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    Técnicos calcularon en hasta US$ 300 millones las pérdidas que el déficit hídrico genera en la ganadería

    El INIA, el Plan Agropecuario y el SUL analizaron el faltante de miles de terneros

    “¿Por qué podría ser relevante analizar los posibles impactos económicos de una sequía?, ese ejercicio ¿será un esfuerzo estéril que solo lleve a profundizar la desazón de quienes viven la seca en sus sistemas productivos?”. Esas son algunas de las interrogantes que planteó un grupo de técnicos del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), del Plan Agropecuario (IPA) y del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) en un trabajo de monitoreo y análisis del déficit hídrico en la ganadería, que fue realizado en marzo.

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    La investigación advirtió que responder a eso, por un lado, “exige mucha sensibilidad sobre la forma con que se plantea la problemática, pero, por otro lado, para los productores es indispensable comenzar a pensar en los meses que siguen luego del período de déficit hídrico”.

    En un “cálculo simple” en el que los técnicos consideraron la cantidad de vacas de cría que hay en los distintos períodos, y asumiendo que por las condiciones de déficit hídrico esos terneros redujeron su ganancia de peso en unos 200 gramos por día, estimaron una pérdida económica para los sistemas criadores de US$ 26 millones (a precios actuales) solamente por menor peso de venta de esas categorías.

    Hay un 53% de probabilidades de que el faltante de terneros se ubique entre 200.000 y 300.000 cabezas; 21% de probabilidad de que la pérdida sea menor a 200.000 ejemplares y 26% de que supere las 300.000 cabezas, detallaron los técnicos.

    Y al cuantificar esa reducción en la cantidad de terneros en términos económicos, los técnicos indicaron que hay una probabilidad de 60% de que la pérdida de los ingresos se ubique entre US$ 50 millones y US$ 80 millones, considerando los precios promedio de los terneros de los últimos tres años y sus respectivos desvíos.

    Si bien la exportación en pie representa una proporción menor de las ventas de terneros en el país, el trabajo realizó el ejercicio de considerar la pérdida de valor asumiendo que todos esos terneros “no logrados” fueran a parar a ese destino o, en su defecto, fueran terminados como novillos de tipo exportación.

    En caso de que esos terneros se destinaran en su totalidad a la exportación en pie, “hay una probabilidad de 60% de que se dejen de generar entre US$ 125 millones y US$ 200 millones”, estimó. Y calculó que “hay una probabilidad de 55% de que se deje de generar entre US$ 200 millones y US$ 300 millones por la no faena de esos animales no logrados a consecuencia de la sequía”.

    Muy severa.

    En el trabajo los técnicos calificaron la situación de déficit hídrico como “muy severa”, que afectó principalmente al norte y centro del país.

    “Es notorio el efecto sobre la vegetación en zonas de escasa profundidad de suelos (basalto), pero también se observa un deterioro importante en algunas regiones de suelos más profundos como los ubicados sobre la región este de Tacuarembó”, describieron.

    Ante esta situación, el INIA, el IPA y el SUL, con el apoyo de la Asociación Rural de Tacuarembó, iniciaron en febrero una encuesta rápida a productores ganaderos utilizando las redes sociales como medio de contacto.

    El objetivo de ese estudio fue “conocer de primera mano” el estado de situación en diferentes puntos del país en lo referente a estado de los animales, pasturas, aguadas, así como las medidas tomadas por los productores para “paliar o anticipar” posibles efectos del déficit hídrico en sus establecimientos.

    En forma complementaria, el grupo de técnicos realizó un monitoreo sobre el estado reproductivo de los rodeos de cría, con base en información de ecografías de actividad ovárica efectuadas por una red de veterinarios de la actividad privada provenientes de varios puntos del país.

    Adicionalmente, en el trabajo se plantearon algunos escenarios de impacto económico como resultado de una reducción en el desempeño del rodeo de cría afectado por la situación de estrés hídrico planteada.

    En total el monitoreo incluyó 598 encuestas, con un importante número de respuestas obtenidas en departamentos del norte y centro, coincidiendo con las zonas más ganaderas de Uruguay. La encuesta abarcó a unas 548.000 hectáreas, de las cuales el 70% está en los departamentos ubicados al norte del río Negro, y al incluir a Durazno llegó al 80%.

    Además de la superficie del establecimiento, en el monitoreo se requería el número de vacunos y ovinos existentes en el predio. El total bajo este muestreo llegó a 414.000 cabezas vacunas y 302.000 ovinas.

    Como medida implementada ante la falta de alimento para el ganado, la venta de animales resultó ser la más frecuente de las respuestas de los productores, lo cual confirmó las estimaciones de reducción de la dotación consideradas.

    A las medidas sencillas y sin costo, como la apertura de potreros, le siguieron alternativas de manejo que apuntaron a la mejora de la performance reproductiva del rodeo (destete temporario) y otras que implicaron un mayor nivel de inversión económica y que pueden apuntar a diferentes objetivos (suplementación, destete precoz, limpieza de tajamares), según el trabajo.

    Destacó que “solo el 1% no ha tomado medida alguna y en la mayoría de estos casos porque no existía déficit hídrico en el predio”.

    El 85% de los encuestados visualizó a la escasez de forraje como el problema principal, mientras que para el 60% fue la pérdida de peso de los animales. El 49% consideró que tendrá dificultades financieras, en tanto que 40% evalúa que la falta de agua para los animales se prolongará por los meses siguientes.

    Los técnicos remarcaron la importancia mayor que tiene generar espacios de reflexión sobre el asunto, más que la cuantificación económica de una crisis climática. “Si el trabajo sirve para poner a quien toma las decisiones a mirar hacia adelante, habrá cumplido el objetivo”, puntualizaron. Y en ese sentido recurrieron a una frase del filósofo austríaco Peter Drucker, que decía: “La planificación no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes”.