¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

El amor de tu vida puede ser un amigo

Películas para la vida | Una newsletter de Galería

Editora de Galería

Soy Patricia Mántaras, editora de Galería. Tuve la oportunidad de cubrir por muchos años la sección de cine en la revista y pude ahondar en algo que ya me fascinaba. Estoy convencida de que el cine es una gran escuela, pero, más que eso, es un gran espejo de la vida. Te puedo asegurar que, sea lo que sea que estés transitando, hay una película que habla de eso; una película que podría evadirte o emocionarte. Una película que, incluso, podría servirte para atravesar el momento.

Esta newsletter, Películas para la Vida, no es filmoterapia ni un manual para vivir a través del cine: es más parecido a un menú agrupado por ingredientes que, en este caso, serán temas. En cada boletín te voy a recomendar algunas historias clásicas que seguramente conozcas y otras pequeñas o independientes que tal vez sean una novedad y puedas agregar a tu lista de streaming. A veces nos vamos a alejar de Hollywood, porque este tipo de historias no siempre rondan ese vecindario.

Habrá también espacio para las series, pues no todo es cine en la vida.

Hacía tiempo venía pensando en los misterios de la amistad cuando una serie me iluminó. Me hizo dar cuenta de que el amor de la vida puede ser un amigo. Pero no un amigo del que uno se termina enamorando, sino un amigo que siga siendo solo un amigo.

No quiero ser más tu amigo

Hasta que vi la película Los espíritus de la isla (The Banshees of Inisherin, 2022) no entendí que, como puede pasar con una pareja, una amistad también puede terminarse por deseo expreso de uno de sus miembros. Pasa el tiempo, la vida cambia y nos volvemos otras personas. Nadie es igual a los 20 que a los 40 años, o nadie debería serlo. La vida cambia y a veces las amistades se afianzan. La vida cambia y a veces la conexión con un amigo se pierde, las experiencias de vida que los unieron se diluyen y no queda ni un solo hilván que una a esas dos personas. Probablemente te haya pasado. Lo que suceda entonces —despedirse, ignorarse, decir “tenemos que vernos” cada vez que se encuentren accidentalmente o intercambien mensajes de saludos de cumpleaños— es una decisión personal. Pero algo está claro: decir “no quiero ser más tu amigo” después de cumplir 12 años está muy mal visto.

Espiritus de la isla.jpg

Así, tal cual, se lo da a entender primero y se lo verbaliza después Colm (Brendan Gleeson) a Pádraic (Colin Farrell), dos hombres que viven en una parte solitaria de la costa de Irlanda, donde transcurre Espíritus de la isla. No hay mucho para hacer —ni personas entre las que elegir una nueva compañía— en ese lugar medio desierto, pero aun así Colm está resuelto a terminar la amistad (podés ver la película completa y hasta dónde está dispuesto Colm a llevar su decisión en Disney+).

Si te hice algo, decime qué te hice —le dice Pádraic—. Y si te dije algo… Tal vez dije algo cuando estaba borracho y me olvidé. Pero no creo haber dicho nada cuando estaba borracho y haberme olvidado. Pero, si lo hice, decime qué fue. Y también te voy a pedir perdón por eso, Colm. De todo corazón, voy a pedir perdón. Pero dejá de huir de mí como un niño tonto de mal humor.

—No me dijiste nada. Y no me hiciste nada —responde Colm.

—Eso es lo que pensaba.

—Simplemente ya no me caés bien.

Colm tiene la sensación de que el tiempo se le “escapa”: “He cambiado. Simplemente ya no tengo lugar para el aburrimiento en mi vida”. Pádraic le pregunta si se está muriendo, pero Colm no se está muriendo. Es solo que ya no quiere ser su amigo.

Un tipo diferente de amor

Hasta que vi la serie Somebody Somewhere (Alguien en algún lugar) no entendí que el amor de la vida no tiene por qué ser un interés romántico. El compañero de aventuras, el oído paciente, el que siempre parece entender el origen de nuestros miedos, nuestros conflictos, puede ser un amigo. Aspirar a sentirse entendido parece poco, pero es mucho, así que, cuando se presenta alguien que sí parece saber de qué hablamos cuando nos abrimos a mostrar cómo percibimos el mundo, es como si nos invitaran a un refugio de difícil acceso. Si te pasó, seguro que entendés a qué me refiero.

Pienso en el título de la serie (que ya tiene sus tres temporadas disponibles en Max), Alguien en algún lugar, y me imagino a una persona frente al Gran Cañón gritando, esperando una respuesta del otro lado que no sea su propio eco.

Sam (Bridget Everett) conoce a Joel (Jeff Hiller) cuando piensa que ya no hay nadie (para ella) en ningún lugar. Viven en el mismo pueblo. Se habrán cruzado mil veces, hasta estuvieron juntos en un coro, pero ella no se acuerda; él sí. Así que se reencuentran en un trabajo temporal corrigiendo trabajos en un centro de calificación de pruebas de excelencia de estudiantes de Secundaria.

Él está decidido a ser su amigo, porque también hay en la elección de las amistades como una corazonada, un impulso de acercamiento. Separados son solitarios, juntos son ellos mismos en su máxima expresión.

A Sam le gusta cantar, pero es una pasión enterrada. La adultez, los trabajos inestables, una madre disfuncional y el duelo reciente de su hermana la alejaron de todo lo que la hace ella misma. Cuando Joel se acerca, con su bondad y efervescencia, es como una vitamina para Sam: la fortalece. Juntos se potencian. “Me trajiste a casa”, le canta ella a él en este video:

Embed

Tienen más de 40 años, y a esa edad ya no se trata de encajar. Uno es como es, se conoce (y con un poco de suerte se quiere), y el que quiera sumarse al viaje debe saber que está ante una pieza imperfecta pero ya acabada.

Claro que eso no siempre lleva implícita una autoconfianza. En el mejor de los casos, una autoaceptación. “No todo el mundo entra en una habitación y piensa que le va a caer bien a la gente”, dijo Bridget, la actriz que interpreta a Sam, en un podcast de The New York Times. Su personaje se inspira en ella misma (ambas fueron nadadoras de competencia, ambas aman cantar, ambas tienen un don para hacer reír).

“Lo que me encanta de la relación (con Joel) es que a veces no pensás que a los 40 vas a conocer a alguien con quien vas a tener una relación tan central, y eso es increíble”, cuenta la actriz. “Sam no está buscando un amor romántico, está buscando a su persona. Y eso es lo que encuentra en Joel”.

Somebody Somewhere encontró un éxito inesperado. Al parecer, hay más personas de las que pensaríamos que buscan un compañero de vida en la adultez, que han perdido o terminado amistades que ya no tienen sentido y están abiertos a atravesar los desafíos que supone añadir personas a la vida a cierta edad. Personas que buscan a “su persona” no necesariamente en una pareja.

La amistad que no tiene futuro, y así está bien

Las amistades pueden durar toda una vida o pueden terminarse, ya lo dijo Colm. Y así como pueden terminar de un momento para otro, pueden empezar de un momento para otro. Un amigo puede volverse un extraño y un extraño, en el momento indicado, puede volverse un amigo.

De eso también habla una película reciente. La japonesa Drive My Car (Netflix). Por un lado está Yusuke, un director y actor de teatro que llega a Hiroshima para dirigir una obra; por otro, Misaki, una joven que le asignan de chofer. Dos almas en crisis coinciden geográfica y espiritualmente y tienden a unirse (seguro hay alguna investigación que respalda este dato). Los atraviesa un duelo y, sin intercambiar muchas palabras, la conexión aparece. No hay una atracción ni un coqueteo, solo un genuino entendimiento. Los conectan las circunstancias, ese momento vital.

Drive my car 2.gif

Deben ser los ojos en el espejo retrovisor o el hablar de espaldas, como con un psicoanalista, lo que hace que se den confesiones entre conductor y pasajero, y también a la inversa. Pasa en el Uber y pasa en las películas, pero con algo más de poesía. Me acuerdo de la complicidad entre miss Daisy (Jessica Tandy) y Hoke (Morgan Freeman) en Conduciendo a miss Daisy. Y más acá en el tiempo, de Green Book (Prime Video). El conductor es en este caso un americano-italiano un poco rústico y de gran corazón (Viggo Mortensen), y el pasajero es un pianista acartonado y altanero (Mahershala Ali): son polos opuestos, no pueden tener vidas más distintas, pero cuando empiezan a entenderse ocurre la magia.

Esa amistad que llega en el momento preciso y hace su rescate no siempre dura (la de miss Daisy y Hoke sí, duró 25 años). Y tal vez (solo tal vez) está bien que así sea. Pensalo.

El amigo que nos devuelve a la vida

Pienso en amistades que nacen en la adultez y pienso en Shawshank Redemption (Sueño de libertad). Si no la viste (está en Max), me gustaría estar en tu lugar para poder volver a verla por primera vez. Está basada en una novela breve de Stephen King (que no parece una novela de Stephen King). Un hombre, banquero, Andy (Tim Robbins), es acusado de asesinar a su esposa y condenado a cadena perpetua. En la cárcel de alta seguridad (ficticia) Shawshank conoce a Red (Morgan Freeman), otro preso, el dealer, capaz de conseguir desde cigarros hasta pósteres de Rita Hayworth. El estoicismo de Andy deslumbra a Red, y la lealtad de Red deslumbra a Andy. La amistad que se da entre ambos es una vía de escape que los ayuda a imaginar la vida más allá de esos muros. La película es un canto a la esperanza.

—Esa es la belleza de la música —dice Andy—. No pueden sacártela. ¿Nunca te sentiste así con respecto a la música?

—Toqué una armónica mala cuando era joven. Pero perdí el interés —responde Red—. No tenía mucho sentido aquí.

—Aquí es donde tiene más sentido. La necesitás para no olvidar.

—¿Olvidar?

—Olvidar que hay lugares en este mundo que no están hechos de piedra. Que hay algo dentro de ti a lo que no pueden llegar, que no pueden tocar.

—¿De qué estás hablando?

—Esperanza.

Una de las amistades más desinteresadas y generosas que he visto, en el cine y fuera de él.

Shawshank redemption.jpg

Las películas unen

En diciembre de 2016, una de las últimas veces que fui al Video Imagen Club (este centro de reunión de cinéfilos que fundó el crítico y productor de cine uruguayo Ronny Melzer), mientras esperaba que anotaran manualmente en mi cuponera el título del DVD que estaba alquilando, me encontré con un volante que me conmovió. Creo que fue el “¡¡¡¡Basta de soledad!!!!”, con cuatro signos de exclamación; la vehemencia con la que invitaba a dejar atrás ese sentimiento que evidentemente sufría quien escribió el volante.

Volante soledad video imagen

Pasaron ocho años y siempre quise saber qué pasó con ese “grupo de amigos de Pocitos”. ¿Cómo habrán sido esos encuentros? ¿Se habrán gustado? ¿Seguirán reuniéndose? ¿Habrán encontrado, las personas que respondieron al llamado, lo que buscaban? ¿Estaría, en ese puñado de extraños, su “persona”?

Si conocés a alguien (que conoce a alguien) que haya sido parte de estas reuniones, me encantaría que me contaras. Es tranquilizador pensar que el mundo puede ser un lugar menos solitario. ¿No?

Ojalá te haya gustado esta primera entrega de Películas para la vida. La próxima te llegará en tres semanas y ya la estoy preparando; como verás, me tiene muy entusiasmada esta nueva forma de comunicarnos. Si querés hacerme algún comentario, o simplemente contarme algo, escribime a [email protected], estaré encantada de leerte.

Si este domingo te encuentra con tiempo para leer, y siguiendo con el tema de la amistad, te recomiendo una crónica de Santiago Perroni en la que relata su experiencia al probar una aplicación de celulares para conocer potenciales amigos en una cena grupal. Y en la previa del Oscar, podés leer la lista de nominados en las categorías más importantes, y la entrevista a la directora de Vermiglio, la película italiana que ganó el Oso de Plata en Berlín.