El cuarto gobierno del Frente Amplio comienza con una dificultad adicional, un escollo que no estuvo en los periodos anteriores: no tiene la mayoría en la Cámara de Diputados. Incluso está un voto por debajo de la Coalición Republicana. Así, para aprobar proyectos de ley, el futuro oficialismo deberá arrebatarle al menos dos votos a la alianza que se consolidó durante el gobierno de Luis Lacalle Pou, o conseguir el respaldo de Identidad Soberana, el partido antisistema fundado por el flamante diputado Gustavo Salle.
Al tiempo que se prepara para esta realidad adversa, la bancada de diputados del Frente Amplio es consciente de que el trasiego de legisladores hacia el gobierno y, principalmente, hacia la cámara alta —para cubrir a los senadores que desempeñarán cargos en el Poder Ejecutivo—, la debilitó en términos de experiencia y peso político.
Como resultado, son pocos los diputados experimentados que estarán en la cámara este período: de los 48 que actuarán por el Frente Amplio, solo 20 tienen experiencia como titulares. Y solo cinco tienen dos períodos más de experiencia: los dirigentes de Asamblea Uruguay Carlos Varela y Luis Enrique Gallo, el excolorado Fernando Amado, y los legisladores del Movimiento de Participación Popular (MPP) Carlos Rodríguez y Javier Umpiérrez.
La expectativa es que algunas de estas figuras experimentadas, junto al presidente de la Cámara de Representantes, Sebastián Valdomir, y el actual coordinador, Mariano Tucci, sean quienes lleven las riendas de las negociaciones en Diputados, informaron fuentes de la bancada a Búsqueda.
El sábado 15, durante su discurso como nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Valdomir dejó en claro que la ausencia de mayorías en el cuerpo sería un desafío adicional para el sistema político. “El mandato de la ciudadanía, expresado por el resultado de las urnas del último domingo de octubre pasado, indica que nadie posee la mayoría absoluta en esta cámara. Los números de cada bancada expresan esta realidad con meridiana claridad”, dijo.
“Estos números marcan que si cada bancada adopta una postura de no dialogar y aferrarse solamente a su agenda de prioridades, y no nos animamos a intercambiar y buscar puntos de contacto de esas diferentes agendas y posibles puntos de acuerdo, entonces no saldrá de aquí ningún proyecto aprobado”, afirmó. Y si eso pasa, siguió, “no habrá ganado nadie, le habremos fallado a la ciudadanía que nos encomendó la tarea de buscar acuerdos y mejorar el debate”.
Con citas a figuras blancas y coloradas como el nacionalista Héctor Gutiérrez Ruiz, expresidente de Diputados asesinado durante la dictadura; y el político y exministro Manuel Flores Mora, Valdomir insistió sobre la importancia de construir acuerdos pese a las diferencias políticas. “Para que estos acuerdos sean posibles, ninguno de los que estamos aquí hoy debería considerar al otro como un enemigo”, sostuvo.
Un nivel de disenso “poco frecuente”
La Cámara de Representantes "va a ser el eslabón más débil de todo el proceso de gobierno”, advirtió el politólogo Daniel Chasquetti durante la actividad Ciclo de diálogos parlamentarios en la transición legislativa, organizada por la Escuela de Gobierno del Parlamento el martes 18. Chasquetti mencionó como ejemplo de posibles escenarios la censura de ministros o los bloqueos en negociaciones para aprobar proyectos de ley. Los legisladores del Frente Amplio deberán "prepararse para negociar", advirtió.
Para el politólogo, como resultado de estas necesarias negociaciones los proyectos de ley probablemente se acerquen "más al centro", lo que implicará un triunfo del "legislador mediano" (menos radical) en la cámara baja.
Chasquetti también proyectó que el tiempo promedio que insume la aprobación de leyes —181 días en la Legislatura anterior—, aumentará en este período, dado que las transacciones y negociaciones "requieren tiempo". Así, sostuvo que es posible que exista un "descenso" de la eficacia legislativa, especialmente en las leyes que generen mayor controversia.
Además, adelantó que es "esperable" que haya más interpelaciones, más mociones de censura, más comisiones investigadoras y más pedidos de informes, y que el uso de estas herramientas aumente a medida que avance el gobierno. Según resumió, los diputados van a tener que "hacer un esfuerzo" para trabajar con un nivel de disenso “poco frecuente”.
Las negociaciones “pico a pico”, los antecedentes y el rol del Ejecutivo
El coordinador de la bancada de izquierda descartó que el Frente Amplio busque una alianza con un partido en específico para asegurar la gobernabilidad. En cambio, Tucci aseguró que se buscará negociar con la coalición en bloque como “pico a pico”, con cada uno de los partidos.
Además, negó que exista una “sintonía más fina” con Cabildo Abierto, cuyos dos diputados le darían la mayoría al oficialismo. “El hecho de que hayamos votado alguna declaración política no significa nada en particular”, sostuvo.
En la bancada, no obstante, también afirman que si bien el “deber” de construir las mayorías es de los legisladores, en el Poder Ejecutivo hay dos actores claves que pueden aterrizar en las negociaciones parlamentarias para asegurar la gobernabilidad.
El primero de ellos es el propio Yamandú Orsi, que ya demostró habilidades para construir mayorías durante sus 10 años de gobierno en Canelones. Eso ocurrió, por ejemplo, en 2022, cuando el exintendente se valió de un voto blanco primero, y colorado después, para aprobar dos fideicomisos en la Junta Departamental.
La estrecha relación del gobierno canario con miembros de la oposición se evidenció, por ejemplo, en que el alcalde de Soca, Roberto Rodríguez, decidiera respaldar al candidato oficialista por el Frente Amplio, Francisco Legnani, secretario general de la comuna.
“En el interior hay lógicas y factores departamentales donde van a haber demandas y el Ejecutivo va a jugar, por ejemplo con la Ley de Presupuesto. Yamandú va a ser clave en eso” , vaticinó una fuente del MPP.
El otro jugador clave que se proyecta desde el futuro ejecutivo para construir las mayorías parlamentarias es el senador y futuro secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, quien fue jefe de campaña de Orsi y la figura más destacada del gobierno electo, detrás del mandatario. Con una extensa carrera parlamentaria, Sánchez ha tenido un sostenido ascenso en su carrera política y actualmente es quien encabeza las negociaciones para la integración de la oposición en las empresas públicas y los organismos de contralor.
En los hechos, Sánchez, será quien cumpla el rol de nexo entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, sostuvieron fuentes de su sector político, el MPP. Este papel, que al menos en lo formal suele ejercer quien ocupa la vicepresidencia, ha ido variando en los últimos gobiernos en función de la composición del Ejecutivo y de la bancada de legisladores.
En el escenario actual, mientras la vicepresidenta electa Carolina Cosse no tiene llegada con buena parte de la bancada del MPP —mayoritaria en ambas cámaras—, Sánchez es uno de los principales líderes del sector, e incluso es reconocido como interlocutor por las bancadas de la oposición.
“Cosse tiene la responsabilidad de conducir el Senado y va a tener un peso institucional y político, pero en general, en la interlocución del Poder Ejecutivo, Sánchez va a tener un ascendencia muy grande, ya que fue un legislador que se ha encargado de construir vínculos que son sustantivos”, dijo una fuente del Espacio 609.
Sánchez, además, tendrá un rol clave en la negociación sobre los cargos que ocupará la oposición en el gobierno. El lunes 17, durante la primera reunión formal con los partidos de oposición, quedó claro que será Presidencia la que negociará los cargos, aun cuando la conversación pueda darse en el ámbito parlamentario. De hecho, si bien estuvo presente la vicepresidenta electa —quien había convocado la reunión con los coordinadores de bancada para organizar la agenda parlamentaria— las fuentes subrayaron el hecho de que concurrieran Sánchez y el futuro prosecretario de presidencia, Jorge Díaz, a hacer el planteo a los legisladores.