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Luego del plebiscito sobre la seguridad social comenzaron a aparecer voces reclamando se escuchen a los 935.000 votantes (38%) como si los que no votaron el Sí, los 1.700.000 (62%), no tuvieran que ser escuchados primariamente; en una democracia el soberano lauda y el tema se terminó.
Opacado por las alegrías y tristezas según cómo le fue a su partido, se notó una mesura general de quienes no adhirieron a la convocatoria del plebiscito, la derrota para esa mayoría silenciosa podría ser no haber conseguido convencer a mayor cantidad aun de ciudadanos para que no acompañaran una reforma que no tenía sustento.
Nunca los patrocinantes presentaron números, ni tampoco cuál era el sustento para hacer frente a erogaciones fuera de las posibilidades del país y sin tener que inventar impuestos con una relación de activos/pasivos cada vez mas comprometida y población más envejecida, ni qué pasaría con los casi 500 empleados de las AFAP, que casi imposible podrían ser absorbidos por el sistema financiero ya con su plantilla cubierta, para no conseguir que impediría nuevos ingresos y, sobre todo, empleados especializados con experiencia en su métier.
No se dijo a la ciudadanía qué ocurriría con los cincuentones si se les reclamaba por el BPS los aportes no realizados por lo que habían aportado a las AFAP, pero tampoco se les dijo a los bancarios jubilados y activos que el acuerdo realizado por su Caja caía y seguramente esa Caja quebraría en poco tiempo, lo mismo con la Caja Profesional, que se encuentra en situación comprometida.
Lo único que se repitió, eso sí, como caballito de batalla, era el de jubilarse antes, tener una jubilación atada al salario mínimo y mejorar otras. ¿Quién poco informado no aceptaría lo mismo?
No se valoró en su justo término lo que expresaron los 111 economistas del FA, ni la opinión de las fórmulas presidenciales con la excepción de Salles, que ya se sabía lo que era.
Y, en serio, dejen de arrogarse ser intérpretes de las grandes mayorías, esas estuvieron presente en quienes no quisieron ingresar a un laberinto sin salida al apoyar el Sí.
Finalmente, quien triunfe el 24/11/24 deberá agradecer a los miles de ciudadanos con banderías o sin ellas que, en definitiva, no se dejaron engañar por verborragia de conspicuos dirigentes de PIT y partidos comunista/socialista que por los caudales de votos obtenidos para la ciudadanía poco representan dentro del FA.
Ahora, luego del 24 de noviembre, juntos todos los partidos con sus legítimos representantes busquen los consensos para encarar otros temas, que aún la ciudadanía está esperando soluciones.
Ciudadano de a pie