N° 1886 - 29 de Setiembre al 05 de Octubre de 2016
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa Organización Mundial de Comercio (OMC) rebajó drásticamente el martes 27 sus previsiones para el comercio mundial y advirtió que su crecimiento en este año 2016 será el más bajo desde la crisis financiera del 2008, una situación “grave” para el organismo que debe servir como señal de alerta.
Mientras que en el mes de abril la OMC había proyectado un crecimiento de 2,8% para el comercio mundial en 2016, en sus nuevas previsiones presentadas esta semana se proyecta una expansión de tan solo 1,7%. Eso es como resultado de una caída mayor a la estimada de los flujos comerciales en el primer trimestre y una recuperación menor a la esperada en el período abril-junio.
Además, en este año el ritmo de crecimiento del comercio será menor al ritmo de expansión de la economía mundial, cuando en los años noventa y antes de la crisis financiera en promedio los flujos comerciales crecían más de dos veces más rápido que el PBI mundial. Eso se agrega a las preocupaciones de la OMC, especialmente teniendo en cuenta las incipientes tendencias proteccionistas que parecen aflorar en el mundo desarrollado, particularmente en EEUU y en Europa.
Como mínimo, parece claro que hay un freno evidente en el proceso de globalización y liberalización de los flujos comerciales y que el “multilateralismo” ha dejado paso a potenciales acuerdos a nivel de grandes “bloques” de países y regiones. Ese es el caso de las iniciativas para los acuerdos Transpacífico y Transatlántico, que EEUU lanzó para negociar con Asia y con Europa, respectivamente, más allá de que ambos están “congelados” hasta tanto se defina el proceso electoral norteamericano.
De hecho, si nos guiamos por la retórica que está siendo empleada tanto por la candidata demócrata Hillary Clinton como por el aspirante republicano Donald Trump (quien viene insistiendo sistemáticamente con que va a renegociar el Nafta en caso de ser electo), todo parece indicar una postura mucho menos favorable a la apertura comercial por parte del próximo gobierno norteamericano. En Europa, el Brexit también ha sido visto por muchos como un llamado de atención importante, y una posible señal del creciente grado de insatisfacción y descontento de los sectores de la población que no han sido beneficiados por el proceso de globalización.
Tanto el enlentecimiento del comercio mundial como las incipientes tendencias proteccionistas que parecen estar comenzando a aparecer en varias de las economías más importantes, son una mala noticia para nuestro país, que por su dimensión económica solo puede aspirar a crecer y a desarrollarse de manera sostenida a través de un acceso fluido a los mercados internacionales. La nueva realidad que puede anticiparse en materia de relaciones comerciales para los próximos años potencia los costos que la participación en el Mercosur nos ha generado, especialmente en los últimos años, que han sido una lastimosa pérdida de tiempo.
Las oportunidades que se perdieron (posibilidad de haber firmado un TLC con EEUU, eventualidad de integrarnos al TISA, etc.) no van a volver a aparecer, pero mirando hacia adelante Uruguay debería aprovechar la mayor “flexibilidad” que aparentemente estarían dispuestos a dar los nuevos gobiernos de Brasil y de Argentina para negociar acuerdos comerciales con la mayor cantidad posible de países y seguir un camino propio, más ajustado a las necesidades de una economía pequeña como la nuestra.
Seguir machaconamente diciendo que se quiere el “fortalecimiento” del Mercosur, como señaló esta semana el ministro Astori en la Asamblea de Gobernadores del Fonplata que se llevó a cabo en Montevideo, será “políticamente correcto” pero no ayuda en nada a mejorar la efectiva integración de la economía uruguaya con el mundo. Desde que se creó el Mercosur, hace 25 años, estamos esperando el “fortalecimiento” del bloque comercial y una efectiva integración regional, así como que haya “más y mejor Mercosur”. Hemos perdido oportunidades irrepetibles de haber conseguido una mucho mayor y mejor integración con el mundo en la época de apogeo de la globalización y del crecimiento del comercio mundial.
Aunque el contexto ahora será mucho menos favorable, se debe perseverar por el camino de la búsqueda de acuerdos comerciales más allá del Mercosur, con cualquier país que pueda ser un mercado potencial para nuestros productos. Es hora de quitarnos las “anteojeras ideológicas” que tanto daño nos han hecho, y ser prácticos. Como dijo el presidente Vázquez al reunirse recientemente con su par brasileño Michel Temer en Nueva York: “Business are business”.