En términos de bloques también hubo movimientos. La suma de los partidos de gobierno recibió 47,5%, casi ocho puntos menos que en las elecciones nacionales anteriores. El “afuera” creció un poco.
La experiencia acumulada en los cuatro balotajes previos da pistas, pero no tantas. La situación actual parece un punto medio entre todos ellos.
En 1999 y 2019, los bloques tenían una diferencia cercana a los 15 puntos cuando inició el camino a la segunda vuelta. En el primero, blancos y colorados fidelizaron casi todos sus apoyos entre octubre y noviembre, y Jorge Batlle ganó con luz. En el segundo, en cambio, la entonces denominada “coalición multicolor” tuvo problemas para retener sus apoyos y el resultado fue de infarto. Luis Lacalle Pou se impuso por un punto y medio sobre Daniel Martínez.
En 2009 y 2014 el Frente Amplio obtuvo mayoría parlamentaria en primera vuelta, con 48% de los votos, entre dos y cuatro puntos más que la suma de blancos y colorados. El balotaje fue un trámite.
El domingo 27, lo dicho, tuvo un resultado que no resuena con esos cuatro. El Frente Amplio votó a mitad de camino entre 1999-2019 y 2009-2014. Obtuvo mayoría pero solo en la Cámara de Senadores. Mientras que el oficialismo cayó siete puntos, pero es el bloque más grande.
El director de Opinión Pública de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar, dijo a Búsqueda que fue un “empate”.
Esto no quiere decir que los dos bloques partan desde el mismo lugar en el camino hacia el balotaje. El Frente Amplio tiene que pescar más votos para alcanzar el triunfo, mientras que el oficialismo tiene una tarea doble: sumar y, sobre todo, no perder apoyos.
La migración del 2019
Daniel Martínez irrumpió en el escenario montado en 18 de Julio y comenzó a golpearse el pecho al mejor estilo King Kong. La euforia respondía a la remontada del Frente Amplio, que, entre octubre y noviembre, había descontado la amplia ventaja que Luis Lacalle Pou y sus aliados tenían al inicio de la segunda vuelta. Sin seguir el consejo de varios dirigentes ni la tradición, Martínez no reconoció la derrota, muy ajustada pero ya evidente, que había sufrido esa noche.
En el artículo “La pecera rebelde: explicando el trasiego de votos de octubre a noviembre”, Nicolás Schmidt y Rafael Porzecanski analizaron cómo el Frente Amplio había crecido tanto entre aquellas primera y segunda vuelta.
Los datos marcan que en los últimos tres balotajes el Partido Nacional y sus socios han perdido votos entre una instancia y la siguiente.
“Para el bloque tradicional, la lógica consiste en competir primero y cooperar después. Mientras en octubre sus partidos integrantes disputan el acceso al balotaje y los cargos parlamentarios, en noviembre cooperan para vencer al bloque de izquierda”, escribieron.
Esto implica que mientras los frenteamplistas tienen que votar a la misma fórmula en las dos instancias, en el otro bloque no. Así, para ganar en 2019, Lacalle Pou tuvo que asegurarse de que la amplia mayoría de votantes de Ernesto Talvi, Guido Manini Ríos, Pablo Mieres y Edgardo Novick lo apoyaran a él. Y le costó bastante.
Schmidt y Porzecanski sostienen que un número importante de votos que migraron hacia el Frente Amplio en noviembre de aquel año habían apoyado a Cabildo Abierto. También hubo, según su análisis, un movimiento de personas que pasaron de acompañar a los socios de Lacalle Pou a anular o votar en blanco, mientras que de esa “bolsa” hubo una migración hacia Martínez.
El escenario 2024 tiene elementos que complejizan el análisis del eventual trasiego de votos.
La fuga y la retención
La Coalición Republicana, como te escribí alguna vez, es una entidad política en formación. No compitió en estas elecciones presidenciales, aunque, entre dirigentes y muchos votantes, fue una referencia habitual a lo largo de la campaña.
El oficialismo tiene expectativas de que la fuga de sus votos hacia el Frente Amplio sea menor a las ocurridas en el pasado. Un argumento evidente es que la coalición, tomada como bloque, ya perdió una cantidad grande de votos entre octubre del 2019 y octubre del 2024. Pareciera como si aquellos votantes de Cabildo Abierto que se fueron nunca hubiesen vuelto. Y aun con esa ausencia, la coalición terminó unos puntos arriba del Frente Amplio.
Los socios de la Coalición Republicana cuentan con puntos a favor. La buena evaluación del gobierno y, en cierta medida, el hecho de que en la opinión pública parece predominar un reclamo de cambio moderado y no profundo.
El director de Factum, Eduardo Bottinelli, me dijo que no cree que la fuga de votos hacia el Frente Amplio sea de una magnitud similar a la de ocasiones anteriores. La mala noticia para el oficialismo es que aun una migración pequeña lo deja cerca de la derrota.
En las encuestas previas a la elección, cuando se les preguntaba a los votantes a quién elegirían en segunda vuelta, Yamandú Orsi tenía una ventaja consistente sobre Álvaro Delgado. Ese dato auguraría una fuga al Frente Amplio. Habrá que esperar a la próxima foto que tomen las consultoras, que será más nítida porque ahora sí es un mano a mano y no un escenario teórico.
Desde el comienzo del ciclo electoral, una de las preguntas a responder es si la Coalición Republicana genera un sentido de pertenencia suficiente como para fortalecer esa retención de votos en noviembre.
Los microterritorios
Ambos bloques tienen peceras potenciales donde intentar crecer. Son todas distintas.
“Esta elección va a estar definida por microsegmentos, es decir, por segmentos muy pequeños de electores. Porque está claro que el grueso de los votantes del Frente Amplio del domingo, la enorme mayoría, van a votar a Yamandú Orsi en segunda vuelta. Y también la mayoría de los votantes de la coalición multicolor van a votar a Delgado”, opina Zuasnabar.
El casi 3% de Identidad Soberana, liderado por Gustavo Salle, es uno de los territorios en disputa. Algunos dirigentes ya estuvieron haciendo guiñadas hacia allí. Encuestas previas a la elección mostraban una cercanía un poco mayor al Frente Amplio, pero no es un predictor suficiente.
Hay una pecera tanto o más grande a tener en cuenta. El voto en blanco y anulado fue récord: 4,9%. Muchas de esas personas pueden mantenerse en su lugar, pero quizás haya movimientos. Hay, por ejemplo, más de 30.000 que solo pusieron la papeleta del Sí para apoyar la reforma de la seguridad social, que finalmente no alcanzó el respaldo suficiente. ¿Cuántos de esos se mantendrán al margen del balotaje?
Hay, también, otros partidos menores cuyos votantes tendrán que optar por una de las tres posibilidades: Orsi, Delgado, ninguno. Son pocos, pero después del resultado del domingo todo voto cuenta.
Una mirada optimista
Si llegaste hasta esta parte, notarás que otra vez hay que aferrarse a la incertidumbre. Quizás te preguntes, también, por qué dije que traía buenas noticias. Aquí voy.
Pasamos las elecciones nacionales sin heridos de gravedad. En un momento en el que las disputas a nivel internacional son entre candidatos irreconciliables que parecen irreconciliables, el desenlace uruguayo tiene otro sabor, como escribió el corresponsal de The Economist esta semana.
No solo eso. Ahora los candidatos parecen obligados a no salir a “matar” al rival, porque necesitan sumar. Quizás viste algunas señales al respecto en los últimos días. Así, por más que es esperable un tono duro en las semanas que quedan, difícil que llegue a extremos que aparecen en otras partes.
Aclaro que no soy cultor de la pretendida “excepcionalidad” uruguaya. Esa idea esconde infinidad de problemas que se barren abajo de la alfombra, hasta que algún día, quizás, reventará todo por los aires.
Pero el dato más importante, para mí, es que la próxima legislatura obligará a quien gane a buscar apoyos fuera de su propio bloque. La ausencia de la mayoría parlamentaria será un ejercicio desafiante, pero abre la chance de mayor diálogo. Se verá.
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Antes de dejarte, van las recomendaciones habituales
Esta mirada de la campaña se alimenta, en parte, del trabajo que desarrolla el equipo de Búsqueda sobre el proceso electoral. Hicimos una cobertura especial el día de las elecciones y los siguientes, espero que hayas podido disfrutarla. Me cuesta recomendar una nota sobre otras porque el nivel fue muy bueno y, además, dialogan muy bien entre sí. Te recomiendo darte una vuelta por la sección Política y navegar.
Relacionado con esto, Ismael Grau entrevistó a Gabriel Oddone, el ministro de Economía de un eventual gobierno de Orsi.
Esta semana murió Gabriel Sosa, un periodista que en los últimos años colaboró con Búsqueda. Te comparto esta nota escrita con mucho corazón por mis compañeros.
