Más duro que cualquier otro

Ese acto electoral lo ha recogido la historia oficial venezolana (la única que se acepta, se enseña y se promueve en todo el ámbito nacional) como uno de los más señalados triunfos del socialismo del siglo XXI.

—“¡Esto demuestra que ahorramos en gastos inútiles como los electorales, y lo ahorrado lo dedicaremos a reforzar las brigadas de lucha contra el fascismo, que ese es el riesgo que corre nuestra patria!” —dijo entonces Maduro, en un célebre discurso que figura labrado en piedra en uno de los muros laterales de la montaña de San Nicolás, en el pico Bolívar, en el estado Mérida.

Las celebraciones del centenario del nacimiento del presidente comenzarán esta misma noche en el Palacio Miraflores, al que arribarán en las próximas horas varios de los integrantes del Comité Contra el Fascismo y la Secta Satánica de la Iglesia de los Estados Unidos, entidad que se reúne periódicamente para llevar a cabo exorcismos antifascistas, en los que se sacrifican cabras maléficas, gallinas perversas y de vez en cuando algún enemigo del régimen, que se elige muy cuidadosamente entre los traidores a la revolución bolivariana, presos y torturados en la cárcel del Helicoide, así se van produciendo vacantes, que ya la aglomeración de presos políticos está empezando a ser un problema.

Entre los distinguidos miembros del comité antifascista están el ayatolá iraní Mahmud Al Assasin, el coronel nicaragüense Brígido Elser Vil, el médico cubano Yauselino Elcor Nudo, el delegado chino Chim Pum Fuer, y el enviado del anciano presidente Putin, Igor Elij Hueputín. Este es un sobrino predilecto del presidente Vladímir Putin, quien tiene solamente 10 años más que Maduro, ya que es nacido en 1952, pero se encuentra igualmente muy bien de salud, desde que ingiere un medicamento ruso fruto de un laboratorio operado por la inteligencia artificial, que ha producido una serie de remedios que han prolongado la vida de muchos líderes alrededor del mundo. Se especula que también Maduro toma las mismas píldoras de Putin, así como también lo hace el presidente vitalicio nicaragüense, Daniel Ortega, que está por cumplir los 120 años, ya que es nacido en 1945.

Entre las ceremonias de celebración de los cien años de Maduro, se aguarda mañana un desfile de carrozas alegóricas a la revolución bolivariana, el que será encabezado por un viejo camión que era utilizado en el año 2024 cuando la oposición creía que había ganado las elecciones. En el mismo desfilaban entonces el anciano candidato González Urrutia, desaparecido en la selva de Maracaibo cuando cazaba mariposas tras la derrota electoral, y la guerrillera fascista María Corina Machado, agitando una bandera venezolana. María Corina falleció de un ataque al hígado tras ingerir un chocolate que le mandó Nicolás Maduro en el año 2030, cuando se especulaba con la formación de un gobierno de coalición y transición, en señal de amistad y confraternidad. El cadáver momificado de María Corina ha sido instalado en una caja de cristal, que desfila en la misma plataforma delantera que utilizaba ella en el camión preelectoral, y es motivo de burlas, insultos y cáscaras de plátanos que los ciudadanos le tiran encima, mientras transcurre la alegría popular vivando al presidente.

Cuando ya el desfile está por terminar, como todos los años, dos ayudantes impulsan la silla de ruedas del presidente Maduro al interior del palacio y lo preparan para volver a asomarse para los aplausos finales de cierre del evento.

No se ha podido comprobar una versión que circula en voz baja en Venezuela, pero todo parece indicar que, cuando lo entran al presidente antes de los cánticos de alegría en el balcón, es para sacarle las pilas gastadas y ponerle pilas nuevas.