íbamos frecuentemente a Salud Pública para hacer avanzar el expediente. Cuando empezamos a ir, había por Eduardo Acevedo un edificio que estaba en el pozo. Cuando permitieron la creación de la empresa en junio de 1983 el edificio ya estaba habitado.
Hicimos todo nosotros. Éramos 40 y todos pusimos U$S 3.000. Hoy con U$S 120.000 comprás una ambulancia. En aquel momento creamos la empresa.
—¿Era la única empresa prestando ese servicio? ¿Cómo era el sector?
—Había un empresa que trataba muy bien los ataques cardíacos, era la Unidad Coronaria Móvil (UCM). Si tenías un dolor en el pecho y te reconocían que podía ser un infarto, tenías una buena respuesta. Pero si tenías cualquier otra cosa, una convulsión, un coma diabético, un traumatismo de cráneo, no te daban cobertura. Fuimos la primera empresa de emergencia integral. Teníamos un objetivo claro: queríamos dar un servicio de mucha calidad de emergencia integral de adultos y pediatría.
Con el tiempo nos fuimos fogueando. En la asistencia la gente quería otra cosa y nos dimos cuenta porque éramos nosotros los que íbamos a ver a los pacientes. La gente quería, cuando estaba grave, que un médico lo fuera a atender, pero eso era lo menor del trabajo. Querían que un médico fuera por cosas no tan graves, un dolor abdominal, un cólico nefrítico, una crisis asmática. Entonces fuimos ampliando un poco el espectro y adaptándonos de un sistema de emergencia estrictamente a un sistema de asistencia extra hospitalaria.
Fuimos cambiando nuestra estructura, que era pesada, con ambulancias, desfibriladores, médicos intensivistas acostumbrados a hacer cualquier cosa. Pasamos a otra situación que no era tan dramática, simplemente llegar a la casa en tiempo adecuado y tratar a un chiquilín con dolor de garganta. Tuvimos que ir a estructuras más ligeras, con ambulancias más chicas, con enfermero y chofer, y después autos.
Hubo que desarrollar una sofisticada red de comunicaciones. Ahora tenemos 54 móviles en la calle. Hay un médico coordinador de adultos y otro de pediatría para dirigir los móviles. Hace 20 años por una gripe mandábamos una ambulancia, por una crisis asmática una ambulancia... A veces nos llamaban por un paro cardíaco y no teníamos ambulancia. Entonces un doctor inventó las claves: clave uno, clave dos y clave tres. Eso permitió racionalizar un poco los recursos. Hoy a los clave tres se manda un auto.
Otra cosa que pasó fue que en algunos casos más leves la gente no quería que fuéramos a la casa. Tuvimos entonces que abrir, hace 15 años, una red de policlínicas en todo Montevideo.
—¿Cómo es la competencia con las otras empresas de emergencia?
—El mercado está muy maduro ahora. Las cartas están bastante echadas. Nunca tuvimos problemas muy grandes con la competencia. Tuvimos sí problemas grandes en la crisis del 2002. Nuestro padrón cayó en forma sensible hasta el 2004. Desde entonces empezamos a crecer nuevamente y ahora estamos recuperando los niveles de los 90. En el 98-99 llegamos a 300.000 socios y ahora estamos llegando a los 260.000.
—¿Cuántos socios son capaces de captar y atender?
—A los cinco años de actividad el SEMM estaba muy bien, muy firme. Pero teníamos la convicción de que era muy endeble porque eso se sostenía en un decreto de Salud Pública y era el centro de la empresa. Entonces empezamos a pensar una asistencia integral. Por eso hicimos un seguro privado que fue Medicina Personalizada (MP), que va a cumplir 20 años. Queríamos tener una mutualista y, hace 12 años, hicimos a Cosemm. Después, en negociaciones que teníamos con la gente de Maldonado para que dieran cobertura a nuestros socios, hicimos convenios con el Sanatorio Mautone. Al final lo compramos.
Hoy en día en Maldonado y en Montevideo tenemos 140.000 personas a quienes damos asistencia integral. Hay 30.000 personas afiliadas a MP, 70.000 en Cosemm y 40.000 afiliadas al Mautone. Más o menos el 10% de la población de Montevideo y Maldonado están cubiertas por empresas que surgieron del SEMM.
—¿Cómo es la situación del SEMM hoy?
—Este fue un buen año. Cerramos el ejercicio anual al 30 de setiembre y este fue un año normal respecto a los anteriores. El padrón de afiliados creció 4%. Es un buen aumento. Un año crecimos 25% y casi nos dio vuelta, porque es muy difícil de manejar. En cambio un aumento de 4% es razonable para adecuar los recursos.
El objetivo pasado era consolidar el crecimiento que estamos teniendo: crecer 3% y aumentar la facturación. Superamos los dos objetivos
Hace tres días, al iniciar un nuevo ejercicio, decidimos repetir los objetivos de crecimiento del año pasado. Cuando las empresas maduran los objetivos pasan a ser más acotados.