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El fiscal Pablo Rivas camina por el pasillo del primer piso de la sede de los juzgados penales y mientras avanza algunos funcionarios lo saludan y le desean “éxitos”. En la puerta de la pequeña y calurosa sala 1A esperan un puñado de personas y adentro varias más.
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La jueza penal María Rosa Aguirre ya está sentada en su escritorio y en el de al lado el funcionario encargado de manejar el nuevo sistema de registro de sonido de las audiencias (Audire). Todavía queda libre el escritorio reservado para el sospechoso y la defensa y otro pequeño destinado a los testigos. En las tres sillas para el público, hay tres jueces que quieren seguir de primera mano el funcionamiento del sistema que pronto les tocará ejercer.
La espera se hace larga y siguen llegando periodistas y cámaras. La jueza amablemente explica que no va a hacer declaraciones y que, si bien la audiencia es pública, una vez que el imputado ingrese a la sala no se podrán hacer registros de imagen ni de sonido para preservar el principio de inocencia.
El tiempo sigue pasando y el periodista de canal 10, Aureliano Folle, empieza su móvil en vivo desde el escritorio del funcionario encargado de operar el sonido, que se paró a tomar aire. La jueza lo sigue atenta, quieta y con algo de desconfianza desde su escritorio. Aprovechando el revuelo en la sala 1A, la jueza Blanca Rieiro empieza en la sala 1C otra audiencia. Aunque rápidamente se corre el dato de que ya empezó otra audiencia al lado nadie intenta entrar a la sala, que tiene la puerta cerrada.
Ahora sí llega la defensora pública Andrea Souto y algunos minutos después el imputado. El hombre —morocho, petiso, delgado y de ojos saltones— camina nervioso, ocupa rápidamente su asiento e intercambia unas palabras con la abogada.
Son las 19:22 y la jueza da comienzo a la audiencia leyendo el principio de inocencia. Le hace algunas preguntas breves al imputado y luego da la palabra al fiscal para que haga su informe. La descripción de Rivas es contundente: el imputado fue filmado por las cámaras de seguridad forzando la puerta de un auto y rompiendo una de las ventanas de otro. Con base en esos hechos pide la “formalización” por dos hurtos especialmente agravados, uno de ellos en grado de tentativa.
La defensa no tiene objeciones. La jueza resuelve la “formalización”. Son las 19:32 y la jueza da por finalizada la audiencia. Apenas 10 minutos de duración y mucha tensión que los funcionarios de la Justicia descargaron en una ronda de conversación afuera de la sala: “Ayer no dormí”, “estoy toda contracturada”, “a la primera viene todo el mundo, a la segunda ya no viene nadie”, “hoy salió todo mal, mañana saldrá peor y después ya empezará a mejorar”.