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    En 2014, OSE proyecta instalar el pago por productividad, pero deberá sortear posturas “conservadoras” que cuidan “privilegios adquiridos”

    “Los uruguayos les pagan a sus funcionarios públicos por venir y que trabajen. (…) No puede ser un gran objetivo cobrar por presentismo”, cuestionó el presidente del organismo

    “Justicia social” es el concepto que aplica OSE —que en 2012 cumplió 60 años— para intentar garantizar a todos los uruguayos el acceso al agua potable y al saneamiento. Fue justamente la ciudadanía la que decidió, en un plebiscito en 2004, que esos servicios permanecieran en la órbita de esa empresa y la Constitución los consagrara “derechos humanos fundamentales”.

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    Con ese mandato de respaldo, el organismo abastece los asentamientos cada mes con 150.000 metros cúbicos de agua, lo que a fin de año le supone una inversión de U$S 5 millones. Pero al mismo tiempo OSE avanza en la regularización de servicios en hogares de esas zonas con una tarifa social y, de hecho, para este 2013 se propone instalar redes en 70 asentamientos de Montevideo y el área metropolitana.

    La empresa prevé también eliminar inequidades entre sus empleados —que por ejemplo se dan a través del cobro de “compensaciones”— y para eso promueve una reestructura interna. Entre otras medidas, con las pautas marcadas por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), diseña un “sistema de remuneración variable” que establezca el pago por productividad a los trabajadores.

    El presidente de OSE, Milton Machado, está convencido de que el pago por presentismo que se aplica actualmente no debería ser tomado como “un gran objetivo” por los funcionarios porque cree que los uruguayos les pagan precisamente “por venir y que trabajen”. Aunque ya comienzan a aparecer en el sindicato “actitudes conservadoras” que defienden “derechos adquiridos”, estima que en enero de 2014 se comenzará a aplicar el “sistema de remuneración variable”.

    Lo que sigue es un resumen de la conversación que Búsqueda mantuvo con el presidente de OSE.

    —¿Qué balance hace de los 60 años del organismo?

    —Veo cierta analogía, correlación, entre la ley de estatización de 1952, cuando los servicios de agua pasan a la esfera del Estado, y el plebiscito del 2004, cuando la mayoría de la población resuelve que los servicios deben quedar en manos de OSE y además se agrega que el acceso al agua potable y al saneamiento es derecho humano fundamental. A partir del 2005 comienza un nuevo modelo de gestión que pone al usuario como el eje, como el centro de interés del funcionamiento del organismo. El balance que hago en los 60 años es que OSE ha venido mejorando. Determinados criterios de inversión, planificación y gestión le permiten avanzar a la empresa, que era de los organismos con menos inversión, más atrasado en su desarrollo. En esta administración lo que estamos haciendo es centralizar y definir una metodología de trabajo y los ejes principales, mirando la OSE a 20 años.

    —¿Cuáles son esos ejes estratégicos?

    —Lograr un equilibrio. Priorizar los aspectos sociales frente a los económicos pero que la empresa sea sustentable del punto de vista económico. Nuestro primer tema estratégico es la universalización del servicio con inclusión social. Ahí es donde entran las políticas de justicia social que aplica este organismo a través del subsidio cruzado, de una tarifa social que les permite a los sectores más vulnerables poder acceder. Es la política que estamos llevando en asentamientos, donde hay una tarifa social que cuesta $ 70 y habilita un consumo de 15 metros cúbicos mensuales, que es suficiente sin problemas para una familia de cinco integrantes. También el programa de pequeñas localidades y escuelas rurales que prevé a fines del 2014 dejar habilitados 355 servicios. La tarifa, que llamamos tarifa rural, habilita 15 metros cúbicos mensuales por $ 56. Es para que aquellas localidades que son las más olvidadas puedan tener acceso a ese derecho fundamental que les cambia la vida. Mucha de esa gente invierte muchas horas del día en ir a buscar agua. Hoy, OSE les deja el servicio, pueden abrir una canilla y tener agua potable.

    —El año pasado les costó cerca de U$S 5 millones abastecer a los asentamientos. ¿Este año cómo fueron esos números?

    —Seguimos en ese entorno. Estimamos que son 150.000 metros cúbicos mensuales. Sabemos que estamos subsidiando esa cantidad de agua a estos sectores. Por eso, otra de las políticas estratégicas es construir las redes, hacer las conexiones y poner medidores en los asentamientos a la gente que los dominios nos habilite. Eso sí es incluir a la gente, es regularizarla, es que tengan su factura, que les permite hasta conseguir un trabajo porque se presentan con la factura y demuestran que viven en tal lugar y están al día con sus cuentas. Para OSE es hacer un uso responsable del agua porque no regalamos el agua y al que se le cobra, aunque sea la tarifa de $ 70 pesos, va a usar responsablemente porque ya no es gratis.

    —Justamente, una relatora de la Organización de Naciones Unidas planteaba en su informe de principios de 2012 que si bien Uruguay tiene muy buenos índices de acceso al agua y saneamiento, una pequeña porción de la población aún hace sus necesidades en una bolsa de plástico y tiene una canilla para toda la cuadra…

    —Son los menos. Son los sectores del núcleo más duro de pobreza, gente que no tiene pautas de trabajo, horario, ni formación que le permita tomar alguna de las rutas de salida que propone el gobierno, pero seguimos trabajando para que puedan acceder. Lo que pasa es que hay asentamientos en lugares privados y OSE no puede meterse a instalar redes en un predio privado que fue ocupado. Lo que sí habilitamos, en esos casos, una canilla en una esquina para que la gente tenga acceso al agua potable. En los lugares que sí podemos hemos construido redes y vamos a seguir construyendo. El plan de acción 2013 define la regularización de 70 asentamientos de Montevideo y el área metropolitana.

    —En verano, con el aumento del consumo, suele complicarse el suministro de agua. ¿Cree que se va a poder sortear la temporada sin problemas?

    —Estamos planificados y con un plan de contingencia como para poder solucionar si en algún punto particular se presenta algún problema. Para la capital y el área metropolitana está el embalse lleno. Siempre puede haber algún problema en la zona limítrofe de más calor, pero estamos haciendo obras allí y, en caso de algún evento o que algún pozo se seque, tenemos el plan de contingencia con los camiones cisterna. No deberíamos tener dificultades este verano.

    —Hasta hace poco había cerca de 52.000 padrones frente a una red de saneamiento y aun así no se conectaban. ¿Cómo evolucionaron esos números ahora que además está aprobada la ley de saneamiento obligatorio?

    —Se comenzaron a publicar, allá por enero de 2012, las ubicaciones de las redes de saneamiento que tenemos en el interior para que la población sepa y pida su conexión. Hubo un avance, este año hicimos en el orden de 10.000 conexiones. En el 2013 vamos a hacer una ofensiva para conectar todos esos potenciales padrones frentistas a la red que por diversas razones no lo han hecho. OSE prevé, en un plan con el Ministerio de Vivienda, subsidiar total o parcialmente la conexión a aquellos hogares que tengan ingresos menores a 30 unidades reajustables. El interés es que la gente se conecte, se regularice y queden sistematizados en la infraestructura de saneamiento.

    —El año pasado hablaba de la necesidad de estudiar un plan B de fuente de abastecimiento porque si surge algún problema en Paso Severino se pone en riesgo el abastecimiento de la zona metropolitana. ¿Avanzaron en esa idea?

    —Se juntaron todos los antecedentes que había en OSE de distintos años, distintas ideas, desde desalinizar en la zona de la costa de San José hasta posibilidades de construir una nueva represa en Florida o Canelones. Este año, otro de los planes de acción que tenemos es armar un seminario o foro que defina —involucrando a todos los actores, Ministerio de Vivienda, la Dinagua, y algún otro actor importante— un plan alternativo frente a cualquier tipo de evento que complique el suministro para la capital y el área metropolitana, donde nuestra única fuente es el río Santa Lucía con Paso Severino.

    —En la puerta del edificio hay pancartas del sindicato que los acusan de incumplir convenios. ¿Cuál es el conflicto que están teniendo con el gremio?

    —El cartel de Ffose (Federación de Funcionarios de OSE) me parece injusto porque hemos tenido un diálogo permanente con el sindicato. Piden reuniones y a los dos o tres días los recibimos. Firmamos a mediados de año un convenio en el Ministerio de Trabajo con toda una planificación y metas para la reestructura. El viernes pasado (28 de diciembre) fue aprobado el presupuesto y dentro de ese presupuesto están las reestructuras incluidas, lo que era el gran reclamo de muchos funcionarios. Se había reestructurado la parte comercial operativa en 2009, pero había quedado la mitad de OSE sin reestructurar. Terminamos de hacer todo eso, nos llevó un año y medio el trabajo. Me parece injusto un planteo de este tipo, además no vemos claro cuál es la parte que incumplimos. Acá es importante anotar un detalle. En todo este cambio del modelo de gestión y reestructura que planteamos, hay procedimientos que empezamos a cambiar para ordenar el organismo: formas de entrada y salida, nuevos procedimientos de viáticos, el uso de las horas extra... Y acá entra también el tema del sistema de remuneración variable, que la Ffose está teniendo dificultades para comprender.

    —¿El sistema de remuneración variable está dentro de la reestructura? Viene a ser como un pago por productividad, ¿no?

    —En parte sí. La OPP estructuró que los trabajadores pueden tener hasta un 12% de salario por escala móvil correspondiendo a su productividad. Hoy lo único que se tiene es el presentismo, pero yo creo que a los funcionarios se les paga por venir a trabajar. Reivindicar un plus por estar presente, más allá de que hoy se pague y sea un derecho adquirido, no puede ser el gran logro. Todos los uruguayos les pagan a sus funcionarios públicos por venir y que trabajen. Entonces, no puede ser una gran meta, un gran objetivo cobrar por presentismo. En 2013 ese presentismo se va a pagar, pero pretendemos un cambio cualitativo con las pautas que da OPP, que se va a hacer mediante tres indicadores: un indicador global, por rendimiento de la empresa, un indicador parcial, por área o por gerencia, y un indicador de desempeño individual del funcionario. El desempeño individual incluirá una cuota aparte por venir y cumplir, pero también aspectos de capacitación, de antigüedad, de compromiso y de productividad. Lo que se quiere es estimular a los que son buenos trabajadores. Que los que son responsables, se dedican y hacen mejorar la gestión del organismo, se lleven un poco más de dinero, y eso está bien. Es correcto que así sea. No que uno venga, cumpla un horario y no importa si el rendimiento es más o es menos.

    —¿Este sistema se va a empezar a aplicar en 2013?

    —No. En 2013 se va a mantener el presentismo pero vamos a armar todo el modelo para medir y evaluar esos indicadores. Estimamos que se empiece a pagar a partir de enero de 2014. Esto llevará ajustes, ya se lo planteamos al sindicato pero hay que conversarlo. Creo que parte de estas quejas y reclamos del sindicato son por estos cambios de la gestión. Muchas veces hay actitudes un poco conservadoras de privilegios y derechos adquiridos que nadie quiere que les toquen. Pero bueno, es parte de la mejora de la gestión, de que la OSE sea vista como un organismo que va avanzando y mejorando. Creemos que hay que cambiar determinados procedimientos. En OSE había 8 millones de compensaciones. Cada uno hacía algo y tenía una compensación; era imposible controlarlo, medirlo y pagarlo. Estamos ordenando todo el sistema de retribuciones por compensaciones y por guardias. Hay que tener criterios, procedimientos, normativas en todo el país para lograr un cierto grado de equidad con los distintos funcionarios.

    Desarrollo
    2013-01-10T00:00:00