Uno de los negocios que ganó fuerza en el campo uruguayo durante los últimos años es la producción de carne a partir del engorde intensivo del ganado, mediante el uso de granos en la alimentación de los vacunos en períodos limitados.
La oferta de productos agrícolas generados en las chacras locales y la posibilidad de la exportación de carne en condiciones favorables en ciertos mercados impulsó la instalación de los corrales o feedlots.
Hoy el total de ganado autorizado en los establecimientos de engorde a corral es de 266.989 cabezas, según los datos oficiales del Ministerio de Ganadería (MGAP) proporcionados a Búsqueda, como respuesta a un pedido de acceso a información pública.
Actualmente hay 86.913 vacunos en los feedlots destinados a la producción de carne para ser exportada dentro de la cuota europea 481, que está exonerada del pago de aranceles aduaneros.
De 2014 a 2016 la cantidad de vacunos engordados en los feedlots creció en unas 4.000 cabezas al pasar de 204.000 a 208.000, de acuerdo a los registros. Y de 2016 a 2019 los corrales para la producción intensiva siguieron incrementando el volumen de ganado y dieron un salto al superar los 266.000 animales.
La cantidad de establecimientos de ese tipo pasó de 123 en 2014 a 144 en 2019, por lo que son 21 los nuevos feedlots, según los datos del MGAP.
El negocio más atractivo para que eso suceda ha sido el cupo de exportación cárnico para el mercado europeo, que se denomina 481 debido a que ese es el número de la resolución de la Comisión Europea en la que estableció las condiciones y requisitos para los países habilitados a vender el producto.
La carne exportada dentro de la cuota debe proveer de novillos menores de 30 meses y engordados únicamente con raciones, constituidas por no menos de 62% de concentrados o coproductos de cereales piensos, en los 100 días previos a su faena.
El volumen total del contingente es de 48.200 toneladas de carne a la que pueden acceder Estados Unidos (EEUU), Nueva Zelanda, Canadá, Australia, Uruguay y Argentina.
La porción que alcanzaron las exportaciones cárnicas uruguayas de esa cantidad fue de entre el 25% y 35% y el precio promedio en los últimos ejercicios (se calcula por año agrícola, que es de julio a junio) varió entre US$ 9.000 y US$ 9.500 por tonelada.
Tomando en cuenta todos los mercados, el ingreso medio de carne vacuna uruguaya exportada está en US$ 3.500 la tonelada, lo que es 2% mayor en comparación al año pasado, según datos del Instituto Nacional de Carnes (Inac) del 1º de enero al 11 de mayo.
A diferencia del contingente arancelario conocido como cuota Hilton, con el que Uruguay tiene para exportar 6.300 toneladas con una rebaja de los aranceles aduaneros, en el caso de la 481 el arancel es cero y el cupo es administrado por los importadores europeos. Es por eso que los brookers de la carne señalan que en ese caso el primero que llega es el que toma la oportunidad del negocio, siempre y cuando convenza al cliente en el precio y la calidad del producto.
Pero esa vía comercial que potenció la integración entre la producción agrícola y la ganadera está en juego.
A partir del reclamo de ganaderos y empresarios del sector cárnico de EE.UU., el gobierno de Donald Trump solicitó a la Unión Europea (UE) un canal propio de exportación en esas condiciones, sin tener que competir con otros países, considerando que el cupo fue creado como una respuesta europea a una demanda de los norteamericanos realizada en el marco de la Organización Mundial del Comercio, por ciertas barreras a ingreso de sus productos al mercado del viejo continente.
Si bien hasta el momento no está definida la fecha de entrada en vigencia de un nuevo acuerdo entre europeos y estadounidenses, los exportadores uruguayos de carne prevén que a partir del año próximo habrá modificaciones en esa cuota y en ese contexto buscan nuevos nichos de colocación de la carne terminada a grano. Algunos plantearon que el mercado japonés podría ser el indicado y otros ven en China el futuro de esa producción.
Más aún considerando el fuerte sacudón que registra el mercado internacional de la carne, debido al impacto de la fiebre porcina africana en ese gigante asiático.
La gran aspiradora asiática.
Uno de los escenarios previstos por los operadores del sector es que habrá cambios graduales en cuanto a la cuota 481 y que no será algo brusco de un año para otro. EE.UU. se quedaría con 35.000 toneladas del total pero la UE le concedería 18.000 toneladas en un primer acuerdo y el resto se lo otorgaría en un período de seis años, indicaron empresarios consultados por Búsqueda.
De esa manera quedarían poco más de 13.000 toneladas para los otros países que hoy compiten por el cupo.
“Al tener un arancel cero no es tan fácil conseguir una alternativa, pero eso no significa que estamos perdiendo la cuota 481 y todos estamos preocupados y ocupados en conseguir mercados alternativos”, dijo el presidente de la Asociación Uruguaya de Productores de Carne Intensiva (Aupcin), Álvaro Ferrés. Acotó que deben ser países que estén acostumbrados a consumir carne de feedlot y varios tipos de cortes, como pueden ser China y Japón, entre otros.
Este fenómeno de la fiebre porcina “va a abrir muchísimas oportunidades para la carne uruguaya, tanto de feedlot como de otras producciones, y todavía no sabemos dimensionar cuál va a ser el alcance”, comentó Ferrés.
Advirtió que “China se va a convertir en una gran aspiradora de carnes, ya que se especula que va a quedar sin proteína de origen animal, lo que los puede llevar a pagar precios que hoy no nos imaginamos por la carne vacuna”.
Ferrés consideró que esa situación dará un “gran impulso” al negocio del feedlot, porque la demanda requerirá de los “sistemas de producción más intensivos, que son los más rápidos”. Y “si a eso se le suma la actual oferta importante de granos de los cultivos de verano a valores razonables, utilizar eso en alimentación animal va a ser una herramienta fantástica para mantener o aumentar la faena”, planteó.
Sobre la rentabilidad del negocio, el titular de la Aupcin analizó que hoy “los números son mejores porque el precio del alimento bajó sensiblemente con respecto al año pasado y el valor del ganado gordo está en alza. Por más que hay un precio de reposición de los vacunos alto, las otras dos variables ayudan a que la actividad sea rentable”.
“Nadie entra y sale del negocio porque un año sea malo, pero este es un año bueno”, acotó.
