Potenciales
productivos
El trabajo del Iecon —que será presentado hoy jueves 5 en la Dirección Nacional de Industrias— combina un análisis cualitativo y otro cuantitativo para interpretar las “dinámicas económico-productivas y las capacidades territoriales para el desarrollo” en el Uruguay.
Para ello considera dos dimensiones: una referida al capital humano y social e institucional, y otra sobre las condiciones económicas y productivas para cada departamento.
Rodríguez y su equipo —Florencia Gariazzo, Sebastián Goinheix, Cecilia Parada y Carlos Troncoso— combinaron indicadores relativos a la educación y formación de las personas, la organización gremial de los trabajadores en relación al total de empleados del departamento, la población ocupada en rubros culturales, de deporte y esparcimiento, e hicieron cálculos para identificar el deterioro del capital humano, considerando para ello las estadísticas de delitos contra la propiedad, suicidios y homicidios, entre otros aspectos.
Para aproximarse a las condiciones económicas y productivas midieron el grado de especialización sectorial de los departamentos según la cantidad de personas empleadas y el número de empresas en cada actividad, la presencia de grandes firmas, el peso del sector manufacturero en cada economía local, la infraestructura vial, la densidad de población, la importancia relativa de los principales centros urbanos y ciudades intermedias, el flujo del tránsito, etcétera.
De cruzar estas últimas variables (denominadas “economías de aglomeración urbana”) con las relativas al capital humano y social —ambas organizadas en un ranking del 1º al 19º— surge el “mapa” de capacidades territoriales de Uruguay.
Montevideo, Maldonado, Canelones, San José y Colonia son los territorios con “potencial productivo alto”. Ese grupo de departamentos posee las “mejores condiciones” de economías de aglomeración urbanas y también respecto al capital humano y social, indican en el documento.
La región del litoral y algún departamento del centro-sur y este del país tienen condiciones productivas “medias”. En esa categoría están Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano, Lavalleja y Rocha.
Una serie de departamentos del noreste y centro presentan condiciones “bajas o medio bajas” en cuanto al potencial de desarrollo productivo: Artigas, Rivera, Tacuarembó, Cerro Largo, Durazno, Treinta y Tres, Flores y Florida.
Objetivos de política
Los investigadores del Iecon proponen seis “objetivos de intervención” para la “política industrial y productiva localizada” según los diagnósticos departamentales y la clasificación del potencial productivo realizada en el mapeo.
Así, para los de bajo potencial, recomiendan el fortalecimiento de las “capacidades de capital humano de base”. Sugieren capacitación técnica para el trabajo y con foco en las demandas que surgen de las actividades más importantes del territorio. También proponen impulsar políticas de apoyo a la “formación, formal y no curricular”, y capacitaciones de habilidades y competencias generales.
Plantean priorizar la mejora del relacionamiento en el tejido productivo local generando apoyos a micro y pequeñas empresas y emprendedores “existentes y nuevos”, como “alternativa de diversificación productiva e inclusión social”.
En tanto, para los departamentos con condiciones “medias”, además de dichas políticas recomiendan explorar e identificar casos para promover redes de empresas, alianzas locales y programas piloto de desarrollo de proveedores locales, específicamente en el caso de la industria de la madera instalada en Tacuarembó y Rivera.
Adicionalmente, para Lavalleja, Paysandú, Río Negro, Rocha, Salto y Soriano aconsejan generar capacidades técnicas en la población puesto que cuentan con una “masa crítica” de recursos humanos calificados pero que son insuficientes para “abordar los desafíos de transformación productiva y desarrollo que requiere una profundización de sus estructuras hacia sectores industriales y de servicios más intensivos en tecnología y conocimiento”.
Además, evalúan que sería necesario promover la capacidad emprendedora “desde un punto de vista de competitividad empresarial y no necesariamente de inclusión social” por ejemplo, apoyando a las micro, pequeñas y medianas empresas.
En el caso de los territorios de alto potencial, además de las políticas propuestas para la categoría anterior, sugieren promover la formación de clusters territoriales, y/o desarrollo de proveedores locales
Mapeo y datos
Entrelas grillas con datos por departamento que contiene el documento, los investigadores analizaron el peso que tienen en cada uno un grupo de 42 actividades económicas en relación al país, considerando el trabajo que generan.
De allí surge, por ejemplo, que el 11% del empleo en el sector minero está en Artigas, el 39% de los trabajadores de la industria frigorífica los concentra Canelones, y casi un tercio del procesamiento del arroz se hace en Treinta y Tres.
Se destaca también el peso de la industria de celulosa y papel en Río Negro, la forestación en Paysandú y Rivera, los molinos harineros en San José, el procesamiento hortifrutícola en Salto, la ganadería en Tacuarembó y en Durazno, la industria láctea en Colonia y el turismo en Maldonado.
Para clasificar las economías departamentales según su nivel de diversificación productiva elaboraron otros índices. Paysandú, Colonia, Montevideo Lavalleja, Florida, San José y Canelones son los más diversificados, mientras que la economía del resto de los departamentos —en particular las de Flores, Rivera, Rocha y Cerro Largo— se concentra en unas pocas actividades.
Diferencias “estructurales”.
Rodríguez señaló que existen “diferencias que son estructurales” entre los departamentos.
“Desde su formación histórica se han ido generando centros de consumo, de producción y distribución de la producción y las actividades que han ido auto-reforzando y creando periferias, que cada vez han ido siendo más periféricas, perdiendo población, etcétera”, señaló.
En su opinión, las políticas deben tener un “enfoque de desarrollo local” pero mirando las realidades regionales y avanzar en forma “escalonada” para ir generando capacidades endógenas.
Explicó que un proyecto de inversión grande, muchas veces tiene que ser gestionado “desde Montevideo” aunque se instale en otro lugar, y cuando se termina aunque los resultados fueron buenos para la empresa “no quedaron capacidades locales” en términos de capital humano. “Hagamos una cosa escalonada, que genere capacidades en el territorio, para que el desarrollo se vaya generando con algún componente endógeno”, sostuvo.
Afirmó que por sí sola, una mirada macro o de todo el país en conjunto tendería a mantener las brechas existentes en materia productiva y social entre los departamentos. “Hay cuestiones estructurales que hacen que la mera visión nacional y de crecimiento económico no permitan resolverlas en el mediano plazo, y mucho menos en el corto. Si no se tiene algún tipo de políticas que ponga énfasis en la dimensión territorial, esa convergencia (en el desarrollo) no se va a dar”, señaló el investigador.
Agregó que el capital humano y social son factores que no vienen dados (como la ubicación geográfica) y se “puede trabajar” para mejorarlos.