—¿Cómo surgió la idea de trabajar con emprendedores?
—En la campaña de 2019 pude recorrer siete veces el país y hablé con mucha gente que pedía empleo. Les preguntaba a qué se dedicaban y veía que ya tenían un oficio. Lo que les faltaba era amplificarlo, crecer en facturación, buscar su mercado, promocionarse, tener un valor agregado. Ahí lo empecé a pensar, y se me terminó de despertar la idea en una reunión de mujeres en el Cerro, a la que me invitaron de una lista. Muchas querían empleo. Le pregunto a una: “¿A qué te dedicás?”. Me dice que hace empanadas. “¿Y vendés regularmente?“. “No, cuando necesito”. Vi que faltaba una periodicidad, una estructura. ¿Cuánto comprás de jamón? ¿Lo comprás por mayor o lo comprás en un mercado? Y así empezamos a hacer un poquito de números, y le dije: “¿Te das cuenta de que vendiendo 20 empanadas más por día tenés un sueldo fijo bastante bueno?”. Y se quedó sorprendida. La segunda mujer con la que me pongo a hablar era pescadora artesanal. Le pregunto: “¿Cuando hay tormenta salen?”. “No”. “¿Y tienen freezer?”. “No”. “¿Y no sería bueno tener un freezer así pescan un poco más y se cubren para los días que no se puede salir?”. Y así no tenés que ser empresario ni haber pasado por la facultad para ser emprendedor, lo que sí tenés que tener son las herramientas. Por eso llevamos conocimiento, con los cursos, el inglés comercial, las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), el manejo de redes sociales, que tuvo un éxito impresionante. Para mí era muy importante ir a cada departamento con los seminarios, que te vean cara a cara, que entiendan que los grandes de repente empezaron de cero. Cuando uno ve que las cosas funcionan y mirás al vecino que le está yendo bien y que empezó como estás empezando vos… Por eso siempre traíamos casos locales en cada departamento. Es muy importante entender que se puede. No estamos acostumbrados a poner un emprendimiento porque no lo tenemos en la escuela, no lo tenemos en el liceo ni en la facultad. Cuando empecé, yo sabía hacer los jardines, me quedaban divinos, pero no tenía ni idea cómo cobrar. Eso también lo hicimos en Sembrando, dar cursos de administración de emprendimientos. ¿Cómo me proyecto a tres meses? ¿Cómo me veo a cinco años? Eso se aprende. El 99,5% de las empresas del país son pymes (pequeñas y medianas empresas) y generan el 66,5% de los trabajos. Entonces, ¿quién banca el Estado? Las empresas privadas y los empleados de esas empresas, que somos los que aportamos a BPS, pagamos DGI y sostenemos la estructura. Y la estructura es fundamental para que esas empresas puedan subsistir. Es todo un círculo, que es muy importante que funcione.
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Lorena Ponce De León durante la recorrida por el Centro de Rehabilitación para personas con discapacidad visual “Tiburcio Cachón” en Montevideo, marzo 2023.
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—Desde que identificó esa necesidad en 2019 hasta ahora, ¿está satisfecha con los resultados?
—Como inconformista que soy, me quedo con ganas de más. Di todo lo que podía dar, pero queda mucho para hacer. Y como es un trabajo cultural, lleva un proceso. Se hizo un buen impacto inicial en cada departamento que fuimos. Hay mucha informalidad todavía. Cuando arrancamos, había 50% de informalidad. Dentro del seminario se daba un marco legal y la cantidad de opciones que tenemos para tener una pyme para que pudieran ver que el Estado no es un cuco, sino que simplemente hay que saber cuál es el camino y que cuando uno está establecido formalmente tiene otras posibilidades de crecimiento. Y de a poquito muchas se fueron formalizando. Llegamos a casi 12.000 reuniones de trabajo entre emprendedores y 250 mentores voluntarios. El balance es megapositivo, trabajamos muchísimo, generamos un equipo de trabajo divino, con el apoyo de las empresas que hicieron que esto sea posible. No tengo más que dar las gracias. Cuanto más emprendimientos haya, más crece el país.
—¿Le gustaría que el programa tenga continuidad, sea en el Estado o por fuera?
—Sí. Cuando terminó este ciclo de cinco años, fue una buena gratificación personal de decir “tarea cumplida”. La tranquilidad mental de acostarte en la almohada y decir “di todo lo que pude dar”. Ahora, es un excelente programa, hay mucho para hacer. Creo que puede llegar a resurgir, este año seguramente no, pero los emprendedores necesitan organizaciones como Sembrando. Quizás como una ONG o una fundación, pero no está bajado a tierra todavía.
—¿Habló con alguien del nuevo gobierno sobre la posibilidad de continuarlo? El programa de salud bucal de María Auxiliadora, la pareja de Tabaré Vázquez, continuó bajo otro formato, por ejemplo.
—Hablamos con Andrea Bellolio, la directora ejecutiva, si lo íbamos a proponer, pero dijimos: “El formato de Sembrando tal cual lo pensamos fue de esta manera”. Como un poco celosas de cuidar lo hecho, dijimos: “Funcionó así y se cerró así”.
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Jorge Fernandez, Luis Lacalle Pou, Beatriz Argimón y Lorena Ponce de León tras conocer los resultados de la elección nacional, en la sede del sector Todos en Montevideo, 27 de octubre de 2019.
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La propuesta para hacer política y la pasión por ayudar
—Más allá de Sembrando, ¿cómo fue su experiencia como “primera dama”? Habiendo atravesado, además, su separación con el presidente durante el mandato.
—Siempre dije que si me tocaba algún día estar en un lugar de visibilidad, iba a ser una herramienta para ayudar. En la campaña de 2014 y en la campaña del 2019 dije que si eso pasaba, quería oficiar de bisagra. Me gusta mucho ayudar y me da mucha alegría ver crecer a la gente. Me sale natural, siempre estoy viendo en qué puedo dar una mano, en generar los contactos. El rol de primera dama lo tomé como eso, como un lugar de visibilidad que podía ser una herramienta. Y bueno, de mi vida privada, las cosas pasan y la solución, lo que pasó, está a la vista.
—Acompañó a Lacalle Pou en recorridas en la campaña, en actos, estaba en contacto con la gente. ¿Extraña esa militancia?
—Podés militar de muchas maneras. Podés estar en todos los actos y querer figurar, o hacerlo desde otro lugar. La militancia activa del estar, con las recorridas, me sirvió como experiencia. Si bien yo soy blanca y todos saben que soy blanca, la idea con Sembrando era que no tuviera color político para que sea para todos. Yo sigo siendo militante desde mi lugar, creo que la militancia se lleva adentro. Si tengo que estar con la bandera del partido, voy a estar con la bandera del partido, voy a acompañar a mis hijos a votar, voy a votar con orgullo.
—¿Votó por Álvaro Delgado en el balotaje?
—Voté por Delgado, claramente. Y voy a seguir siendo militante, a veces más activa, a veces menos activa. A Martín Lema le deseo lo mejor en la Intendencia de Montevideo, como a tantos candidatos que tenemos en el país.
—¿Piensa participar en los actos de Lema o de algún otro candidato? ¿Sigue atenta a las novedades políticas?
—Sí, sigo atenta. Desde las redes sigo mucho. Me intereso por lo que está pasando en todos los departamentos. Y seguramente vaya algún acto para apoyar a Martín, porque los actos siempre son muy movilizadores energéticamente.
—¿Le interesó alguna vez hacer política? ¿O se plantea hacerlo?
—Me han hecho esa pregunta. La verdad es que no por el momento. No por el momento. Me apasiona, me parece que es una actividad muy vocacional. Comparo a los políticos con los médicos y los maestros, trabajos que tienen que ser 100% vocacionales. El político que le gusta dedicarse a la política tiene que estar al servicio. Si lo hiciera, tendría que estar dedicada 100% a eso. Y soy paisajista, tengo que trabajar. Por ahora me voy a dedicar a lo que estoy haciendo.
—Cuando describe su vocación por ayudar y estar en contacto con la gente, parece similar a lo que puede ser una vocación por la política.
—Está el bichito, está el bichito por ahí.
—Imagino que se lo propusieron alguna vez…
—Sí, me lo han propuesto, pero por ahora ya sé dónde estoy. Por ahora.
La separación con Lacalle Pou, el feminismo, y la reflexión sobre las críticas a la esposa de Orsi
—Es un hecho atípico que un presidente se separe en medio de su mandato. ¿En algún momento se plantearon esperar a que termine el gobierno para separarse, para evitar un eventual costo político, o eso no estuvo en consideración?
—Me he manejado en la vida muy transparentemente y con mucha responsabilidad. Y había que hacer lo que había que hacer, que fue la separación, que es lo que se ve a distancia. Y la vida privada la mantuvimos. Voy a quebrar una lanza por los uruguayos, por el respeto, la mano en el hombro, el abrazo cálido. Por supuesto que había de las otras, pero lo que más tuvimos fue el apoyo de la gente. Uno pasa por momentos difíciles en la vida y obviamente nadie estaba tirando cohetes, pero tuvimos mucho cariño, por lo menos desde mi lado. Y me quedo con eso.
—¿Cómo vivió la atención de los medios en ese momento?
—Hubo mucho respeto. Es lo más importante de todo esto. Como nosotros, los uruguayos, entendemos que, cuando una persona está pasando por un momento difícil, primero, el silencio. Y segundo, el respeto.
—A la pareja del presidente Yamandú Orsi, Laura Alonsopérez, se la criticó en redes sociales por cómo festejó durante el cambio de mando. ¿Cómo vio ese episodio?
—Creo que hay que tener mucho cuidado en el juzgar, ¿no? Cada uno se expresa como entiende que se tiene que expresar. Se expresó de la manera que ella quería expresarse y no está mal. Te puede gustar mucho, poquito, nada. Pero eso es un tema personal. No voy a juzgar absolutamente nada.
—¿Pero cómo vio la reacción que causó? ¿Hay un escrutinio mayor sobre las mujeres cuando se exponen públicamente?
—Lo que Pepito dice de Juanito habla más de Pepito que de Juanito. Los que nos ponemos a criticar algo tenemos que tener cuidado porque habla más de ti que del criticado. Que repasen un poco qué es lo que los movió a hacer la crítica. Es un repaso interior más que nada.
—¿Sintió el peso de ese escrutinio como primera dama cuando, por ejemplo, fue blanco de críticas debido a su viaje a Catar y al video promocional de la ExpoDubai o cuando dijo que la juzgaban por el color de su pelo?
—Aprendí a no escuchar esas cosas. Las críticas constructivas las leo. Las que son con ponzoña que se miren al espejo y que hagan su trabajo con su terapeuta. Las críticas constructivas las leo porque son interesantes, nadie es perfecto, todos vinimos a aprender. Una vez, hace años, leí una crítica en Twitter: yo había hablado sobre el tema del aborto en una radio y dije que era provida. Una mujer se sintió dolida con lo que yo había dicho y me escribió. Me dijo: “Mirá, Loli, la próxima vez que hables sobre el tema te pido que menciones a las que sí abortamos, porque estoy arrepentida hasta el día de hoy y no sabés lo que me pesa, pero no por eso soy una mala persona”. Y dije: “Mirá qué interesante”. Porque es desde un punto de vista que, al no vivirlo, no lo transmitís. Si puedo ser un canal para mostrar que hay gente que ha pasado por mucho dolor, más allá del arrepentimiento o del no arrepentimiento, porque no voy a juzgar, qué lindo que me lo haya contado.
—¿Sigue siendo provida o cambió su posición?
—Sigo siendo provida, sí. Sé que es muy difícil cuando uno no está en esos zapatos. A mí me costó mucho quedar embarazada. Los mellis, Violeta y Luis, son el primer caso de mellizos in vitro congelados en Uruguay. Estuvieron dos meses como embriones congelados. Me costaría muchísimo pensar en aceptar un aborto. Porque antes pienso en la adopción, hay muchas mujeres que quieren adoptar. Lo veo más para ese lugar que quitarle la posibilidad a alguien que está ahí, creciendo.
—Con el feminismo y las reivindicaciones de los derechos de las mujeres, ¿cómo se lleva?
—Antes decía que el feminismo no era lo mío. Con el tiempo, cuando empecé a leer un poco más sobre la historia del feminismo vi que fue importante la posición de la mujer para tener igualdad, sobre todo en lo laboral. Venimos de que la mujer no votaba, que si quería trabajar tenía que tener el permiso del marido o del padre, no podía tener una cuenta bancaria, no podía tener nada a su nombre. Todo eso, que hoy podemos ver como ridículo, sucedía, y no hace tanto. Entonces, la igualdad es muy importante seguirla trabajando. Pero también reivindico, por ejemplo, la licencia paternal, para que el hombre pueda estar ahí a la orden, para que la mujer pueda descansar. Creo en la igualdad de las dos partes. Ni todo para uno ni todo para el otro. Salvo las diferencias que las mujeres tenemos, porque tenemos un hijo en el vientre y tenemos que hacer que nazca y darle de mamar. Hay un tema biológico que hay que respetar. No nos podemos ir de mambo con ese tema. También ha bajado mucho la natalidad. Hablé hace tiempo con la juventud del Partido Nacional de que se puede hacer todo siendo padre joven. Yo siempre decía que quería a mis hijos antes de los 30. Obviamente, se te tienen que dar las posibilidades. Pero las mujeres hoy en día, sobre todo las jóvenes, tienen como un cuco con el tema de los hijos porque se van a atar. Y sí, te va a atar un poco, pero las herramientas se te empiezan a dar para que lo puedas llevar al CAIF (Centros de Atención a la Infancia y a la Familia) o a la escuela y vas creciendo con ese niño o niña que también te va educando y te va ayudando a ser padre o madre. Creo que nos hemos transformado en más egoístas en ese sentido. Estamos más para recibir que para dar. De repente venimos de madres muy sacrificadas y dijimos que no queremos ser tan sacrificadas. Y de repente estamos un poquito más egoístas.
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Lorena Ponce de León en su casa en Carrasco durante la entrevista con Búsqueda.
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Las averiguaciones de Astesiano sobre el viaje de Lorena Ponce de León: "No me sentí invadida"
—Tras su separación de Lacalle Pou se conoció que el entonces jefe de seguridad de Presidencia, Alejandro Astesiano, pidió información a su custodia y a una autoridad del Ministerio del Interior sobre un viaje suyo. ¿Estaba al tanto de eso o se enteró cuando se difundieron los mensajes en el marco de la causa judicial?
—Me enteré a la vuelta del viaje. No me parecía raro porque yo en ese momento tenía mi custodia, que le daba el parte a Astesiano, que era el jefe de la seguridad del presidente. Fue simplemente que en ese momento quise guardar mi privacidad, pero era obvio que iba a saber a dónde iba porque se iban a enterar de alguna manera. Como que se tiró mucho de los pelos el tema, ¿no?
—Es que Astesiano pidió información sobre su viaje a un jerarca del Ministerio del Interior de forma “reservada”, lo que hacía parecer que no se trataba de un procedimiento habitual o transparente.
—No lo voy a juzgar. Igual se iban a enterar.
—¿Entonces no le produjo incomodidad ni se sintió invadida en su privacidad, como le dijo a la fiscal Gabriela Fossati?
—Ni me sentí invadida, ni perseguida, nada. Sos una persona pública y estás expuesta, era muy probable que sucediera. Ni me llamó la atención.
—¿Habló del tema con Lacalle Pou?
—Es que ni siquiera lo mencionamos, simplemente era un pedido de la fiscal que quiso hablar conmigo y dije exactamente lo que pensaba, no tengo muchas vueltas. Nunca me sentí perseguida, soy una persona que cuando me planto sé para dónde voy y en ese caso, si quería decir algo, lo iba a decir y, si me sentía a desagusto, también lo iba a manifestar.
Su evaluación de la presidencia de Lacalle Pou y sus deseos para el gobierno de Orsi
—¿Cómo evalúa la gestión de Lacalle Pou y la coalición?
—En una charla con Daniel Castro me preguntó del 1 al 10 cómo evaluaba la gestión, y le dije 11. Porque con todas las cosas que tuvimos como gobierno, una pandemia, una sequía, fue un gobierno muy exitoso. ¿Que quedan cosas para hacer? Totalmente. Nunca podés hacer todo lo que te gustaría, y la verdad que ha sido un equipazo, con sus idas y venidas, con todos los ajustes que sucedieron pero, la verdad, 11.
—¿Y por qué piensa que no se reeligió al gobierno?
—La gente siempre termina teniendo la razón. Por algo quisieron volver al modelo anterior, de repente probarán el modelo anterior y, si les sirve, seguirán y, si no, volverán a cambiar. La mayoría manda y sobre eso uno tiene que aprender y tener la humildad de decir “se hizo todo lo que se pudo y la mayoría decidió otra cosa”. Por algo es. Humildad y desearle lo mejor al próximo gobierno.
—¿Cómo ve al gobierno de Orsi?
—Le deseo lo mejor. Quiero un país seguro para mis hijos, un país que eduque bien a nuestros adolescentes y a nuestros adultos para que no se vayan. Lo más importante es seguir sosteniendo a nuestra juventud con desarrollo académico, que se puedan formar en técnicos y en oficios, que la educación siga mejorando. Porque eso es la base de todo. Y no solo la educación académica, sino la educación emocional. La inteligencia emocional es, para Lorena Ponce de León, la inteligencia más importante. Cuando uno es emocionalmente inteligente, toma buenas decisiones.
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Lorena Ponce de León durante el acto de la lista 404 del Partido Nacional en la sala Montevideo Music Box en Montevideo, 30 de agosto de 2023.
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—¿Piensa que Lacalle Pou puede volver a ser presidente en 2030?
—Vamos a ver primero si él quiere candidatearse.
—Terminó su mandato con una popularidad alta…
—Altísima históricamente, 58%. Y ha sido un excelente presidente. Y eso está a la vista, está en la aceptación de la gente y ha sido un presidente que ha trabajado muchísimo. Solo en el Instagram de él ya se ve todo lo que ha visitado, todo lo que ha hecho. Primero tiene que ser candidato y después ahí veamos si volvemos a tener un gobierno de coalición. Y si no es él, que sea otro.
—A su hija Violeta le preguntaron si haría política y dijo que el “futuro dirá”. ¿Le gustaría que ella o alguno de sus hijos se involucren con la política?
—Lo que los haga felices. Si el padre fue presidente, si el abuelo fue presidente y vienen de una familia política, que no tengan el peso de tener que hacer nada de lo que no quieran hacer. Si lo quieren hacer por motu proprio, perfecto, los acompañaremos. Uno nunca sabe las vueltas de la vida. Pero nunca van a tener el peso ni de mi parte ni del padre para que lo hagan. Para nada. Porque se pagan caros, después, los pesos familiares. Y no lo quiero para ellos.
—¿Cómo se llevan ellos con la exposición?
—Se fueron acostumbrando. Y lo manejan bien. Violeta se maneja con la libertad que la ves, y Luis también. Manu fue el que siempre le gustó menos que lo estén reconociendo.
—¿Ellos viven acá con usted?
—Miti-miti, viven un poco más acá, pero también allá. Son grandes, van y vienen, vivimos a pocas cuadras del padre. Esta casa es su casa y aquella casa es su casa. Que sean libres.