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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa innominada moral de la clase política. Estamos asistiendo, una vez más, a la discusión sobre cambiar o directamente derogar algún artículo de la ley penal que tipifica el abuso innominado de funciones.
Y tristemente veo cómo nosotros mismos nos hemos corrido el arco, moral, cultural y educativo.
Mi posición es la de un gobernado. La única genuina para ver una ley que, justamente y no por casualidad, se aplica solamente a los gobernantes.
Este punto es de altísima importancia y me preocupa el consenso sobre el supuestamente necesario cambio. Hoy en día se cuestiona el momento por razones de oportunismo político. Pero yo quiero ir al fondo.
La clase política sale a decir, en buen criollo, que esta ley no le da garantías. Y eso, justamente, no lo necesitan. Las garantías las necesitamos los gobernados.
Y en esto hay que ser enfático: los gobernantes deben hacer solo lo que la ley y las reglamentaciones que rigen su actividad les manden y no otra cosa.
Es lo que inversamente nos sucede a los gobernados; nosotros podemos hacer todo lo que no está prohibido.
¿Qué otra cosa hace la Constitución sino ser una herramienta de control de los gobernantes por parte de los gobernados? Me da vergüenza ajena hacerlo, pero recordemos: “es veleidosa la probidad de los hombres; solo el freno de la Constitución puede frenarla”.
Es que hoy en día hay tanta gente sin la mínima formación cívica, sumado a los que deliberadamente quieran sacar partido de este eventual cambio, que pocos nos damos cuenta de la gravedad de la situación. Verdaderamente el camino de la servidumbre está expedito.
El gobernante no tiene derecho a hacer de todo. Tiene derecho a un juicio justo si se aparta de la ley. Pero nada más.
Estoy seguro de que el espíritu de la ley actual es el siguiente: “Todo lo que el gobernante haga y no esté mandatado por ley o reglamento que le rija es ilegal”. Y por tanto, no podemos hacer una lista tan larga.
Si el BROU empieza a vender helados, se aplica la ley. Un ejemplo tonto y demostrativo.
Y por tanto la ley actual es sabia. Lo que pasa que la clase política quiere más libertad.
Cosa que me niego a dar. Ya tienen suficiente.
Sinceramente, es patética y amarga la discusión.
Una polémica que no debería tener lugar en una República liberal.
Salvo que queramos lentamente dejar de serlo y ya sabemos o podemos ver los finales en el resto de América.
Y no me vengan a decir que no existe la clase política.
E.I.
CI 1.764.862-5