¿Cómo se logra equilibrar la parte creativa con la necesidad de mantener un estudio financieramente viable?
En realidad, creo que la aplicación de la creatividad está también asociada a ese factor de tratar de mantener al estudio financieramente saludable. Nosotros supimos desde el principio que sobre empresas éramos unos grandes ignorantes, digamos. Así que uno de los primeros pasos que dimos cuando decidimos tener un estudio fue formarnos en ese sentido. Siempre hemos tenido la visión de que, como diseñadores, somos pésimos empresarios. Obviamente ha ido cambiando, pero en ese sentido hemos tratado de no poner nuestro rol de diseñadores por sobre nuestro rol de dueños de una empresa de diseño. La viabilidad es vital, o sea, no es un juego. Al final uno termina aplicando herramientas de creatividad a la propia estrategia de la empresa.
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Waiting Seat (WS) de Estudio Menini Nicola
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Waiting Side Table (WST) de Estudio Menini Nicola
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¿Qué otras habilidades debe tener un diseñador para gestionar un estudio desde el punto de vista financiero?
Si un diseñador quiere tener un estudio, que es en definitiva una empresa, debe tener habilidades de administración básicas, pero creo que lo principal tiene que ver con saber escuchar y estar atento a la mejora. En ese proceso de formación empresarial se tiene un gran aprendizaje personal también, porque indefectiblemente lo que uno aprende en la empresa tiene impacto en el resto de la vida.
Muchos estudios atraviesan etapas difíciles, como la incertidumbre económica o la necesidad de adaptarse a nuevas tendencias. ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles que han enfrentado?
En 16 años atravesamos innumerables momentos difíciles. La incertidumbre económica es algo con lo que convivimos. Si bien uno planifica y todo el tiempo va aprendiendo, tratando de cumplir objetivos, los emprendimientos de industrias creativas y, en particular los de diseño, son de alto riesgo e implican manejar la incertidumbre casi como una rutina. Dentro de esas etapas difíciles nos tocó entender que nuestro catálogo de productos no era muy competitivo. Ahí fue cuando decidimos dar el salto hacia el cambio a un diseño más autoral con otro grado de sofisticación. Luego nos tocó tomar la decisión de pasar a ser un estudio de diseño y ya no solo de diseño de muebles. La última etapa difícil fue el año pasado, cuando con Carlo comenzamos a pensar cómo podíamos seguir cada uno por su lado sin dañar el vínculo personal.
¿Cómo superaron cada etapa, considerando que, a la hora de resolver, había dos perspectivas?
El denominador común en la forma en que intentamos superar cada momento fue la honestidad. Siempre tratamos de poner sobre la mesa el punto de vista de cada uno, ver dónde estábamos de acuerdo y dónde no, ser abiertos a escuchar y aprender. En una sociedad es vital tratar de ver al otro como aliado y no con la actitud caprichosa de querer salirse con la suya. Es muy importante ceder ante algunos temas y ponerse firme en otros.
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Carlo Nicola - Agustín Menini
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Carlo Nicola - Agustín Menini
¿Qué aportó la internacionalización en el crecimiento y la consolidación de su carrera?
La internacionalización te da una visión mucho más amplia de lo que puede impactar el diseño como actividad profesional. Nosotros comenzamos desde muy temprano a viajar, principalmente a Brasil, que tiene un mercado muy consolidado. Allá la gente nos llevaba de la mano a sus clientes, colegas y competidores, no había necesidad de esconder proveedores. El vínculo con un mercado tan maduro como el brasileño nos ayudó a dejar de lado algunas cosas de pueblo chico que tiene Uruguay, de pruritos y miedos. Vuelvo a hablar de la asociatividad como un factor clave a la hora de consolidar la identidad del estudio. Fomentar la colaboración, compartir experiencias, ayudar al crecimiento de colegas nos cambió la perspectiva.
En un momento incursionaron vendiendo licencias, ¿esto es redituable o el aporte tiene que ver con la consolidación del portafolio?
Las licencias son todo un tema. El estudio vendió su primera licencia en el año 2011 a una empresa llamada OPA en Brasil, un e-commerce de venta de muebles que venía teniendo un crecimiento realmente explosivo. Todo parecía un negocio, nosotros no teníamos mucha experiencia al respecto ni tampoco nadie a quien consultarle. A su vez, conocíamos muchos colegas brasileños que vivían de eso, por lo que parecía muy lucrativo, pero no sucedió en nuestro caso. El ingreso por licencias ha sido entre un 10% o un 15% de la facturación anual. Le dedicamos muchísimo tiempo en su momento al desarrollo de líneas de productos para tratar de ingresar al mercado brasileño principalmente, y eso generó muchísima frustración porque los procesos de decisión son realmente muy complejos y se bastardea un poco todo lo que es la parte de diseño. Terminamos entendiendo que ese negocio requería otro tipo de impronta y que nunca iba a tener un crecimiento tan grande como para significar un impacto en la facturación del estudio.
¿Cuál fue el objetivo de la colaboración con la firma Natuzzi y cómo fue la interacción durante el proceso de trabajo?
Natuzzi en Uruguay nos convocó para tratar de adecuar la oferta de complementos que tenían en sus tiendas a escala local, tanto en Montevideo como en Punta del Este. Lo que estaba ocurriendo era que la marca se caracterizaba por tener sillones, sofás y poltronas, por lo que productos que se salían de esas tipologías no terminaban siendo adecuados para lo que el público estaba buscando. Así, nos convocaron los representantes de Uruguay para el desarrollo de una línea que no solamente fuera acorde en estilo y calidad, sino que además tuviera la impronta nacional y el sello del diseño local. La interacción durante todo el proceso de trabajo fue ideal, sinceramente lo disfrutamos mucho.
¿Qué desafíos tienen este tipo de oportunidades?
El desafío tiene que ver justamente con esa experiencia de trabajar con una marca de renombre mundial, con muchos años de experiencia y una gran apuesta a la calidad. Más allá de eso, se dieron otro tipo de complejidades porque la marca no solamente quería que nosotros desarrolláramos el diseño, sino que además nos encargáramos de la producción. La producción en Uruguay es bastante compleja. No existe una red industrial de muebles, sino que principalmente son pequeños talleres con todo lo bueno y todo lo malo que eso implica.
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Poltrona R.I.P. de Estudio Menini Nicola
Carlo Nicola - Agustín Menini
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Rack San José de Estudio Menini Nicola
Rodrigo Delazzer
¿Está conforme con el resultado?
Sí, estoy muy conforme con el resultado. Creo que fue un proceso muy ágil de diseño. En dos meses tuvimos que resolver todo. Se hizo un trabajo de conceptualización bastante interesante, se presentaron varias alternativas para que los clientes pudieran evaluar y seleccionar. Creo que los productos conjugan un montón de aspectos asociados al estado del arte, que es algo con lo que hemos estado muy consustanciados, siempre mirando lo que ocurre en las ferias en Europa, Estados Unidos y Sudamérica. Se termina generando un antecedente asociado a un buen uso del diseño, que creo que es positivo para nosotros y para el sector en general.
A la distancia, ¿cuál considera ha sido el aporte diferencial del estudio a la escena del diseño local?
Es una pregunta muy difícil. En este momento me encuentro transitando ese camino de arrancar un estudio nuevo, mucho más personal. Sin embargo, es inevitable mirar para atrás y reflexionar sobre todo lo que hicimos desde el principio. Nuestro aporte diferencial al diseño local fue importantísimo, así como el hecho de poder sentar un precedente para otros colegas. El giro al diseño de muebles fue una rareza, no había nadie que hiciera eso en ese momento. Tomamos un riesgo y creo que fue un acierto. También en su momento nos preguntaron para qué emprenderíamos la locura de ir a Brasil a vender diseño.
Llegó el momento de la separación, ¿por qué?
Calculo que tiene que ver con muchísimos factores. Son años de trabajar junto a Carlo, 16 para ser exacto. Ya no somos los mismos que arrancamos en aquel momento. Siempre creo que mantuvimos un vínculo de honestidad absoluta, tratamos de ser muy transparentes en lo que pretendíamos y estábamos buscando cada uno, y eso se mantuvo a pesar de nuestras diferencias, que son naturales. Incluso creo que esas diferencias han sido uno de los valores del estudio. En esa diferencia había un crecimiento. Esta separación tiene que ver con momentos de la vida. En mi caso, tengo ganas de seguir adelante con un estudio, pero tratando de darle una impronta diferente a lo que veníamos haciendo. Y creo que imponerle a él ideas tan personales no tenía sentido. Luego de un 2024 de mucho pienso, decidimos tomar caminos distintos, tratando de cuidar el vínculo personal, que fue la premisa desde la cual partimos. Carlo también decide tomar otros rumbos, no seguir con un estudio de diseño, y yo decido en ese caso adquirir la parte que le corresponde a él.
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Proyecto PL de Estudio Menini Nicola
Carlo Nicola - Agustín Menini
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Alfombra 01 de Estudio Menini Nicola
Carlo Nicola - Agustín Menini
¿Cómo traza su camino a corto o mediano plazo?
Lo que estoy buscando es generar un diferencial. Con este nuevo formato, que es bastante parecido al anterior en estructura, pero no en objetivos, quiero promover o mostrar un poco más las capacidades que tenemos en diseño de producto. Diría que más bien desde un punto de vista reflexivo, desde un diseño autoral un poco más profundo, intentando lanzar colecciones anuales que muestren lo que el estudio cree, piensa y manifiesta. Espero que mis próximas colecciones sean como una representación de lo que se puede y no se puede hacer acá en Uruguay. Es decir, la intención es que haya reflexiones sobre el rol del diseño en el mercado, pero también vincularse a la manufactura local. Apostar a determinados oficios que muchas veces quedan perdidos, intentar crear nuevos vínculos con proveedores, clientes y colegas. La idea es tener una expresión innovadora en cuanto a producto, que sea un poco más fresca y no tan rigurosa. También está la intención, obviamente, de continuar con los clientes de diseño de interiores.
¿En qué tipo de clientes o proyectos entiende puede aportar un valor agregado?
En realidad, como diseñador, siento que todavía les puedo aportar valor a todos los clientes y a todos los proyectos. Depende mucho de lo que cada uno permita también. Muchas veces se dice que uno no tiene buenos proyectos, sino que tiene buenos clientes. Por suerte, durante todo este tiempo hemos tenido muy buenos clientes, que nos han permitido proponer y tener un cierto grado de libertad. Como estudio, lo que estoy buscando es que ese valor agregado sea mucho más evidente, que haya una diferenciación, generar un hito y no quedarse con las ganas de ir a fondo con determinadas ideas. De hecho, en Uruguay se están tomando cada vez más riesgos y los clientes acompañan. Creo que hay un montón de aspectos en el país que están subexplotados y tenemos la oportunidad de hacer cosas completamente diferentes. Particularmente, el estudio está capacitado tanto técnicamente como desde una perspectiva emocional. Ya sea la reforma a un baño o el interiorismo de un edificio entero, la envergadura de los proyectos no debe condicionar la calidad ni la capacidad de desarrollar un hito en innovación.
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Proyecto ARBET de Cauce Desarrollos. Home Planning: Menini Nicola
Carlo Nicola - Agustín Menini
¿Cuál sería la definición para ti de diseño de autor?
El diseño es naturalmente una actividad grupal que fortalece los puntos de vista divergentes. Sin embargo, cuando hablamos de diseño de autor siempre estamos hablando de proyectos (en mi caso, diseño de muebles) en los que se evidencie más una impronta personal que en muchos casos se evita, pensando en funcionalidades comerciales principalmente.
Pensar en el usuario, en el público, en el posible comprador y el posible fabricante, genera productos muchas veces similares, con características formales, cromáticas, tipológicas y matéricas muy parecidas. Y esto está bien, es el proceso natural para el desarrollo de un producto que se va a insertar en un mercado determinado.
Sin embargo, el mercado es mucho más amplio. Ahí es donde entra el diseño de autor, apoyado en las particularidades y no en las generalidades, intentando desarrollar nuevos lenguajes, potenciar nuevos materiales y procesos, y principalmente enfocado en la búsqueda y no tanto en el resultado. Se le llama “autoral” porque evidencia al autor (por más que sea un estudio y no solo una persona) y se lo vincula mucho al arte, ya que por su propia naturaleza se realizan partidas muy reducidas, incluso a veces piezas únicas. El valor de la reflexión muchas veces no tiene cabida en mercados con objetivos 100% comerciales, y estos ámbitos permiten desarrollar algunas ideas, pensamientos e incluso innovaciones tecnológicas que no son mainstream aún.
¿Ya ha trabajado bajo su nombre de manera independiente?
En enero decidimos lanzar la marca Menini Estudio. Me parecía relevante continuar con el apellido porque ya es una marca tanto acá como en Brasil y Argentina. Estamos recién arrancando los primeros proyectos con un perfil particular, tratando de captar nuevos clientes y de comunicar correctamente este cambio en la estructura del estudio. El camino recorrido con Carlo fue todo de aprendizaje, sigo aprendiendo de él. Y, ahora, con 44 años tengo la oportunidad de desarrollar algunas ideas que me habían quedado en el tintero, de trabajar en una línea de diseño más personal que está llena de oportunidades: desde clientes finales hasta proyectos residenciales y corporativos. Creo que hay muchísimo ámbito en el que el diseño puede producir un impacto muy grande.