—Tuve todas las dudas del mundo. Me resistí todo lo que pude, estaba muy tranquila. Se dio en el verano, ya estaba conformado el equipo mayoritario dentro del MEC, ya estaban avanzadas algunas designaciones, y me llama (José Carlos) Mahía. Era el momento, era el desafío, había que hacerlo. Sentí que, además, si no era ahora, ¿cuándo? Y acepté. Después vino el duelo: 30 años de estar en la Intendencia de Montevideo, a la que espero volver en algún momento. Fue un poco difícil al principio el cambio del gobierno departamental al central. Siempre había estado muy cercana al instituto (Instituto de Cine y Audiovisual del Uruguay, organismo que precede a la ACAU); de hecho, en un momento habíamos trabajado juntos en el mismo espacio físico, cuando todavía la Oficina de Locaciones Montevideanas y el instituto estaban en la calle Juan Carlos Gómez.
—Es la primera llegada con un equipo ya conformado. De hecho, está intacto, es el que me precede. Hubo una sola incorporación, Camila de los Santos, en Formación, el área que estaba vacante. Para nosotros era estratégico empezar a trabajar en ello y rápidamente lo establecimos como una de las líneas principales entre la cantidad de cosas que teníamos por delante. El desafío más grande era no parar la máquina y, también en muchos aspectos, mejorar, ajustar algunas cosas. Porque había herramientas abiertas, como convocatorias en funcionamiento. Igual, por supuesto que siempre, como en todo año bisagra, los calendarios se corren. Lo que intentamos fue no mover las convocatorias, ajustar lo que se podía. O sea, darles una fuerte impronta hacia la obra nacional y mejoras de las condiciones, que es lo que nos importa sobremanera. El cine no solamente genera cultura. Como toda industria creativa, tenés que tener un ecosistema que consolide también su identidad, formas de trabajo y mejoras salariales.
—Hablando sobre la transición y lo que hereda la gestión, ¿en qué estado se encuentra el proyecto de la Casa del Cine Uruguayo (espacio dedicado a la preservación del patrimonio audiovisual y nuevas oficinas para la ACAU anunciado a fines de 2024) en el edificio de La Ópera en Ciudad Vieja?
—Acabamos de culminar el ejercicio de elevar los artículos al Presupuesto quinquenal. Presentamos, primero, dos partidas clave: una para el funcionamiento de la agencia, que junto con la ley de fomento al cine de 2008 estaban congeladas, y otra para el Fondo de Fomento. Confiamos en que sean aprobados tras la discusión parlamentaria, aunque entendemos que hay muchas prioridades en un contexto de fuertes restricciones presupuestarias. Además, hay un tercer artículo: incorporar el PUA (Programa Uruguay Audiovisual) al presupuesto, que brinde confiabilidad al planificar a cinco años y resulte clave para atraer inversiones en proyectos de largo aliento. Otro artículo es para Ventana Sur, que nos comprometimos a traer de vuelta en 2026. Respecto al proyecto de la Casa del Cine, que incluiría nuestra sede y el archivo nacional audiovisual, está contemplado en el presupuesto, pero con una salvedad: requiere una inversión que ronda el millón de dólares. Se habían reservado US$ 500.000, pero no hay un plan definitivo ni un número final. Es muy irresponsable iniciar una obra sin tener el financiamiento asegurado y sin dotación de recursos humanos, para no sumarnos a la tradición de edificios sin fin de obra. Por eso lo pusimos a consideración. Entendemos que el archivo debe empezar por lo público: por el Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra, por el del Sodre. Lejos estoy de querer ocuparme de Cinemateca, que es privada y a la que le debemos mucho, o del archivo de la Universidad de la República.
—Durante la presentación del último festival de Cinemateca, usted dio un discurso enfocado en tender puentes entre instituciones.
—No se puede hablar de patrimonio audiovisual sin considerar a la Cinemateca Uruguaya. Lo primero que hicimos fue traerlos de vuelta a la Mesa Interinstitucional de Patrimonio Audiovisual. Estamos sentados trabajando en acciones coordinadas. Ahora bien: ¿empezar a ocuparme de su archivo antes de lo que tengo que hacer como Estado? En paralelo se irá construyendo y, seguramente, en algún momento del proyecto volveremos a tener más instancias de articulación concretas. Hay mucho para avanzar; es un plan estratégico que hay que hacer seriamente. No por tener el edificio tenemos que precipitarnos. El plan de trabajo es con Cinemateca, con la Universidad de la República. Hemos tenido conversaciones en esa articulación. No es un trabajo en solitario ni mucho menos.
—¿Cuál es la cronología ideal para el proyecto?
—La cronología ideal sería que en diciembre nos comuniquen la aprobación total de nuestro presupuesto, sin readecuaciones. Eso nos permitiría lanzar el llamado a proyecto a inicios del 2026. Aún en el mejor escenario, la obra no estaría finalizada antes del 2027. Ese es el camino de lo real.
—En febrero, el Observatorio de la agencia publicó su informe de exhibición de cine uruguayo (2013-2024) en el que registra una tendencia descendente a la asistencia a salas de cine en Uruguay, pero también un mayor consumo de cine uruguayo en plataformas digitales.
—Lo de las salas no es una característica uruguaya, es planetaria. No hay que hablar de una pantalla, es la multiplicidad y todas juegan. Estamos trabajando en un catálogo que integra Canal 5 con la vuelta del cine uruguayo a la pantalla pública. En breve dejaremos que José María Ciganda (nuevo director de TV Ciudad) se asiente e iremos a juntarnos con él. Estamos elaborando una gira para acompañar los espacios del MEC y reunirnos con todos los actores del interior. También incluiremos a los canales en estas discusiones, porque el objetivo es ampliar estas redes de exhibición. Estamos armando talleres de formación para exhibidores sobre buenas prácticas en programación. También está Retina Latina, otra plataforma que se ha promovido desde hace tiempo, el canal de YouTube de la agencia y Antel, que también va a jugar con nosotros para ampliar las posibilidades.
—¿De qué manera?
—Vamos a lanzar en breve un catálogo abierto desde 2018 hasta 2025. Este año vamos a adquirir 60 títulos de aquí a 2026, y el año que viene también vamos a tratar de duplicarlos, porque queremos que Antel entre a jugar con esta posibilidad de volver a tener un sitio como Cine.uy. Queremos que la oferta de cine uruguayo, series y contenido nacional sea una opción más a la hora de conectarse con Antelbox. Hay que empezar a trabajar también la verticalidad de los contenidos. Que no sea simplemente un depósito de películas, sino que haya ciclos curados.
—¿Cuáles son las prioridades más inmediatas de la agencia para el resto de 2025?
—Mi desvelo es la aprobación del presupuesto. En esto de ser una vieja conocida de la administración pública, sé que no hay que llenar de artículos, hay que concentrarse en los ejes prioritarios. Nosotros, con eso, estamos para empezar a trabajar. Claramente nos interesa y estamos trabajando fuerte con el Ministerio de Economía y Finanzas para mejorar algunas otras herramientas, como mejorar el PUA, que actualmente tiene un tope de financiamiento que resulta insuficiente para proyectos de mayor escala. Hay casos de producciones independientes con presupuestos de US$ 2,5 millones, que quedan fuera del alcance. Nuestro objetivo es modificar esta herramienta, posiblemente bajo una lógica de ley de inversiones, para poder competir en esa categoría y apoyar proyectos de mayor envergadura. Queremos mejorar también el acceso a nuestro cine uruguayo.
—Con la reciente asamblea fundacional de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas del Uruguay, ¿cómo definiría la relación con la agencia, qué funciones cumplirá esta nueva institución y qué papel jugarán ustedes en su desarrollo?
—Lo estamos estableciendo con un convenio de colaboración. En líneas generales, lo que tenemos que garantizar es la existencia de la academia y, como sucede en el mundo, con una financiación que, en el comienzo, tendrá una presencia más fuerte y luego será un lento fade out hasta lo básico, digamos, para tener una presencia institucional. Ese equilibrio entre gestión e independencia, para que eso suceda, tiene que consolidarse y llevar un largo camino. Dos cosas que estamos trabajando con ellos: nosotros apoyamos esta sostenibilidad, pero a cambio, para ordenar la relación, pedimos dos cosas: programas educativos y de formación. Luego, el año que viene, porque este año fue el último que lo haremos, ellos serán los encargados de elegir las películas que nos representan ante otras academias en el mundo. Y después lo que les estamos pidiendo es algo que entendemos estrictamente necesario, y que está bueno que surja de la academia y no de la agencia: un código de ética para la industria y un protocolo de actuación para casos de acoso moral, sexual o laboral. No podemos no tenerlo. Así como no está bien no tener una academia, no está bien no tener este tipo de herramientas. Nosotros trabajaremos en la implementación y el asesoramiento, pero está bueno que surja de ellos, tanto el código de ética como estos protocolos de funcionamiento básico.
Gisella Previtali, presidenta de ACAU
Gisella Previtali, presidenta de ACAU, durante su entrevista con Búsqueda.
Javier Calvelo / adhocFOTOS
—Cuando concluya su gestión: ¿con qué lineamientos o logros principales le gustaría que se asociara su paso por la ACAU?
—Es muy ingrata la función pública con la gente que pasa por ella. Yo sé que estoy sobre los hombros de mis antecesores: Martín Papich, Adriana González, Facundo Ponce de León y Roberto Blatt. Me encantaría que quien me suceda sienta que hubo una diferencia con lo que encuentra. Y ya te digo: que se generen estructuras que me superen. El cine uruguayo reconocido y sus trabajadores reconocidos en sus derechos. Ese es un gran debe que también tenemos. La seguridad social de los artistas uruguayos es un gran tema. Nosotros estamos al borde de empezar a pensar en la jubilación de pares míos, que empecé yo a ver su obra, y esa gente solo tiene aportes si pasaron por el sistema educativo y tomaban horas docentes. No es justo. Tiene que haber mucho trabajo hecho para que también suceda. Y de hecho, el reconocimiento de sus derechos es parte del trabajo que traemos.
—¿Se está trabajando en ello?
—Sí. No participamos activamente porque no corresponden partidas, pero sí hay trabajo de asesoramiento y de decir: “esta es la realidad del sector”. Hay un problema fuerte de sostenibilidad del 80% de las casas productoras de este país que están en el fondo de la casa de alguna abuela. No está bien. Una línea de trabajo es el desarrollo empresarial. Lo estamos trabajando con la ANDE: formación empresarial, educación financiera. Y por qué no pensar que te podés jubilar algún día de esto. Está buenísimo pensarlo así. Y pensar que dejaremos armadas cosas que otros vendrán a superar. Soy de procesos y entiendo que así debe ser. Este es un cargo político, puede ser reclamado mañana mismo. Pero creo que, en cumplimiento de lo que venimos a hacer, lo que vamos a dejar espero que demuestre que acá se creció, se trabajó y quedó obra en muchos sentidos.