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El 10 de diciembre publiqué una nota en la diaria[1] analizando a las encuestas como sistema una vez cerrado el ciclo electoral 2024. El 19 de diciembre, Rafael Porzecanski, en una especie de respuesta, aborda el tema bajo el título “Los errores sistémicos: causas y magnitudes”[2].
Debo confesar que ya la primera frase me dio una alegría inconmensurable: “El abordaje y estudio de posibles fuentes de errores sistémicos debe ser siempre un objetivo fundamental de quienes trabajamos en opinión pública”. Después de 25 años de bregar por un análisis sistémico de las encuestas, el responsable de una de las principales empresas recoge el guante y encara el tema. Aplausos de pie.
El análisis de Porzecanski es interesante y aporta una serie de argumentos relevantes. Creo que en vez de zambullirnos directamente en el ida y vuelta de lo que coincidimos y lo que discrepamos, sería mucho más constructivo pausar por un momento esa discusión e intentar sentar un marco de referencia para el tema, basado en el acuerdo sobre tres pilares fundamentales.
1) Los datos
En mis registros, tomados con paciencia de la prensa en cada elección, hay muchas más situaciones complicadas que las que cita Porzecanski.
Tres ejemplos:
Asumo que Opción tiene sus propios registros, está la base de datos de la Facultad de Ciencias Sociales, hay una cantidad interesante de datos en Wikipedia y se podrán conseguir otras fuentes. Es importante revisarlas, generar una base de datos con resultados de encuestas en cada ciclo electoral y convenir que esos son los resultados válidos que se van a utilizar para el análisis sistémico.
2) Los rangos
Con mucha precisión y un lenguaje fácilmente comprensible, Porzecanski explica que hay un “precio” a pagar en incertidumbre al hacer una encuesta derivado de los márgenes de error y que eso determina que las diferentes encuestas no arrojan resultados idénticos.
Esto tiene como consecuencia que también los resultados demasiado parecidos sean sospechosos. Las encuestas de 1.000 casos para un candidato que está en el entorno del 50% deberían abrirse en un rango de seis puntos, tres por encima y tres por debajo del valor real. Claro que, si se hacen seis encuestas y no se distribuyen perfecto, no hay nada grave, pero cuando el rango es de 1.3 puntos, como en el balotaje de 2009 en las encuestas para Mujica, algo anda mal.
En el balotaje de 2024, las encuestas para Delgado se abren solamente 1.5 puntos porcentuales. Eso hace que, a pesar de estar casi exactamente centradas en el valor real, la probabilidad de que 11 encuestadoras caigan en un rango tan pequeño sea ínfima: menor que 0.0003, lo que lo hace muy sospechoso.
Es bastante frecuente en Uruguay que aparezcan rangos muy muy pequeños, sobre todo en los balotajes. Y es un síntoma que tiene mucha probabilidad de estar relacionado a un error sistémico, por lo que no solo la sobreestimación y subvaloración deberían ser los parámetros, sino que deberían combinarse con la amplitud de los rangos de valores.
3) Una forma de evaluar
El mundo de las encuestas se mueve en el universo matemático de la probabilidad y la estadística. Por suerte, este entorno nos brinda formas confiables de evaluar estos errores sistémicos, calculando o acotando con base en estimaciones la probabilidad de que algo suceda.
En su momento hice el cálculo detallado de la probabilidad de las encuestas para Lacalle Pou y Larrañaga en las internas de 2014. El resultado tiene 17 ceros antes de la primera cifra significativa: 0.000000000000000001 es la probabilidad de que seis encuestas independientes den los resultados que dieron.
Asumir que las situaciones con probabilidades ínfimas denotan problemas nos va a dar una herramienta objetiva, independiente de cualquier carga emocional o intención para valorar si las encuestas como sistema dieron resultados razonables o presentan problemas. Naturalmente, sobre eso vendrán los análisis de quien quiera hacerlos, pero nos permitirá salir del “a mí me parece que en tal elección” o “creo que este año pasó” para reemplazarlo por una forma de evaluar consensuada a priori.
Mate con bizcochos
Tenemos un lapso tranquilo antes de que empiece el período intenso previo a las municipales de mayo. Me parece una oportunidad invalorable para conversar y llegar a un punto de partida común en el tema del análisis sistémico. Invito públicamente a Porzecanski y a quien esté interesado a conversarlo. Me escriben a [email protected] y seguro vamos a encontrar la forma de generar una charla tranquila y amena. Yo invito con los bizcochos.
Daniel Mordecki
[1] “La nota más aburrida de la elección”, ‹https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2024/12/la-nota-mas-aburrida-de-la-eleccion/›.
[2] “Los errores sistémicos: causas y magnitudes”, ‹https://www.busqueda.com.uy/opinion-y-analisis/los-errores-sistemicos-causas-y-magnitudes-n5394925›.