En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
La expectativa contenida estalla cuando suenan los primeros acordes de A Hard Day’s Night. Es una de las canciones que cimentó la mayor revolución cultural del siglo XX. Paul McCartney, su voz y su legendario bajo Höffner, acompañado por la banda más estable que ha tenido nunca, arremete en un Estadio Centenario que explota.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Suenan esos acordes y si alguien cierra los ojos (para ensoñarse o para contener las lágrimas) puede imaginarse a The Beatles tocando esta canción —que es de la autoría de John Lennon— durante sus interminables giras de 1964 y 1965. Paul la recuperó para sus giras en 2016. Con los ojos cerrados uno puede ver a John, Paul, George Harrison y Ringo Starr bajando las escaleras a lo loco, escapando de un estudio de televisión para luego hacer monerías en un campo deportivo, durante una de las escenas más logradas —justamente— de la película A Hard Day’s Night (1964), un videoclip cuando nadie sabía lo que era un videoclip.
O mejor mantener los ojos abiertos y creer definitivamente que, de nuevo, es real lo que se está viendo y oyendo.
WhatsApp Image 2024-10-01 at 10.51.57 PM (1).jpeg
Adrian Echeverriaga
Y ya no importa nada. ¿Qué puede importar que no se hayan vendido todas las entradas? ¿Qué importa que su garganta ya no sea —no pueda ser— la misma y que se apoye en los compañeros para ofrecer un espectáculo impecable? ¿Qué importa que tenga 82 años? Es más, ¿puede ser que tenga 82 años? ¿Quién podía pensar ayer nomás, cuando el rock apenas se hacía adulto, que algún día un tipo de esa edad se iba a colgar una Les Paul al hombro sin pasar vergüenza? El tipo es inmortal. Lo es para sus compañeros de su generación, sus hijos, sus nietos y hasta sus bisnietos, para baby boomers, gen X, millenials e ainde mais. Su música es la banda de sonido de un siglo. Y el público “uruguasho” (según su comiquísimo español) le festejó de nuevo su anécdota de los tres conejos, se emocionó con su Maybe I’m Amazed, deliró con la “coreo” del baterista Abe Laboriel Jr. en Dance Tonight (un “moderno clásico” de 2007, omnipresente en sus recitales desde entonces), aplaudió la versión en ukelele de Something (su homenaje a Harrison), iluminó la noche con sus celulares en Let It Be y quedó sin aliento ante las luces y pirotecnia de Live And Let Die o la potencia casi sanguinaria de Helter Skelter.
Esta escala de su tour Got Back —su vuelta al ruedo postpandemia, que arrancó en abril de 2022— es su tercera vez en Uruguay, donde él ya había cumplido el sueño de (al menos) cuatro generaciones el 15 de abril de 2012 y el 19 de abril de 2014. En su interacción con el público salpicada por su gracioso acento, prometió “old songs, new songs and between songs” y no defraudó. Entre la canción más vieja y la más nueva del set transcurrieron seis décadas y media. In Spite Of All The Danger, compuesta junto a George Harrison, un rockabilly a lo Elvis, fue grabada en 1958. The Beatles aún no existía; lo que sí había era una protobanda llamada Quarrymen, liderada por un tal John Lennon.
WhatsApp Image 2024-10-01 at 10.51.54 PM.jpeg
Adrian Echeverriaga
Con la más nueva, Now And Then, editada en 2023, el Centenario hizo historia. Algún día se dirá que el 1 de octubre de 2024, la última canción acreditada a The Beatles, un rescate de una composición casera de Lennon de 1978, a los que Harrison (fallecido en 2001) agregó su guitarra a mediados de los ‘90 y Ringo y Paul terminaron en 2022, fue tocada por primera vez en vivo en Montevideo.
Come On To Me, New, Dance Tonight y My Valentine son las únicas composiciones de Paul de este siglo. My Valentine, de 2012, siempre en el repertorio en vivo desde entonces, es homenaje a su tercera esposa, Nancy Shevell, con la que está casado desde 2011. Más allá del aplauso sincero, todo el mundo quería escuchar sus clásicos de los Beatles, de los Wings y de su producción del siglo pasado.
Con Shevell ha encontrado una estabilidad marital buscada luego del escandaloso divorcio con su segunda esposa, Heather Mills. Con su banda también ha establecido una relación de larga data. Paul Wix Wickens es el tecladista y el director musical, Abe Laboriel —un showman— está en la batería, y en la guitarra suman fuerzas Brian Ray (también bajista, cuando Macca se cuelga las seis cuerdas) y Rusty Anderson. Este line up ha estado con Paul desde 2002, 22 años. Las comparaciones son odiosas, pero el cuarteto que el mundo conoció como los Genios de Liverpool solo aguantó ocho. Esta vez se les sumó el Hot City Horns (Paul Burton en trombón, Mike Davis en trompeta y Kenji Fenton en saxofón) para sumarle vientos al huracán.
_MAU2042.JPG
Mauricio Rodríguez
Si Now And Then fue emocionante, si Hey Jude dejó rojas las gargantas para dar la primera despedida, el arranque de los bises no le fue en zaga: fue el dúo entre Paul y John, este desde la pantalla y desde la azotea de Abbey Road, desde 1969 al Centenario, para una inolvidable versión de I’ve Got A Feeling. El repertorio de Macca es de tal magnitud que se puede dar el lujo de no cantar Yesterday -quizá la canción más versionada de la historia y un tema por el cual cualquier cantautor hubiera vendido su alma al diablo- y que no pase nada.
El final, como siempre, a casi tres horas de arrancar, es con el MedleyGolden Slumbers-Carry That Weight-The End con que Paul cierra sus recitales desde hace más de 30 años —incluyendo los dos antecedentes en Montevideo, por supuesto— y The Beatles en 1969 pusieron punto final al último disco que grabaron juntos. Y no hay filosofía más justa: al final el amor que recibes es igual al amor que das. Ojalá sea su penúltima vez en Montevideo. Si hasta 2012 nadie pensaba que un Beatle pudiera aterrizar acá, soñar con esto también vale. Él mismo lo dijo en su despedida: “Nos vemos en la próxima”.
El setlist
A Hard Day’s Night, Junior’s Farm, Letting Go, She’s a Woman, Got To Get You Into My Life, Come On To Me, Let Me Roll It (con Foxy Lady, de Jimi Hendrix, como coda), Getting Better, Let’ Em In, My Valentine, Nineteen Hundred and Eighty-Five, Maybe I’m Amazed, I’ve Just Seen A Face, In Spite of All The Danger (de The Quarrymen), Love Me Do, Dance Tonight, Blackbird, Here Today, Now And Then, New, Lady Madonna, Jet, Being For The Benefit Of Mr. Kite!, Something, Ob-La-Di, Ob-La-Da, Band On The Run, Get Back, Let it Be, Live And Let Die, Hey Jude.
Bises: I’ve Got A Feeling, Birthday, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Helter Skelter, Golden Slumbers, Carry That Weight, The End.