China y Europa, los mayores demandantes de fibra para la producción de celulosa, redujeron su demanda por problemas económicos internos. “Las altas tasas de interés han bajado los niveles de demanda y eso ha repercutido directamente en el mercado de fibra”, comentó el gerente general de Forestal Atlántico Sur, Nelson Ledesma.
Los proveedores de fibra corta, incluyendo a Uruguay, enfrentan una “gran incertidumbre” y falta de acuerdos de precios a largo plazo, “algo sin precedentes en el mercado”, señaló el ejecutivo durante la tercera jornada del ciclo de eventos AgroNegocios en Magnolio Sala, el jueves 30 de mayo.
El comercio exterior de chips de celulosa enfrenta un año difícil, a pesar de que los precios están en niveles históricamente altos. “Uruguay no exportó ningún barco desde marzo de 2020 hasta abril de 2021” remarcó Ledesma, al recordar la actividad en el momento de la pandemia.
La caída del gigante inmobiliario chino Evergrande en 2021 y el último coletazo del covid a finales de 2022 afectaron drásticamente la demanda de madera y productos relacionados. En 2023, el precio de la celulosa cayó de US$ 750 a US$ 450 en solo ocho semanas, lo que obligó a los exportadores a posponer embarques previamente acordados.
Caída de los precios
El ejecutivo señaló que los nuevos proyectos UPM 2 y Amapá en Chile, iniciados en 2023, contribuyeron a la incertidumbre y a la caída de los precios en el sector. “La combinación de inflación, altas tasas de interés, baja demanda y la entrada de nuevos proyectos como UPM a partir de mayo del año pasado, y Amapá en Chile, crearon condiciones que llevaron a la baja de precios en 2023”, afirmó.
Sin embargo, reconoció que hubo factores que favorecieron la demanda en 2022 y 2023. “Después del covid los cambios en los flujos logísticos globales duplicaron o triplicaron los tiempos de tránsito de todas las mercancías, obligando a las empresas a sobreestoquearse, porque no sabían cuándo recibirían su próximo pedido”, explicó.
Ledesma mencionó que esa situación generó una demanda mayor a la real en los años 2021 y 2022, lo que resultó en precios elevados durante esos años. En contraste, las previsiones indican una reducción significativa en las exportaciones. “Uruguay exporta aproximadamente 1,2 millones de metros cúbicos de chips al año, unos 20 a 23 barcos de 50.000 toneladas cada uno, y este año prevemos exportar entre 500.000 y 600.000 toneladas secas”, indicó.
La competitividad uruguaya
La competitividad es otro desafío significativo. Además del tipo de cambio, la estructura de costos en Uruguay es alta, lo que limita la capacidad de las empresas para competir en el mercado global, a pesar de que los precios actuales son razonables. “Si fuéramos más competitivos, reduciendo US$ 5 o US$ 6 por unidad, podríamos acceder a más mercados. Sin embargo, no tenemos forma de bajar los costos más de lo que ya lo hemos hecho”, opinó Ledesma.
La implementación de vehículos de alto desempeño, como los tritrenes, podría ser una solución significativa para reducir los costos logísticos, pero actualmente no todas las rutas están habilitadas para su uso.
El ingeniero agrónomo reconoció que hubo una “mejora sustancial” en la infraestructura, pero afirmó que hay problemas que persisten. A propósito, apuntó a los problemas de infraestructura departamental, como puentes deficientes y restricciones en el pavimentado de rutas.
Estos problemas obligan a desviar las cargas, lo que incrementa los costos. Además, sostuvo que la falta de calado en algunos muelles del puerto de Montevideo y la priorización de cruceros sobre los graneleros durante la temporada estival añaden costos significativos al negocio.
Ledesma explicó que la logística representa el 70% del costo de la cadena de chips y rolos para exportación, y aproximadamente el 60% para la madera destinada a las plantas de celulosa. La falta de calado adecuado en los muelles también obliga a contratar estructuras adicionales para alejar los barcos del muelle, algo que también eleva los costos.
Sobre las posibilidades de competir, el gerente sostuvo que “por más que uno pueda ser un buen proveedor en calidad, en cumplimiento, en efectividad, hoy lo que pesa es el precio”.
Ledesma también señaló los altos costos de la energía y de los combustibles en Uruguay, que son 20% más caros en comparación con la región. La reciente modificación en la estructura de tarifas de UTE, que ahora cobra por potencia en lugar de consumo real, ha aumentado los costos fijos para las empresas, incluso cuando están paradas, lamentó.
El vaso medio lleno
A pesar de estos desafíos, el sector forestal en Uruguay ha logrado mejoras significativas en la productividad de los bosques, la cosecha y el transporte. Las empresas han invertido en tecnología avanzada y han optimizado sus operaciones para reducir los costos operativos.
Ledesma planteó la necesidad de comunicar, porque “hay mucho desconocimiento, prejuicios en la gente que no está vinculada con el sector”, afirmó.
Destacó que Forestal Atlántico Sur ha implementado trailers autodescargables y mejorado los ritmos de carga de los buques, aumentando la eficiencia en toda la cadena logística.
También valoró la importancia del capital humano en la industria forestal. “Uruguay puede estar orgulloso de sus contratistas forestales, que deben ser los de mayor productividad, junto con los de Brasil, en toda la cadena de cosecha”, afirmó.
Señaló que “hoy la planta se maneja con seis personas y puede producir en cada turno” . Agregó que se “hemos invertido en el transporte desde la planta hasta el puerto, en los pisos caminantes, en el trailer que se autodescarga y aumenta el volumen de chip. Hemos mejorado en la carga de los buques y en los ritmos de carga”.
También destacó la flexibilidad del Banco de Previsión Social y del Ministerio de Trabajo en la gestión del seguro de paro, que ha permitido a las empresas sobrellevar momentos difíciles.
Sin embargo, la incertidumbre en el mercado global y los altos costos internos “siguen siendo desafíos significativos para el sector forestal en Uruguay”, dijo. Agregó que la búsqueda de eficiencia y competitividad continúa, “es esencial para mantener la viabilidad y el crecimiento en el mercado internacional”.
Forestal Atlántico Sur
Forestal Atlántico Sur, fundada hace 18 años, se especializa en la inversión, gestión y administración de activos forestales. El 50% de la empresa pertenece a una compañía chilena con más de 30 años de experiencia en la exportación de chips al mercado asiático, y el otro 50% está en manos de accionistas uruguayos, involucrados en el sector desde la promulgación de la Ley Forestal en 1987.
La empresa no solo se dedica a la administración de activos forestales, también tiene un fuerte enfoque comercial. Forestal Atlántico Sur participa como proveedor de madera para las plantas de celulosa en Uruguay, como Montes del Plata y UPM, aunque su principal negocio es la exportación de chips, principalmente a Europa.
En los últimos tres años la empresa logró ingresar a China, en colaboración con Madelur. Además, exporta rolos de más de 30 centímetros de diámetro, tanto de pino como de eucalipto, principalmente al mercado asiático.