Después del dulce de leche, lo que más me gusta son las leyes.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas leyes siempre están bien intencionadas, desean y promueven el bien general, atacan los problemas de fondo y los superficiales, y los resuelven para beneficio de la sociedad.
Por eso, no comparto la afirmación liviana y sin fundamento del fiscal general de la Nación, el Dr. Jorge Díaz, quien se refiere a un supuesto “fetichismo normativo” en virtud del cual la sociedad tendería a creer que las leyes, con tal de ser votadas, ya resuelven todo lo que atacan, lo que no siempre ocurre, y después terminan siendo un texto muerto, mientras que los problemas que pretendían resolver, siguen existiendo.
Para que vean lo importantes que son las leyes, les voy contar acerca de algunos proyectos de ley generados en el ámbito de la así llamada “fuerza de gobierno”, que están a estudio del Parlamento, en virtud de los cuales, una vez que se aprueben, tendremos una sociedad más armónica, equilibrada y justa.
Uno de ellos refiere a la presión sindical que se viene ejerciendo sobre Ancap, para que no se cierren las plantas de cemento que dan una pérdida de 200 millones de dólares por año, ya que, de concretarse esa alcaldada de los nuevos tecnócratas a cargo de la empresa estatal, quedarían injustamente sin trabajo 43 personas.
El proyecto de ley dispone en uno de sus artículos “establécese que queda derogado el déficit de 200 millones de dólares anuales que presentan las plantas de cemento del organismo, resolviéndose que, a partir del ejercicio 2017-2018, dichas plantas generarán un superávit de 100 millones de dólares anuales, resolviéndose de tal modo el diferendo creado con el personal que hubiera resultado excedentario, el cual queda de tal modo confirmado en sus respectivas posiciones, estableciéndose asimismo un aumento del 20% en sus retribuciones, como consecuencia del estrés laboral sufrido a lo largo de los últimos meses”.
No me digan que esto no es justo, porque no les creo.
Hay otro proyecto de ley que también rezuma justicia y honor. Se trata del que establece, en su artículo primero, que “se encomendará al Taller Patria Grande y Democracia la confección de una estatua de bronce del presidente del Codicen, Wilson Netto, la cual será emplazada en la actual Plaza Varela, removiéndose de la misma el monumento a José Pedro Varela, sustituyéndolo en igual emplazamiento por el del susodicho iluminado docente y reformador ilustre de nuestra educación, profesor Wilson Netto”. En el artículo segundo puede leerse que “la Plaza Varela cambiará su nombre por el de Plaza Netto, sustituyéndose asimismo el monumento al Viejo Vizcacha, que está emplazado en la acera Este de dicho espacio abierto, por una estatua de la Dra. María Julia Muñoz, encomendado al mismo taller escultórico. La efigie de la señora ministra de Educación y Cultura estará esculpida en mármol de Carrara Demoliciones, y la mostrará vestida de candombera, tocando el tamboril, representando de tal modo la versatilidad del personaje y su fuerte arraigo popular”.
Les ruego que no piensen que esto es una injusticia. Nada más justo que este doble homenaje escultórico.
Otro proyecto de ley que anda circulando por los despachos de los legisladores recoge una iniciativa muy oportuna. En su encabezamiento dice así. “Visto el desastre climático creado por el ciclón extratropical que se abatió sobre esta sacrificada y progresista tierra oriental, habiendo causado, entre otros, daños graves al avión de Ancap/Alur estacionado en un hangar de Melilla, cuyo techo se desplomó sobre esta valiosa aeronave, y considerando que aún se está a tiempo para utilizar este vehículo aéreo con fines más eficientes que los demostrados hasta ahora, el Poder Legislativo resuelve: Que se le entregue dicha aeronave al propietario del jet recientemente adquirido por la Presidencia de la República para el multipropósito de llevar al presidente Tabaré Vázquez a donde él quiera, como forma de pago a cuenta del millón de dólares en los que fue cotizado el avión presidencial”.
Una ingeniosa manera de ahorrarnos unos pesos, y que no se diga que no se está trabajando en disminuir el gasto público.
Con motivo del aparentemente trancado TLC con la China, en virtud de que los chinos no negocian si los brasileros y los argentinos no nos dan el visto bueno, se ha generado un proyecto de ley que establece que se le dará a Brasil y a Argentina “el plazo perentorio de treinta días a partir de la fecha de aprobación de la presente ley para contestar el pedido de Uruguay solicitando la aprobación de la iniciativa individual de negociar el tratado con la República Popular China, y en caso de no recibirlo en ese plazo, resuélvese que Uruguay queda libre para proseguir las negociaciones en forma directa, comunicándose tal resolución al presidente chino Li Jin Ping, quien hace un mes que está ingiriendo pastillas para dormir al no haber recibido la esperada respuesta uruguaya para proseguir dichas negociaciones”.
Otro proyecto justo y honorable, es el que establece que “se otorga el título de Licenciado en Falacias Presupuestales al vicepresidente Raúl Sendic, en virtud de su brillante exposición pública acerca de las verdaderas causas del déficit fiscal del 4% del PBI, atribuyéndolo correctamente al pago de jubilaciones y pensiones a la vejez, así como a las prestaciones sociales para los más necesitados, desmintiendo de tal modo interpretaciones caprichosas y técnicamente erróneas, como las manejadas por ignorantes autoproclamados “economistas”, como el Lito Alfie, que pretende convencer a la población de que el déficit es atribuible al pago de los salarios de los 80.000 nuevos funcionarios públicos ingresados a la Administración desde que el Frente Amplio asumió el gobierno, todos ellos justificadamente incorporados al aparato estatal para cumplir con la sagrada misión de darle felicidad al pueblo”. Pero lo mejor de este proyecto está en el artículo segundo, que establece “derógase el déficit fiscal con retroactividad al primero de marzo de 2005, quedando anulado de aquí en adelante, asegurándole de tal modo a la Patria el Grado Inversor hasta la Eternidad”.
Cuando le pregunté a uno de los redactores de estos proyectos de ley si contaban con la mayoría necesaria para transformarlos en leyes, me contestó que estimaba que sí, pero que primero tenían que ver cómo hacían con la Rendición de Cuentas.
Después te cuento —me contestó.