Triángulo obtuso

escribe Javier Alfonso 

A principios de 2008 el argentino Mauricio Kartún desembarcó en el Teatro Solís con El niño argentino, una obra que el ya entonces veterano de la escena independiente porteña había estrenado en 2006, que había logrado un fuerte consenso entre público y crítica. El impacto en el público uruguayo fue tal que se hicieron nueve funciones y la obra fue vista por varios miles de espectadores. Esta historia que reúne en la bodega de un transatlántico, a principios del siglo XX, al hijo de un aristócrata porteño, un peón rural y una vaca, permaneció durante años en cartel, cosechó una veintena de premios en América y Europa y significó la consagración de Mike Amigorena, Osqui Guzmán y María Inés Sancerni. Con una evidente vocación de condensar la historia argentina en estos tres personajes arquetípicos, antes de avanzar en cualquier descripción hay que aclarar un detalle: junto con su excelencia actoral, lo que transformó a esta obra en un taquillazo y a la vez en un hito artístico, fue su alejamiento del esquema dogmático oligarca malo vs. proletario bueno.

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