Pero la influencia de Shakira hace ya tiempo que se demostró (y con esta gira lo consagró) que trasciende la industria músical. Está en perfumes, ropa interior, bebidas, snacks, y con todo eso, vende. Factura. Después de su polémica colaboración con el productor argentino Bizarrap (BZRP Music Sessions #53), marcas como Casio y Renault vieron un aumento importante de las menciones en redes sociales, que al final se tradujeron en ventas.
Shakira también fue embajadora de Unicef, promoviendo la educación en América Latina, y hace muchos años que se dedica a la filantropía desde la Fundación Pies Descalzos, comprometida con los niños en situación de vulnerabilidad.
Ella no es solamente una estrella pop, su figura representa toda una evolución en el concepto de mujer; desde sus inicios en los años 90, Shakira ha transformado (adaptado) su imagen y su mensaje al punto de convertirse en un símbolo femenino de empoderamiento.
Y para sus fanáticos, verla en vivo es cumplir un sueño. Sueño que se convirtió en realidad para muchísimas uruguayas de todos los departamentos que atravesaron el Río de la Plata, explotando buques y copando la 9 de Julio.
Shakira las mujeres ya no lloran las mujeres facturan.jpg
Shakira se presentó el 7 y 8 de marzo en el Campo Argentino de Polo de Buenos Aires en el marco de su séptima gira mundial Las mujeres ya no lloran (LMYNL), en la que presenta su 12º álbum de estudio con el mismo nombre.
AFP
Shakira dio dos conciertos justo el fin de semana del Día Internacional de la Mujer —incluso deseó a sus lobas un feliz día, saludo que si viniera de otra persona sería bastante cuestionado—, con un set de 30 canciones entre éxitos del pasado (como Antología, Whenever, Wherever y Hips Don’t Lie) en perfecta sintonía con sus últimos hits (Monotonía, Te felicito y Soltera) que reflejan su metamorfosis, que es la de todas.
El domingo 9, mientras el centro de Buenos Aires estaba copado por mujeres (las mesas de los restaurantes, las tiendas, las veredas), la terminal de Buquebus de Montevideo se había convertido en una sala de espera de padres con hijos en brazos. Esperaban a la madre, o a una nueva versión de la madre, más loba, que acababa de ver un show increíble de la colombiana vestida de Versace y Tiffany & Co.
Shakira, de 48 años, se consagró como una showoman total, acompañada de una pantalla megagigante (que fue un problema para quienes estaban ubicados en el campo, que por la posición del escenario solo alcanzaban a ver la mitad), de un impresionante despliegue escénico y de bailarines y bailarinas en proporciones iguales. Curiosamente, su banda, la misma con la que comenzó su carrera musical, está conformada por cinco hombres, ninguna mujer.
Un avatar de la cantante en formato CGI (computer generated imagery) animaba las pausas entre actos, aunque todo el tiempo la cámara seguía a la Shakira original, quien cantó Chantaje desde el camerino durante uno de sus tantos cambios de look.
Ella estaba feliz con su público, recordó con cariño a Gustavo Cerati y prometió volver pronto. A los pies del escenario, caderines con monedas, pelos trenzados, lentejuelas y zapatos de plataforma materializaron ese universo Shakira; un espacio donde compartir y celebrar la fuerza del empoderamiento y el amor propio.
Problemas de mujeres comunes
La pregunta que convoca a analizar a esta artista es: ¿a qué se debe semejante impacto? ¿Qué hace que una estrella sea tan admirada que un tren que circula por avenida Libertador a la altura del Campo de Polo toque el silbato? Puede ser que la razón fuera que sin dudas ella, líder de una manada de 30.000 espectadores, iba a devolver efusivamente el saludo en medio del show.
Shakira Isabel Mebarak Ripoll habla en español, se maquilla poco, pisa descalza, llora, suda, se despeina, se cae, se levanta, se supera. Hace las mismas cosas que hacen todas, con la diferencia de que cualquier persona conoce al menos una de sus canciones.
En un principio, esa autenticidad no encajaba del todo con los estereotipos de mujer sexualizada que dominaban la industria. Sin embargo, supo imponer su belleza natural y un estilo que combina talento vocal con movimientos de vientre y cadera que hoy son su sello, pues acabó convirtiéndose en una genuina expresión de sí misma. A eso debe su éxito, a ella misma.
Shakira transicionó de la introspección, la vulnerabilidad y el romance irracional de la década de los 90, pasando por letras que abordan la libertad, el deseo, la sensualidad y la expresión corporal, hasta su apuesta al reguetón y con él al empoderamiento justo en su etapa más madura. Con tono directo, habla de rupturas, resiliencia, superación y autoestima.
Esta línea de tiempo refleja no solo el crecimiento artístico de la cantante y su versatilidad, sino también su crecimiento como mujer y persona, que ha enfrentado retos emocionales, familiares y profesionales que difuminan los límites entre su vida privada y las canciones, transformando experiencias personales en himnos mundiales.
publico de Shakira.JPG
Shakira, líder de una manada de 30.000 espectadores en Buenos Aires
Así, y manteniendo sus raíces, es como esta loba representa la experiencia del ser mujer latinoamericana y conecta con ellas, más allá de su éxito también en Norteamérica (la gira incluye a Carolina del Norte, Montreal, Toronto, Miami, Los Ángeles, Las Vegas y San Francisco, mercado anglosajón que conquistó desde el álbum Laundry Service), con algunas canciones en las que se la ve perrísima y otras más hiperestésica.
Es que difícilmente las mujeres no se sensibilicen al ver cómo los dos hijos de la colombiana la adoran desde la primera fila al grito de “te amo”, haciendo corazones con las manos. Y ella les dedicó Antología.
Esas son las cosas que más destacan quienes la idolatran; que a pesar de su estatus de ídola mundial, sigue enfrentando los mismos problemas que muchas otras mujeres: infidelidades, presiones financieras, el sacrificio por la familia, la violencia estética… Haberse mostrado vulnerable frente a cosas cotidianas hizo que su público conecte con ella y la convierta en una referente.
La cantante fue una de las mujeres más mediáticas en 2023, no solo por su complicada separación con el futbolista español Gerard Piqué tras más de 10 años de relación, sino por los mecanismos que usó para reconstruirse emocionalmente: componer canciones, que luego fueron en refugio de sus oyentes en situaciones similares.
Retomó su carrera con más fuerza y personificó el dilema al que se enfrentan muchas mujeres de equilibrar la maternidad con el trabajo. En varias ocasiones, Shakira habla de las veces en que puso en pausa su carrera para priorizar a la familia, al punto de mudarse a Barcelona. Pero esta vez, dado que el padre de sus hijos no iba a hacerse cargo de ellos durante la gira, la cantante decidió llevárselos con ella y continuar con sus planes. Las fanáticas, agradecidas.
Es una mujer poderosa, pero su biografía demuestra que ni la fama ni el dinero la eximen de atravesar —a mayor escala— las mismas dificultades que millones de mujeres en su día a día.
Un árbol genealógico de fans
Shakira convoca a mujeres con sus hijas, mujeres solas, mujeres entre amigas, mujeres en pareja. De 30, 40, 50, 60 años. Niñas de cuatro y de 12, adolescentes, algún papá con sus nenas, pero en definitiva, un público femenino heterogéneo. Queda bien claro que el impacto no se limita a una sola generación. La suya es una comunidad que abarca desde madres y ¡abuelas!, hasta hijas y sobrinas. Su peso cultural tiene mucho que ver con esta capacidad de reunir en un mismo concierto a las más nostálgicas con las pequeñas wolfies que imitan sus pasos de baile en trends de TikTok. Es una artista intergeneracional, lo que la hace un poco infinita.
Shakira fans 0000.jpg
Tres generaciones fanáticas de Shakira en una misma familia
Shakira logró hablar de diferentes etapas de la vida, y hoy parece subirse al tren del empoderamiento femenino junto a artistas como Rosalía, Karol G, Lali, Nathy Peluso, que las nuevas generaciones toman como referencia y modelo. Mujeres independientes, fuertes. Y así es como Shakira, ya no la de Pies descalzos, sigue acompañando adolescencias. Siempre le jugó a favor ser una mujer dispuesta a la constante transformación.
Shakira fans 3.jpg
Grupo de uruguayos se lookean inspirados en el videoclip de Las de la intuicion
Shakira fans 5.jpg
Tener la misma artista favorita es un punto fuerte en común entre madres e hijas de todas las edades
Hasta el último tornillo
“Esta es la gira más ambiciosa de mi carrera, la producción más grande que hice hasta ahora. No porque el público lo pida, sino porque me lo merezco después de tantos años trabajando en este mundo. Me merezco la gira de mi vida. Estoy tirando la casa por la ventana. Estoy feliz porque podré hacer un recorrido por las distintas etapas de mi vida artística hasta hoy. Será el show más largo que he hecho, con la pantalla más grande, y todo lo más grande que te puedas imaginar. ¡Más es más y mejor!”, con estas palabras la cantante anunció a sus fans la gira LMYNL. Y el fenómeno Shakira también se explica en esto; en cuánto pesan las exigencias, la autoexigencia, y lo alta que está puesta la vara.
Shakira es muy controladora y perfeccionista. Por eso sus shows son colosales. No hay medias tintas; su equipo monta espectáculos para que salgan a la perfección, incluso si ella misma tiene que ser quien inspeccione tornillo por tornillo la estructura del escenario.
En una entrevista, Bizarrap recuerda que la sesión 53 con la colombiana, la canción latina más rápida en llegar a 100 millones de visitas en YouTube, fue la más difícil de todas porque hasta el último momento previo a la publicación Shakira estuvo haciéndole cambios. Y es que por su propio peso, cualquier error o decisión puede estar puesta bajo la lupa y desatar polémica.
Es ambiciosa y muy muy exigente, lo que no es inusual en las mujeres en este rubro. Pero las demandas de Shakira no se parecen en nada a los camerinos completamente blancos de Madonna o los inodoros impolutos de Beyoncé (la artista pidió una vez que los WC de su camarín no hayan sido utilizados nunca); se trata más bien de algunas medidas para garantizar la excelencia del espectáculo y el bienestar y seguridad de todos (la banda, el público, el equipo técnico y la propia artista).
Ahora bien, ¿qué pasa cuando sus observaciones no se toman en serio? Si los últimos años no fueron nada fáciles para Shakira, las últimas semanas tampoco: en Santiago de Chile y en Medellín la artista se vio obligada a cancelar sus shows porque no cumplían con los requerimientos pautados, es decir, por “inconvenientes técnicos ajenos a la artista”. Parecía ser que el suelo donde iba a ir montado el escenario, que pesa 62 toneladas, estaba desnivelado.
La decisión subraya el desafío que implica equilibrar exigencias de producción con seguridad y la expectativa del público, lejos de querer fallarle a este último. Para reivindicar su compromiso con los fans, en Chile Shakira salió del hotel para cantarles a los seguidores que se amontonaban en la puerta, y a ellos prometió regresar con más conciertos.
Según ella, el tour de LMYNL es una de las producciones más grandes del mundo, sin precedentes en Latinoamérica, para la cual trabajó “incansablemente” durante un año, “noche y día”. Toda la situación habla de su profesionalismo, sí, pero también abre la puerta a otra conversación: la autosobreexigencia intrínseca de la mujer.
Nadie cuestiona que Shakira es buena, pero parece que ella sintiera que tiene que demostrarlo todos los días, cumplir con las expectativas, rendir alto siempre. Su nivel de perfeccionismo, la obsesión por la calidad y el sobrecuidado de su imagen pública pueden verse como el resultado de la presión constante de lo que históricamente se espera de las mujeres en el entretenimiento: lucir impecables, demostrar la excelencia y no dar margen al error.
Afortunadamente, reivindicar el empoderamiento personal no necesita de la aprobación de nadie más que de uno mismo, y Shakira lo sabe. “El amor por el otro es muy bonito, pero creo que es más bonito el amor propio”, y de esta manera cerró su show en Argentina.
Su legado de canciones es el de una artista que supo adaptarse, reinventarse y seguir inspirando generaciones en un mundo donde las narrativas femeninas están en plena transformación. Y aún así, ella sigue siendo una voz de inspiración para mujeres de todas las edades.
-
Los 10 mandamientos de las lobas de Shakira
En el show de LMYNL que coincidió con el Día Internacional de la Mujer, Shakira presentó los 10 mandamientos de una loba, con el fin de empoderar a sus fanáticas. Su forma girl boss de empoderarse es parte de su personalidad, en la que una misma es motor de su propio bien y, aunque de un mandamiento se desprenda lo contrario, de sus canciones se entiende que la comparación-competencia con otras mujeres vale.
1 Protegerás y cuidarás a tu manada por encima de todo.
2 No pedirás permiso para ser tú misma.
3 Bailarás y cantarás cuando necesites curarte.
4 Aullarás, porque nadie puede silenciarte.
5 Una loba no ataca, se defiende.
6 Una loba no compite con otras lobas, se ayudan entre ellas.
7 No reprimirás tu naturaleza salvaje.
8 Elegirás tu camino sin que nadie te lo imponga.
9 Las lobas no codician las posesiones de sus vecinos. ¡Claramente!
10 Una loba es una loba para siempre.