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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCursé toda educación en ámbitos públicos. Tomo regularmente ómnibus de transporte público, y una porción de mi vida fui atendido en salud militar (Estado). Por lo tanto, tengo conciencia de todo lo que lo público colaboró con hacer a nuestro Uruguay un gran país. Las charlas con nuestros mayores, los libros leídos y mi querido batllismo reforzaron esa idea.
Pero el mundo evoluciona, hay que aggiornarse. Hoy en día, no voy a dejar de reconocer que la frazada es cada día más corta, y si se cubre la cabeza se destapan los pies. El principal problema no es el factor humano; sí los gastos cada vez más específicos, millonarios, grandes, con la última tecnología importada.
El propio José Batlle y Ordóñez en debate con el socialista Mibelli señalaba que la empresa pública debía dar un muy buen servicio, a bajo costo, y todavía generar divisas para aplicar en otras áreas. No era un amor por lo público a como diera lugar —como posteriormente se le quiso adjudicar de manera interesada—, era lo público a cumplimiento de objetivos predeterminados. Así el estatismo llegó a donde el privado no brindaba esos servicios básicos, y más…
Pues aquella prédica de Batlle sobre los objetivos de lo público no fueron del todo escuchadas, pasando a ser Estado por el Estado mismo, gordo, lugar para cobijar a muchos y fue desdibujándose.
Hoy… El director de ASEE (salud pública) es usuario de una mutualista privada, ¿no?
¿El ministro de Educación envía a familiares a colegio privado y otros cursarán universidad privada, posiblemente…?
Y el ministro de Transporte se sube usualmente al bus de transporte público, ¿no?
Llama poderosamente la atención, entonces, que quienes en su perspectiva socialista adoran al Estado por el Estado mismo y ponen lo público como la panacea metida en absolutamente todo ámbito en la vida de los ciudadanos, pero resulta que en las primeras de cambio, ¡chan!, pagan para usar los mejores y caros servicios privados. “Izquierda caviar” es la denominación que se han ganado.
Está comprobado que el Estado debe ocuparse más y de mejor manera en sus prioridades y que lo privado en varias áreas lo hace mejor. Eso nos deja pensando que, como mínimo, los jerarcas políticos de ciertos ministerios debieran estar obligados —por ley— a ser usuarios de los mismos servicios que regentean y sin privilegios, como uno más.
Tal vez, como forma de que realmente tomen conciencia de las importantísimas falencias de sus servicios, para cambiar y comenzar a mejorar. Pues, como lo quería Batlle, lo público debe dar un buen servicio, y hoy los reiterados problemas en salud pública, educación pública y transporte público nos hacen ver que hay mucho pero mucho por hacer, por qué no, comenzando desde el ejemplo mismo y desde la cima.
La respuesta hoy la tienen los señores gobernantes del Frente Amplio.
Carlos Mecol
Colorado batllista