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    Consultoría del BID concluye que Casupá es una opción más segura que Arazatí ante escenarios de sequía

    El expresidente de OSE Raúl Montero cuestionó las conclusiones del informe y puso en duda los beneficios ambientales de Casupá sobre el río Santa Lucía

    La controversia por la decisión del gobierno de Yamandú Orsi de dejar sin efecto el proyecto Neptuno/Arazatí y, en su lugar, construir una planta potabilizadora en la cuenca del río Santa Lucía, en la zona de Aguas Corrientes, tuvo un nuevo capítulo. OSE publicó ayer miércoles los resultados de una consultoría independiente que reafirman los argumentos utilizados por el Poder Ejecutivo para fundamentar su decisión, pero fueron recibidos con críticas desde la oposición.

    La consultoría, a la que accedió Búsqueda, es un informe técnico encargado por el Poder Ejecutivo anterior al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y fue recibido en junio de este año por las autoridades. El informe concluyó que, ante escenarios de sequía severa, la construcción de una presa sobre el arroyo Casupá es una opción más robusta para el abastecimiento de agua potable del área metropolitana que el proyecto Neptuno, que prevé captar y potabilizar agua del Río de la Plata en Arazatí.

    El documento, titulado Consultoría para proponer un protocolo específico de actuación ante sequías en el sistema de agua potable del área metropolitana de Montevideo y del arroyo San Francisco, realiza una comparación detallada entre varias alternativas de infraestructura. En particular, analiza las diferencias entre dos escenarios: uno basado en Casupá y otro en Arazatí, ambos bajo la condición de cumplir con el llamado “caudal ambiental” en la planta de Aguas Corrientes.

    En el caso de OSE y el tratamiento de agua, los caudales ambientales se refieren a una cantidad mínima de agua que debe seguir fluyendo río abajo desde los almacenamientos y tomas donde se capta el agua, en este caso para potabilización. Por ejemplo, cuando se habla del “caudal ambiental en Aguas Corrientes”, se refiere al caudal que debería circular por el río Santa Lucía aguas abajo de la toma de la planta potabilizadora para mantener los ecosistemas y asegurar la sostenibilidad de la cuenca.

    Según el informe, “los números de la solución de Arazatí (…) demuestran que el sistema puede fallar, con sequías incluso no tan extremas como la del 2023 y con déficits muy grandes inaceptables para un abastecimiento”. El estudio señala que esas deficiencias se deben a “la limitación productiva de una planta como Arazatí y su conexión dentro de la red, contraponiéndose a unos fenómenos de sequía intensísimos donde las reservas actuales del río Santa Lucía pueden estar vacías y el caudal del río ser muy inferior a la captación media de la toma”.

    En cambio, la presa de Casupá permitiría, según la consultoría, aplicar caudales ambientales sin comprometer la seguridad del sistema. “Todo parece apuntar a que es seguro aplicar los caudales ambientales” en Aguas Corrientes, además de en las presas, “si Casupá está operativa”, indica el texto.

    El estudio también compara cuantitativamente ambas soluciones. En el escenario con Casupá, el abastecimiento anual alcanzaría los 241,58 hectómetros cúbicos sin registrar déficit medio anual, mientras que con Arazatí sería de 239,90 hectómetros cúbicos, con un déficit medio anual de 6,01. A su vez, en el caso de Casupá, el sistema requeriría medidas por sequía en el 13,9% del tiempo, pero no ingresaría nunca en situación de emergencia. En cambio, con Arazatí, el 17,7% del tiempo simulado el sistema estaría en sequía y en el 3,3% del tiempo ingresaría en emergencia. Además, el informe señala que Casupá permitiría mantener durante más tiempo un caudal de dilución en Fray Marcos superior a tres metros cúbicos por segundo, lo que impacta positivamente en la calidad del agua que llega a Aguas Corrientes.

    Por otro lado, en un escenario en el que se relajan las exigencias sobre el caudal ambiental en Aguas Corrientes —aunque no en las presas—, el desempeño del sistema de abastecimiento resulta muy similar tanto si se opta por construir la represa de Casupá como si se elige la planta de Arazatí. En ninguno de los dos casos se registran déficits en el suministro de agua y las diferencias en el servicio medio son prácticamente “insignificantes”. Si bien Casupá tendría una mayor capacidad de almacenamiento —200 millones de metros cúbicos frente a los 80 millones previstos para Arazatí—, los modelos muestran que con esta última opción también se logra mantener un volumen de reservas superior al que se observa en la situación histórica, lo cual es valorado como un resultado positivo.

    Sin embargo, la diferencia más relevante es que, con Arazatí, sería necesario aplicar el Plan de Emergencia Sanitaria (PES) en un 6,6% del tiempo, mientras que con Casupá no se requerirían restricciones temporales al consumo.

    Así, al comparar ambas soluciones bajo un segundo enfoque, en el que no se exige el cumplimiento del caudal ambiental en Aguas Corrientes, Casupá volvió a mostrar mejores resultados: el porcentaje de meses con sequía bajó al 0,5% y no se registraron ingresos a emergencia, mientras que con Arazatí el 6,6% de los meses simulados se encontrarían en situación de sequía. Además, el volumen mínimo de reservas fue mayor en el caso de Casupá, alcanzando 40,12 hectómetros cúbicos, frente a 27,9 en el caso de Arazatí.

    “Con Casupá no se requiere prácticamente nunca aplicar medidas de sequía, mientras que con Arazatí el 6,6% del tiempo sí se aplicarían. Dicho de otra manera, con Arazatí se seguirá requiriendo un protocolo de sequía”, aclara en ese sentido.

    Por otro lado, otra figura del informe muestra que con la solución basada en Arazatí “el extremo de vaciar los embalses en un solo mes” puede ocurrir antes de que las medidas de emergencia lleguen a implementarse, algo que “Casupá puede soportar” gracias a su mayor volumen de embalse.

    Conclusiones

    La consultoría remarca que “si se quiere cumplir con los caudales ambientales en todos los puntos y con costos de operación y mantenimiento más reducidos, Casupá” es la solución preferente. En cambio, “si no se desea cumplir con los caudales ambientales” en Aguas Corrientes, “pueden decantarse por Arazatí o Casupá, teniendo en cuenta que la segunda mejora las condiciones de calidad del río Santa Lucía y reduce los costos de operación y mantenimiento”, mientras que la primera “redunda la planta de tratamiento de agua potable”.

    En las conclusiones finales del documento, además, se reafirma que Casupá permite dar los caudales ambientales requeridos sin necesidad de activar medidas extraordinarias durante la operación normal del sistema. El informe señala que solo se requerirían protocolos de sequía (PES) en el 14% del tiempo si se exigiera el caudal ambiental en Aguas Corrientes, pero “nunca llega a la emergencia”. Arazatí, en cambio, no permite dar respuesta adecuada ante eventos severos si se exige ese caudal ambiental y presenta ingresos a emergencia en un 3,3% del tiempo simulado.

    De cara a 2035, asimismo, menciona que “si se requiere caudal ambiental” en Aguas Corrientes en normalidad hidrológica, “la solución es Casupá, ya que Arazatí no puede dar la respuesta necesaria en situaciones de sequía intensa, presentándose fallos severos en el abastecimiento”. De todas maneras, el informe aclara que el principal punto débil de Casupá es que “no resuelve la saturación productiva de la planta” de Aguas Corrientes, por lo que debería complementarse con una nueva infraestructura de tratamiento. Arazatí, al ser una nueva planta potabilizadora, tendría como ventaja su capacidad para reducir vulnerabilidades operativas frente a diversos tipos de contingencias, no solo sequías.

    En paralelo, uno de los riesgos más relevantes que advierte la consultoría, más allá de la cantidad de agua disponible, es el deterioro en la calidad del agua cruda en Aguas Corrientes durante períodos de sequía. Según el informe, en esas condiciones los caudales del río Santa Lucía pueden ser insuficientes para diluir contaminantes naturales, como los generados por floraciones de algas, lo que podría comprometer el tratamiento y afectar el cumplimiento de los estándares de potabilización. En ese contexto, la represa de Casupá permitiría reforzar el caudal en el punto de control de Fray Marcos, considerado estratégico, y así mitigar este riesgo. Las simulaciones realizadas indican que sería posible sostener el caudal mínimo requerido casi todos los años sin necesidad de liberar volúmenes extraordinarios desde el embalse.

    Interpretaciones de la oposición

    En relación con el informe técnico, el expresidente de OSE Raúl Montero expresó discrepancias con los criterios de evaluación aplicados. En diálogo con Búsqueda, cuestionó especialmente la conclusión de que la solución basada en Casupá resulta más robusta que Arazatí y aseguró que “no le parece lógico” decir que es más robusta una solución que depende de la estadística, de lo que llueva y de las condiciones hidrológicas, contra otra que “tiene una fuente segura y una planta de producción independiente, que depende del caudal que una bomba es capaz de llevar”. “Ese factor no es tenido en cuenta”, afirmó.

    Según Montero, el proyecto Arazatí implicaba una nueva planta potabilizadora, una toma en el Río de la Plata y una tubería de aducción hasta la red metropolitana, lo que le otorgaba independencia del sistema actual. En cambio, planteó que la alternativa de Casupá continúa dependiendo de la planta de Aguas Corrientes, cuya capacidad ya está limitada. “Aguas Corrientes está con el caudal acotado; produce unos 600.000 metros cúbicos por día actualmente y el pico es 700.000. Y llegamos varias veces al pico”. Si sumo los 200.000 de Arazatí, podría llegar a 900.000”, explicó. “En cambio, con Casupá más Aguas Corrientes, podré traer más agua bruta, pero la capacidad de producción es la misma siempre”, dijo Montero. Y agregó: “Por algo ahora en la propuesta agregan una usina nueva y una tubería nueva. Ahí sí entra a competir en la comparación”.

    El expresidente también expresó reparos sobre la decisión de instalar dos plantas en la misma zona del río Santa Lucía, ya que esto provocaría que “compartan los mismos riesgos”. “Ante un apagón zonal, las dos sufren el apagón, y ante un problema de cianobacterias, las dos sufren el mismo problema”, ejemplificó. En ese sentido, Montero defendió Arazatí como una solución más segura. “Otorga un factor de seguridad que es importantísimo”, recalcó. “No se están evaluando algunos elementos que apuntan a mejorar la seguridad del abastecimiento en esa comparación”.

    Montero planteó dudas sobre su aporte a la salud del río Santa Lucía. “El volumen de agua que puede recoger la cuenca de Casupá en un año normal da para llenarlo tres veces por año. En cambio, el volumen que es capaz de recoger la cuenca de Paso Severino da para llenarlo 14 veces”, lo que hace que la calidad del agua de Paso Severino sea superior a la que podría obtenerse con Casupá.

    Por último, rechazó la idea de que Arazatí podría presentar mayores riesgos de salinidad en situaciones de sequía. “Quiero desmentir enfáticamente la correlación entre que cuando hay sequía en el Santa Lucía y los niveles son bajos en Paso Severino la salinidad está alta. Se hizo un estudio de correlación que muestra que la correlación es prácticamente cero”. Y aseguró: “En el año 2023, si hubiera existido Arazatí, se podría haber bombeado todo el año”.