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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn fecha reciente, se publicó en Búsqueda una nota que analizó el alto porcentaje de violencia laboral que sufren los médicos intensivistas. En la publicación se señalan dos investigaciones realizadas por la sociedad de medicina intensiva sobre esta temática. La gravedad de los hechos denunciados nos motivó una serie de reflexiones que deseamos compartir con los lectores de la sección.
Entendemos que, pese a lo elocuente de los resultados reportados, corresponde realizar un análisis en profundidad de esta realidad que explore tres áreas que creemos fundamentales: cuáles son los diferentes síndromes responsables del desgaste profesional sanitario, quiénes son las víctimas de estos síndromes, y con qué estrategias se cuenta para su intercepción y reparación.
Pese a que el burnout es el más conocido, y por ende el más reportado, en la actualidad se reconocen otros dos síndromes que afectan a quienes se desempeñan en el área sanitaria. Nos referimos a la injuria moral y al agotamiento por compasión. Aunque tienen características que se solapan, hoy se acepta que el burnout es un desgaste general por estrés laboral crónico, mientras que el agotamiento por compasión surge específicamente de la exposición reiterada al trauma ajeno, y, por su parte, la injuria moral proviene de acciones que violan el código ético profesional.
Quien sufre burnout tiene en mayor o menor medida estos tres síntomas: agotamiento emocional, tratamiento deshumanizado a sus pacientes y baja realización personal. A diferencia del burnout, la injuria moral no es secundaria a una injuria de trabajo, sino al trauma moral que resulta de tener que actuar en contra del propio juicio clínico, por ejemplo, por no poder ofrecer un tratamiento óptimo por restricciones determinadas por la institución o por el sistema de salud. Situaciones frecuentes que predisponen al desarrollo de la injuria emocional: tener menos de cinco minutos por paciente, baja disponibilidad de camas, escasez de medicamentos, prescripción de tratamientos ineficaces que solo prolongan el sufrimiento. De modo que, mientras en el burnout la angustia deriva de “no poder hacer más”, la injuria moral se debe a “haber tenido que hacer algo que sintió que estaba mal”. Por su parte, el “agotamiento por compasión” es “el precio que paga el profesional sanitario por cuidar a su paciente”. En este síndrome la persona siente un agotamiento de su capacidad de empatía secundario a la exposición repetida a pacientes que están sufriendo o han sufrido un trauma severo. A diferencia del burnout, donde la despersonalización actúa como mecanismo de defensa (cinismo), en el agotamiento por compasión es más una consecuencia del colapso emocional.
Respecto a quiénes son las víctimas en estos síndromes, es sabido que el personal sanitario se ve afectado en su salud mental y física. Lo que suele dejarse oculto es que toda acción que amenace el comportamiento profesional necesariamente compromete la seguridad de los pacientes porque aumenta el riesgo de errores asistenciales. Por tanto, es necesario diagnosticar con precisión cuál es la causa que está determinando el desgaste profesional en cada caso en particular. Generalizar a todo los síndromes de desgaste bajo el nombre de burnout, llevó a múltiples fracasos terapéuticos, lo que agravó el pronóstico tanto para el profesional como para sus pacientes.
Se debe entender que centrar la atención exclusivamente en el burnout trasciende la salud individual del sanitario. Hoy el desgaste profesional está consolidado como una crisis de salud pública que compromete directamente la calidad asistencial y la seguridad del paciente. La evidencia científica establece una relación clara entre los altos niveles de desgaste profesional y el empeoramiento de las prácticas de seguridad. Un metaanálisis demostró que el desarrollo de burnout está asociado con acciones que afectan la seguridad del paciente con una probabilidad de superioridad del 66,4%. Esta cifra subraya que el riesgo es estadísticamente significativo y no un simple efecto anecdótico.
El tercer punto que entendemos necesario aclarar es respecto a los factores predisponentes o disparadores de estas situaciones. Históricamente, el foco estuvo en el trabajador sanitario y en la presunta necesidad de fortalecer su resiliencia, lo que oculta la responsabilidad del papel que les corresponde tanto a las instituciones individuales como a los diferentes sistemas de salud disfuncionales. La literatura es clara: las intervenciones organizacionales que buscan modificar el sistema de trabajo son más efectivas en la reducción del desgaste sanitario que aquellas dirigidas exclusivamente al individuo. Desconocer que un enfoque centrado en el individuo es el “tratamiento incorrecto para las patologías organizacionales” provoca sufrimiento evitable para trabajadores y pacientes.
Siendo las malas condiciones de trabajo una de las causas principales de desgaste profesional, limitarse a solicitar al profesional que simplemente “aguante” equivale a culpar a la víctima. Por el contrario, las soluciones más robustas deben centrarse en restaurar la autonomía y la capacidad de decisión del profesional. El objetivo primordial es transformar el sistema y el entorno laboral de modo que favorezcan la realización profesional, en lugar de disminuirla.
Por último, cabe destacar que, más allá de los aportes de las encuestas nacionales, será de gran interés contar con los resultados del estudio Hello. Este ensayo multicéntrico, conducido por la Sociedad Europea de Medicina Intensiva, se diseñó con los objetivos de brindar una incidencia confiable de burnout, así como evaluar la eficacia de un paquete de medidas destinadas a reducir las tasas de burnout y a mejorar las relaciones interpersonales dentro del equipo de medicina crítica.
Dr. Homero Bagnulo y Dr. Carlos Vivas
Referencias
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Banks, J., Thapa, D. K., Lopez V. et al. (2025). “Prevalence and predictors of compassion fatigue among Australian oncology nurses caring for adult cancer patients: A cross-sectional study”, Eur J Oncol Nurs, 74: 102.792.
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Dean W., Morris, S., Manzur, M. K. et al. (2024). “Moral injury in health care: a unified definition and its relationship to burnout”, Fed Pract, 41 (4).
Lima García, C., De Abreu, L. C., Souza Ramos, J. L. et al. (2019). “Influence of Burnout on Patient Safety: Systematic Review and Meta-Analysis”, Medicina, 55: 553.
West, C. P., Dyrbye, L. N., Sinsky, C. et al. (2020). “Resilience and Burnout Among Physicians and the General US Working Population”, JAMA Netw Open, 3 (7): e20938.