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Un señor periodista: ese fue Raúl Ronzoni. De los que dejan secuelas y marcan a generaciones enteras. Su forma de vivir y de ejercer la profesión entusiasmaba y contagiaba a muchísimos de sus colegas, en especial a los más jóvenes. En Búsqueda lo disfrutamos durante décadas y hoy estamos muy dolidos por su fallecimiento.
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Ocurrió en la tarde del lunes 24, en España, donde se encontraba radicado desde hace más de una década. Su obsesión final, al igual que la de toda su vida, era escribir. En la última etapa, ya aquejado por una enfermedad terminal, sus comunicaciones con la redacción eran para transmitir que quería volver a sus columnas cuanto antes y para solicitar información sobre diferentes temas de actualidad. Nunca abandonó esa pasión por informar, alimento de su vida.
Había nacido en Montevideo, el 24 de mayo de 1943, e iniciado su vida laboral como funcionario judicial, mientras estudiaba en la Facultad de Derecho. Allí, en medio de la academia y la burocracia judicial, se dio cuenta de que su verdadera vocación era el periodismo e ingresó por primera vez a una redacción en la década del sesenta, pasando por varias publicaciones y con una larga estadía en el diario El Día. Desde ese momento, Raúl fue un especialista en conseguir las noticias fundamentales, esas que causan revuelo por varios días. Los que estábamos en su equipo lo disfrutábamos y los que competían con él lo sufrían, como ocurre con los buenos periodistas.
Su vida transcurrió como a él le gustaba, entre el olor a tinta, las redacciones y la hermosa familia que construyó junto a su esposa Lilian, sus dos hijos y sus nietos. A todos les destinaba tiempo de calidad y fue padrino intelectual de decenas de periodistas jóvenes que se apoyaron en su fortaleza para dar los primeros pasos.
En Búsqueda, donde ingresó en el año 1991 y trabajó hasta su último día, fuimos muchos los que crecimos a su abrigo. Pero no solo en este semanario. Raúl fue uno de los principales impulsores en Uruguay del periodismo especializado en los asuntos judiciales. Su pasado como funcionario en el Poder Judicial le sirvió para adquirir sus primeras armas y él las utilizó para trabajar en forma profesional y rigurosa con el objetivo de brindar toda la información posible a su público. En otras palabras, en hacer periodismo de calidad.
Es importante remarcarlo. Primero, porque ese es uno de los principales legados que nos deja a todos y especialmente a nosotros, en Búsqueda. Raúl fue uno de los tantos constructores de lo que hoy es el semanario, con su trabajo incansable durante más de tres décadas. Se fue una parte importante de Búsqueda, aunque solo físicamente, y por eso queremos compartirlo con todos nuestros lectores desde esta página editorial.
Pero además porque en estos tiempos tan polarizados, en los que se ponen en cuestión prácticas fundamentales del periodismo solo por intereses políticos o, peor aún, electorales, es importante recordar de qué hablamos cuando hablamos de periodismo.
Raúl hacía lo necesario para conseguir una noticia, como debe ser, y así lo demuestran muchos de sus logros periodísticos. Lo primero era que sus lectores estuviesen bien informados y eso no se logra solo con comunicados oficiales de los jerarcas de turno. Importante remarcarlo, y especialmente en estos días.
Así que, por más que ya no está entre nosotros físicamente, queda Raúl para rato. En sus grandes coberturas periodísticas, en todos los libros que escribió honrando la profesión, en sus enseñanzas y anécdotas en las redacciones y en su forma de ejercer el periodismo, sin temer a los poderes de turno, está y estará siempre.
Solo resta decir que puede descansar tranquilo nuestro querido Raúl, que aquí en Búsqueda todos esos valores van a quedar bien custodiados.