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Lorena Ponce de León: “Entendí dos cosas: que no me gusta que me manden y que quiero un quiosco, pero mío”

En el libro Lorena Ponce de León. De palabra, la exprimera dama habla del proceso de sanación tras la separación del expresidente Lacalle Pou y de sus nuevos proyectos

La separación de Luis Lacalle Pou fue, para la ex primera dama, uno de los momentos más difíciles de su vida. “Rompió una parte de mí que nunca pensé que (se) me iba a romper”. Dos años después de la separación definitiva, la vida la encuentra llena de proyectos y con pareja nueva.

En un viaje a Colonia para asistir a actividades del programa para emprendedores Sembrando —que ella impulsó desde Presidencia durante el gobierno de Lacalle Pou—, Lorena Ponce de León hizo una parada en una estación de servicio de San José para comprar algo de comer. Ese fue el escenario que la cruzó con Alejandro Teske, su actual pareja. Era junio de 2023 y hacía tan solo un mes que Ponce de León y su marido, el entonces presidente, habían tomado la decisión de separarse definitivamente.

“¡Qué cantidad de porquerías que comés, Loli!”, le dijo él, mientras ella, con los brazos llenos de paquetes, hacía la fila para pagar.

“¡No se juzga!”, le contestó ella, acostumbrada a saludar y hablar con gente que no conoce.

“Loli, ¿cómo estás? Soy hermano de Paty Teske”, le retrucó él.

“Sí, una crack, Paty”, respondió ella, con la vaga idea de que en algún momento había conocido a uno de los hermanos de la diseñadora que le había hecho el vestido para el 1 de marzo de 2020, día de la asunción presidencial de su exmarido.

Lacalle Pou asunción familia
En el Palacio Estévez, luego del traspaso de mando, con la familia Lacalle. Luis en el centro, rodeado de Lorena Ponce de León, sus hijos, padres, hermanos y sobrinos.

En el Palacio Estévez, luego del traspaso de mando, con la familia Lacalle. Luis en el centro, rodeado de Lorena Ponce de León, sus hijos, padres, hermanos y sobrinos.

lorena ponce de león e hijos
De vacaciones con sus hijos, Manuel y los mellizos Violeta y Luis.

De vacaciones con sus hijos, Manuel y los mellizos Violeta y Luis.

Así de fortuito fue el primer encuentro entre Ponce de León y Teske, pero suficiente para que ella quedara atraída por su audacia y elegancia. Así lo relata el libro Lorena Ponce de León. De palabra (Ed. Aguilar), escrito por Rosana Zinola, coordinadora de Sociales de Galería, y publicado recientemente.

Al encuentro en la estación le siguieron unos días de conversación por Instagram, hasta que finalmente el empresario del rubro de camiones y exportador de miel, tres años menor que ella, se animó a invitarla a salir. “Me gustaría salir, pero dame coordenadas”, le dijo, teniendo en cuenta la reciente separación de la pareja presidencial.

Entre salida y salida, la relación fue avanzando, hasta que llegó un momento en que Ponce de León sintió la necesidad de contarles a sus hijos, para lo cual consideró prioritario ponerlo al tanto a Lacalle Pou. En la conversación, él le pidió que le avisara cuando fuera a hacer la primera salida social.

“Siento que tengo un amor adulto en el que cada uno tiene su bagaje y, para mí, es una aventura”, comentó la ex primera dama en el libro.

Un sueño roto

Ser parte de una familia ensamblada, con ocho hermanos —un hermano de mismo padre y madre, más cuatro por parte de padre y tres por parte de madre—, influyó en el deseo de Ponce de León de formar una familia con formato clásico.

Sus padres, Perla Núñez y Eduardo Pico Ponce de León, se separaron cuando ella estaba en el liceo, algo que no la sorprendió. Por el contrario, se lo veía venir, porque discutían mucho y su padre ya tenía una nueva relación. “Papá es muy regalador, muy caballero… Muy mujeriego también”, confiesa en el libro. A su vez, su madre siempre fue una mujer muy independiente y trabajadora, que casi no estaba en la casa, eso ayudó a que los hermanos crearan lazos muy fuertes entre ellos.

Ponce de León conoció a Lacalle Pou cuando ella tenía 16 años. Por aquel entonces, él tenía 19 y la invitó a salir. Sin embargo, la salida le resultó aburrida. “No me divirtió, me dio la sensación de que estaba para la jodita, me pareció agrandadito”. Sin embargo, años después la vida los volvió a cruzar y en el año 2000 se casaron con la idea de construir una familia tradicional. Un sueño que tras casi 25 años juntos se rompió.

lorena Ponce de León en campaña
Recogiendo la cartelería electoral.

Recogiendo la cartelería electoral.

flia Lacalle Ponce de León
Una de las últimas fotos en familia. Loli, Violeta, Manuel, Luis (padre), Luis (hijo) en la estancia presidencial de Anchorena.

Una de las últimas fotos en familia. Loli, Violeta, Manuel, Luis (padre), Luis (hijo) en la estancia presidencial de Anchorena.

Si bien la pareja había tenido una crisis varios años atrás, que los llevó a separarse durante cuatro meses, la familia que venían construyendo era todo lo que ella había querido. “Vivimos cosas lindísimas y construimos una familia muy linda y, en su momento, era una familia que cerraba por todos lados”, cuenta en el libro.

Aunque desde el inicio de la relación ella sabía que su marido soñaba con ser presidente de la República, y se abocó a apoyarlo, llegar a la meta les jugó una mala pasada. “Para mí, fueron las presiones, el que cada uno empezó su camino y se produjo una desconexión. En el momento de la pandemia estábamos fuertísimos. (...) Pospandemia­ comencé a sentir que estábamos desconectados”. “Si no hubiese sido la pandemia, hubiese sido que el ministro no sé qué, o Brasil o Argentina, o la guerra de Ucrania, siempre hubiera sido complicado y la energía no hubiese estado al cien por ciento”, asegura.

No obstante, para Ponce de León, el punto de quiebre en la relación se produjo a raíz del programa Sembrando, que ella lideró como primera dama, con la intención de promover el emprendedurismo en el país. “Luis no quería que yo estuviera en ningún lugar. Esa es la realidad. Sobre todo por el tema de la notoriedad y que figurara, no le interesaba mi presencia en ningún lado”.

Más allá de eso, ella confiesa: “Los dos hicimos todo lo que podíamos hacer” para salvar el matrimonio, pero no alcanzó. La separación fue para ella uno de los momentos más difíciles de su vida. “Toqué fondo”, “rompió una parte de mí que nunca pensé que (se) me iba a romper”.

Proceso de sanación

La difícil experiencia de la separación y lo mal que lo pasó desde el punto de vista anímico la llevó a conectar con la importancia de la salud mental, tema que, a su entender, es “un gran debe en la política nacional”. Para salir adelante, probó de todo, pero en el libro asegura que “la mejor sanación fue el deporte”. Para eso, se armó una rutina semanal, que incluía hockey, yoga, pesas, tenis y piscina.

También hizo terapia y apeló a las flores de Bach, algo que desde hace tiempo forma parte de su vida, al punto que unos años atrás estudió y se recibió de terapeuta floral. “Todavía no me he puesto a hacer esto en un cien por ciento; pero al principio, que atendí a bastantes pacientes, me di cuenta que tenía mucho para dar. (...) Me despertó una faceta de ayuda que está buenísima y que en algún momento voy a aplicar”, cuenta en otro pasaje del libro.

base tapas libros
Lorena Ponce de León. De palabra, de Rosana Zinola. Editorial Aguilar, 224 páginas, 850 pesos.

Lorena Ponce de León. De palabra, de Rosana Zinola. Editorial Aguilar, 224 páginas, 850 pesos.

El reiki, las constelaciones familiares y la decodificación son otras herramientas que a lo largo de su vida la han ayudado a superar sus crisis y, por supuesto, no faltaron en el trance más difícil. El apoyo de su familia y de sus amigas también fueron fundamentales.

Vida nueva, proyectos nuevos

Influenciada por el ejemplo de su abuela y de su madre, ambas mujeres independientes, con mucha personalidad, fuertes y muy positivas, quienes siempre le inculcaron la importancia de “la independencia personal, la constancia y el no tener miedo a trabajar 12 horas por día”, Ponce de León se define como una mujer alegre, muy mandada e independiente.

Según se narra en el libro, de adolescente, trabajó por un período en la empresa de servicios turísticos que su madre había montado, pero el empleo le duró poco. “Entendí dos cosas: que no me gusta que me manden y que quiero un quiosco, pero mío. (...) Me di cuenta de que yo quiero ser mi propia jefa”.

Ponce de León estudió Técnico Forestal en la Universidad de la Empresa y Técnico en Jardinería en la Escuela de Jardinería de la intendencia, en el Prado. Esos estudios le valieron para, años después, comenzar su camino emprendedor como paisajista, una figura que años atrás no se valoraba lo suficiente en los proyectos arquitectónicos. Aunque eso era para lo que se había preparado, durante muchos años, este proyecto pasó a un segundo plano, primero con la crianza de sus hijos, luego acompañando a su exmarido en las campañas electorales, y después dedicándose a sacar adelante el programa Sembrando.

Lorena Ponce de León y Alejandro Teske
Alejandro Teske, empresario del rubro de camiones y exportador de miel, es su actual pareja.

Alejandro Teske, empresario del rubro de camiones y exportador de miel, es su actual pareja.

lorena ponce de león paisajismo
Lorena Ponce de León se dedica al paisajismo desde hace veinte años.

Lorena Ponce de León se dedica al paisajismo desde hace veinte años.

Hoy, cuando se encuentra rearmando su vida, da la casualidad de que el paisajismo comienza a tomarse en serio. “Se dan cuenta de que es un amenity. En una casa terminada es lo primero que se ve. Antes (...) el paisajista era menos que el electricista o el sanitario”. Esto ha ayudado al crecimiento de su emprendimiento, con el cual ha llegado a trabajar para firmas importantes.

La nueva etapa la encuentra llena de proyectos nuevos. No solo se ha propuesto establecer la identidad de su empresa, sino que además quiere seguir estudiando y emprendiendo en nuevos rubros. Entre los planes que tiene, hay uno enfocado en el rubro gastronómico, otro en traspasar fronteras con el paisajismo y el tercero, relacionado con la importación de artículos de iluminación exterior.

A la vez, no descarta meterse en la actividad política. De hecho, afirmó que para las elecciones pasadas, varios dirigentes del Partido Nacional le ofrecieron militar en sus filas, aunque su respuesta fue negativa. “Para mí, mi tarea ya estaba cumplida. Voy a dejar que la vida me sorprenda. Sé que tengo capacidad y mucha disciplina; trabajo duro y me encanta armar equipos. Y en eso de armar equipos me parece que también puedo llegar en algún momento a la política. Sé que lo podría hacer y que lo podría hacer bien, pero no quiero todavía”.