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El Cuarteto de Nos en el Antel Arena: cómo llegar a los 40 años lejos de la crisis

La banda (más que nunca) de Roberto Musso presentó, ante un público entregado, su primera canción sin Santiago Tavella, como parte de un repertorio que va de 2006 a hoy

Vamos a suponer que un Viejo Choto hacía mucho que no veía en vivo al Cuarteto de Nos. Supongamos cualquier cosa, que fue encerrado, criogenizado, abducido por álienes o que ha vivido en Babia; eso queda a gusto del lector. Y decidió volver a ver a su banda favorita, que está cumpliendo 40 años este 2024, en los recitales del Antel Arena.

El Viejo Choto conoció y comenzó a seguir a la banda cuando recién había llegado de la ficticia ciudad de Tajo, los había visto en un escenario con globos en Villa Biarritz en la década de 1980; disfrazados de viejas en El Tinglado; ante una insólita e inesperada multitud en Piriápolis luego del más inesperado éxito de Otra Navidad en las trincheras en 1994; a un paso de ser censurados en democracia por El día que Artigas se emborrachó dos años después; con equipación mínima en el Teatro Alianza; festejando los 15 de vestido blanco y todo en Milenio en 1999. Este hombre fue encerrado/criogenizado/abducido cuando cambiaba el siglo y Juan Campodónico recién empezaba a cambiarles el sonido, en la Zitarrosa, en aquel ciclo de la extinta X FM. Con ese enorme gap de tiempo enfiló al Antel Arena el fin de semana del 2 y el 3 de noviembre.

Y no pudo creer lo que vio.

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Está el sonido, de bueno a muy bueno. Están las luces, las pantallas, los videos, los láseres, el fuego, espectaculares. Están los miles de personas abarrotando el estadio multiuso cerrado, en el mismo lugar donde antes había un recinto reincidente en delitos de lesa acústica llamado Cilindro Municipal. No decenas ni cientos, miles. Y un público variopinto: desde niños hasta veteranos canosos (quizá otros viejos chotos como él). Mucho público joven que poguea, que poguea con el Cuarteto de Nos, que poguea porque la música llama a eso. Si en la Villa Biarritz de aquellos años los rockeros no sentían como propio lo que veían (y ciertamente no pogueaban) y los adeptos al cantopopu lo entendían mucho menos, acá toda la heterogénea multitud está gozando con su banda: el Cuarteto de Nos, o la banda de Roberto Musso, que hoy por hoy es lo mismo.

Está Álvaro Alvin Pintos en la batería, siempre solo y siempre atrás, como ha estado desde 1985. Ya hace 15 años que están Gustavo Topo Antuña en la guitarra y Santiago Marrero en bajo y teclados. Luis Angelero es la más flamante incorporación en los recitales, en teclados, bajo y guitarra. Pero sobre todo está Roberto, único miembro fundador de la banda que permanece firme al timón, desde hace mucho tiempo único compositor y cantante. También es el único que interactúa con el público. El Viejo Choto no puede creer lo que ve: Roberto Musso no solo canta y se cuelga la guitarra (de un tiempo a esta parte, una Gibson Les Paul), ahora es un frontman, y un frontman de los buenos, que camina el escenario.

No está de más dejarlo en claro desde temprano: el show es impactante.

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Estos shows del Lámina once tour, gira llamada igual al último y muy buen disco del grupo, editado en 2022, estuvieron antecedidos de exitosas presentaciones en Argentina, México y Estados Unidos. Si el Cuarteto de antaño apenas había cruzado las fronteras de Tajo, desde 2006 con la edición de Raro —álbum bisagra si los hubo— se volvió internacional.

El inicio fue por todo lo alto, con Flan, también la primera canción de Lámina once. A esta le siguió una sucesión de esas-que-sabemos-todos, oldies pero de entre 2006 y 2012: El hijo de Hernández, Ya no sé qué hacer conmigo, Lo malo de ser bueno y Algo mejor que hacer. El público ya estaba entregado a la fiesta. El Viejo Choto jamás asoció tanto agite a los tipos que había venido a ver, pero esto es parte de la liturgia cuartetera desde hace un largo tiempo.

Chivo expiatorio —otro de los puntos altos del último disco— estuvo entre otras dos que ya tienen una década de vida: Roberto y Cómo pasa el tiempo. El ingeniero Roberto Musso (sin ejercer desde que el Cuarteto se convirtió en lo que es hoy) había prometido “sorpresas” y cumplió: con el saxofonista Mauricio Ortiz y el trombonista Dennis Ramos de No Te Va Gustar como invitados, el Antel Arena albergó la presentación en vivo del nuevo tema, El perro de Alcibíades, del flamante single ¡Miren para allá!, basado en la historia del gobernador ateniense hábil en distraer al público de su mala administración. Una cosa no cambia entre el viejo y el nuevo Cuarteto: por más guarra o más pulida que sea la propuesta, la crítica mordaz a la sociedad está presente y, cuanto más leído sea el oyente, más lo disfrutará. El Viejo Choto no puede menos que reconocer eso, aunque le dolerá caer en la cuenta de que es la primera canción grabada sin el bajista Santiago Tavella.

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Tavella, fundador del grupo, abandonó a principios de este año el barco que él mismo ayudó a botar, relegado desde hace rato a un rol secundario, muy secundario para los que conocieron al Cuarteto original. Hacía mucho que sus propuestas no encajaban en el nuevo rumbo. No hubo ninguna mención hacia él desde las tablas. Ya se había ido Ricardo Riki Musso en 2009. Con ellos se había diluido lo más guarro, surreal y demente de la banda (y eso en las décadas de 1980 y 1990 era mucho decir).

La ya conocida Mario Neta, mezcla de tropical y hardcore, precedió a Cinturón gris, Contrapunto para humano y computadora (payada y techno, con Roberto como único ser vivo sobre el escenario), Rorschach (arranque country, desarrollo gótico y alienante) y la conmovedora No llora, con un Antel Arena iluminado por cientos de celulares. A esta altura, el Viejo Choto ya tiene claro que entre aquel Cuarteto que conoció y este hay tanta distancia como El primer oriental desertor y el Gaucho power (que por supuesto también es parte del setlist, luego de Mírenme, en la que Musso comparte las voces con Santiago Marrero). El humor absurdo, negro, escatológico y cruel dejó lugar a una ironía rapeada (con mucho mejor sonido, eso sí), y también el cuadro tiene un marco mucho más atractivo.

También a esta altura el Viejo Choto reconoce que debería haberle prestado más una merecida atención a las (para él) “nuevas” canciones. Para el grueso del público, las nuevas son las de Lámina once (que igual cantan del principio a fin) y El perro de Alcibíades.

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En este 2024 el Cuarteto de Nos cumple cuatro décadas y lo hace logrando algo que la mayoría de las bandas de semejante trayectoria, en Uruguay y en el mundo, no pueden ni soñar: que su repertorio en vivo se base completamente en lo “nuevo”. Efectivamente, ninguna de las canciones presentadas este fin de semana en el Antel Arena ni en toda la gira por Lámina once vio la luz antes de 2006, año de la internacionalización del grupo. El público extranjero no se enganchó con el material anterior, reconoció en 2022 Musso a Galería, y hay que saber acompasar los tiempos. Hay que ser sincero: ningún público que no sea el uruguayo (y el uruguayo de 40 años para arriba, como el Viejo Choto) podría sentir que este Cuarteto no es el suyo.

Por suerte (para el Viejo Choto y similares), las 10 placas que van desde el debut conjunto con Alberto Wolf en 1985 hasta la reversión y mejora de sus éxitos (uruguayos), más tres inéditos que Campodónico armó como El Cuarteto de Nos (2004), están disponibles en Spotify.

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El recital termina como arrancó, por todo lo alto, con Miguel gritar e Invierno del 92, más Buen día, Benito y Yendo a la casa de Damián como bises. En este contexto son temas clásicos (parte de la trilogía Raro-Bipolar-Porfiado, de 2006, 2009 y 2012) y cantados y agitados y gozados como si la vida dependiera de ello. Más allá del paquete con que están envueltos, estos cuatro están repletos de hilos conductores a la primera mitad de la vida de la banda. El Viejo Choto (casi) se emociona. Mientras sus compañeros siguen al firme cual orquesta del Titanic, Roberto Musso es el único que le hace la reverencia al público y se lleva los aplausos de la despedida. Fin.

El Cuarteto de Nos sin nostalgia

Racionalmente hablando, no hay lugar lógico para la nostalgia. A nadie en su sano juicio se le podría ocurrir meter temas como Pedernal o Corroboraciones en el setlist actual. Una canción como Mabel hoy pondría de punta a cuanta organización social no gubernamental exista. A los ojos y a las sensibilidades de hoy es difícil entender cómo Solo un rumor o Bo, cartero (pedido a los gritos por alguien en el sector E, quizá un colega viejochotista) fueron tremendos éxitos en el bendito invierno del 94. Una banda con tanta proyección regional difícilmente insistiría con No somos latinos, Cristo te odia o El apareamiento de la morsa. Menos cuadra pensar en un espacio de diálogos repletos de antanaclasis, calambures u homófonos, como los que hacían Roberto Musso y Tavella, solo para divertir a una tribu compuesta por un par de centenares de fieles.

Roberto también lo ha dicho muchas veces: uno siempre se queda con el Cuarteto que conoció. Quizá por eso este Viejo Choto (ni Enamorado de un pollo ni Enamorado tuyo, sino enamorado de Canciones del corazón, de 1991), aun reconociendo las luces y el sonido de primera, aun admitiendo que en los nuevos temas sobrevive un Cuarteto tan parecido y tan distinto a la vez, aun rindiéndose ante la evidencia de que hay mucha más juventud y con pinta de pasarla mucho mejor que la que los seguía en las épocas en que todo se ataba con alambre, aun rindiéndose ante un espectáculo que no le tiene que envidiar al de nadie de ningún lado, siente que esta noche está raro.

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Varias que sepamos todos

Setlist del domingo 3 de noviembre

Flan (del disco Lámina once, de 2022)

El hijo de Hernández (Bipolar, 2009)

Ya no sé qué hacer conmigo (Raro, 2006)

Lo malo de ser bueno (Porfiado, 2012)

Algo mejor que hacer (Porfiado, 2012)

Roberto (Habla tu espejo, 2014)

Chivo expiatorio (Lámina once, 2022)

Cómo pasa el tiempo (Habla tu espejo, 2014)

El perro de Alcibíades (del single ¡Miren para allá!, 2024)

Mario Neta (Jueves, 2019)

Maldito show (Lámina once, 2022)

Cinturón gris (Lámina once, 2022)

Contrapunto para humano y computadora (Jueves, 2019)

Rorschach (Lámina once, 2022)

No llora (Habla tu espejo, 2014)

Mírenme (Bipolar, 2009)

Gaucho power (Apocalipsis zombie, 2017)

Miguel gritar (Bipolar, 2009)

Invierno del 92 (Raro, 2006)

Bises:

Buen día, Benito (Porfiado, 2012)

Yendo a la casa de Damián (Raro, 2006)