En la plaza Liber Seregni (que junto con La Huella es de lo poco que queda de Liber Seregni en nuestro medio) se reúnen con frecuencia compañeros de distintas tendencias para cambiar ideas y analizar la situación con vistas al futuro.
En la plaza Liber Seregni (que junto con La Huella es de lo poco que queda de Liber Seregni en nuestro medio) se reúnen con frecuencia compañeros de distintas tendencias para cambiar ideas y analizar la situación con vistas al futuro.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMuchos aprovechan para llevar a los niños a jugar y otros llevan pan viejo en miguitas para tirarles a las palomas (los expertos en tiro, particularmente, que todavía quedan algunos, pero ya no están para tirar otra cosa que miguitas y restos de galletitas).
Días atrás se encontraron en un banco de la plaza (distinto de los bancos de plaza de otrora, en los que se entraba a buscar fondos a punta de pistola, y no como ahora, a fuerza de tarjeta) dos conocidos compañeros correligionarios y, mate en mano y termo en la matera de cuero con el sticker del FA, se pusieron a charlar animadamente.
Cantinflorsi, un muchacho conversador y entretenido, se encontró con una amiga que iba pasando acompañada, pero que le prometió que en un ratito vendría sola para charlar un rato.
Se trataba de Blanca Redes y sus siete hermanitos, a los que iba llevando a la escuela con sus primorosas túnicas blancas y su moña azul. Blanca llevaba de la mano a Pepito, Lucía, Pachita Sánchez, Danielito Caggiani, Danielito Olesker, Charlesito Carrera y Sandrita Lazo, que se quedaron muy juiciosos en el patio de la escuela mientras Blanca volvía a charlar con su viejo amigo pero nuevo compañero.
—¿Vos te das cuenta de que un fiscal mandó a archivar el escándalo del pasaporte de Marset como si aquí no hubiera pasado nada? —arrancó Blanca Redes, con un tono crítico desconocido, que demostró cuánto han cambiado su voz y su estilo en las últimas semanas. Si hubiera seguido siendo la misma, aunque lo hubiera pensado así, Blanca habría dicho algo así como “de manera inesperada, pero sin duda basado en argumentos sólidos desde el punto de vista jurídico, el fiscal Alejandro Machado mandó archivar la causa relativa a la entrega del pasaporte a Sebastián Marset, a pesar de la sospecha de presuntas irregularidades en la tramitación de dicho documento”. Ahora, sintiéndose libre del corset de otrora, Blanquita Redes agregó algo con énfasis—. Estos sinvergüenzas no saben ya cómo esconder los lazos que tienen con el narcotráfico y de qué va a servir que digan que el pasaporte fue otorgado legalmente y que, de haber habido pena, ya estaba cumplida. Estos chorros de cuello blanco terminarán pagando un día sus culpas, cuando seamos gobierno y los escrachemos con fruición —prosiguió Blanca Redes, no sin antes pedirle su opinión a Cantinflorsi, que la miraba absorto, sorbiendo su mate humeante.
—Mirá, Blanca —replicó Cantinflorsi—, yo creo que este tema merece un estudio detenido y profundo porque, mirá, no es que yo suponga que no ha habido aquí alguna gestión irregular, aunque, claro, hay que ver si se trata o no de irregularidades, porque no siempre resulta sencillo separar las irregularidades de los hechos delictivos, que, pensalo bien, se supone que aquí hay hechos delictivos, pero no es seguro, aunque lo más probable es que los haya, aunque siempre revisando bien en detalle la posibilidad de que ello haya ocurrido, porque no siempre las cosas que se dice que ocurrieron realmente ocurrieron, ya que es frecuente ver que no es clara una afirmación de este tipo sin antes proceder a una verificación, lo cual no siempre es sencillo, por las dificultades… —Blanca lo cortó, entre otras cosas porque se le iba haciendo tarde, pero sobre todo porque ya no entendía nada de lo que le iba diciendo Cantinflorsi, que estaba exhibiendo, como de costumbre, su habitual tasa de titubeo indefinido, deporte que practica con inusual destreza.
—Mirá —dijo Blanca— tenemos que irnos haciendo la idea de que va a haber que destapar muchos fardos de esos que largan jugo, como por ejemplo el escándalo de Artigas, donde hubo que echar al intendente coimero y a una diputada, flor de bandida, que andaba regalando electrodomésticos para conseguir votos —Algo que resonaba extraño en aquella voz meliflua y acariciante que solíamos escuchar y que hubiera dicho: “Finalmente, el intendente de Artigas se alejó de su cargo y renunció al Partido Nacional, al igual que la diputada implicada en el episodio, quien abandonó su banca y se alejó asimismo del mismo grupo político, en el que estos episodios han causado una gran conmoción”—.
Cantinflorsi asintió mientras se cebaba otro mate y comentó que, claro, el caso de Artigas tiene muchos ribetes que conviene analizar con cuidado, porque hay que revisar bien los aspectos más complejos de la situación creada, ya que no siempre resulta sencillo determinar episodios que, considerándolos en profundidad, revelan aspectos controvertidos que por lo general suscitan nuevos análisis, de los cuales se extraen, o no, las más disímiles consecuencias.
Blanquita prefirió ir dando por terminada la charla, entre otras razones porque no había podido extraer muchas conclusiones de los comentarios de su nuevo correligionario.
—Me voy, Canti —le dijo con cariño Blanca a Cantinflorsi—, mis siete hermanitos ya están por salir de clase y no los quiero dejar solitos por la calle, con la inseguridad que hay, que no les pase nada a estos angelitos —concluyó, levantándose del banco en el que habían estado sentados.
—Y qué miedo vas a tener, si es que tenés miedo, porque habría que analizar si en realidad es real el miedo que tenés o si…
—Mirá —dijo Blanca Redes, cortándolo—, lo peor que les puede pasar es que los agarre la bruja Carolincha, que anda suelta, sin rumbo y con mucho rencor, y trate de secuestrarlos para darles una pócima de cambiovoto, un licor que ella prepara y les hace mucho daño a los niños —concluyó, sin darle tiempo a una respuesta a Cantinflorsi, que habría ocupado otro largo, ambiguo e incomprensible párrafo en esta columna.