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    Entrevista: Nicolás Núñez

    EDAD: 36 • OCUPACIÓN: PERIODISTA Y PRESIDENTE DEL CLUB RACING • SEÑAS PARTICULARES: EL RESULTADO DE LOS PARTIDOS DE RACING Y AGUADA LE CAMBIA EL HUMOR; DE NIÑO SOLO HACÍA LOS DEBERES SI MIRABA EL INFORMATIVO; SE AUTODEFINE COMO COQUETO

    ¿Te consederás un jugador de fútbol frustrado? Siempre quise ser periodista. Cuando era chico jugaba al baby fútbol en Racing y decía que quería llegar hasta Tercera División, que es la previa a Primera. Seguramente, tampoco tenía condiciones (risas). No era que jugaba horrible, me revolvía pero no sentía ese fuego sagrado que tenés que sentir para jugar al fútbol. Sí amo a Racing y toda mi vida tuve esa enfermedad, ese fanatismo. Pero me tiraba el periodismo. De hecho, mi madre, para lograr que hiciera los deberes de la escuela, me sentaba a las siete porque era la hora del informativo. Después estaba todo el día en la calle, con mis amigos y jugando al fútbol.

    ¿Tuviste una adolescencia rebelde? Sí, era rebelde. La realidad es que a mí nunca me faltó nada. Mis padres se separaron cuando tenía 15 años, y asumí un nuevo rol por ser el mayor de cinco hermanas (tres son del matrimonio de mis padres). Mi madre era docente y trabajaba todo el día, hacÍa cien mil horas, y yo asumí el lugar del más grande. Pero en realidad digo que tuve una adolescencia de rebeldía porque hacía cosas que hoy no haría.

    ¿Como qué? A los 15 años nos juntábamos y nos tomábamos una caja de vino. También era otra época, nos reuníamos e íbamos caminando al baile. Siempre tuve vida de barrio. Pero no sé si haría eso de nuevo, no solo por la madurez sino también porque la calle está más peligrosa. No te pasaba de agarrarte a las piñas, como ahora.

    Pero una vez acompañaste a una de tus hermanas a un baile y terminaste en una pelea. ¿Eras celoso? Sí, era terrible. Cuando venían sus novios yo se los corría. En el cumpleaños de 15 de una, incluso, con mis amigos tuvimos un lío con el que estaba saliendo con ella en ese momento. Pero una de mis hermanas me hizo lo mismo y entendí. Un día me llamó una muchacha de la facultad con la que andábamos en vueltas, pero yo me había visto con otra muchacha. En ese momento te llamaban por la línea de teléfono. Y no quedaba otra que responder. Mi hermana chica atendió el teléfono y me dijo: “Nico, te llama Juana. ¿Pero hace un rato no te llamó Belén?”. Cuando agarré el teléfono me había cortado (risas).

    Hoy, ¿cómo te llevás con tus hermanas? Nuestra relación es buena, pero me gustaría que fuera mejor. A veces no tengo el tiempo que querría para destinarles. Tengo mi vida, más Racing, más el trabajo en la radio, en la televisión. Y ellas tienen sus hijos. Me cuesta porque soy muy familiero.

    ¿Compartís la pasión por Racing con tus sobrinos? Sí, se lo quiero inculcar pero es difícil. Intento llevarlos pero a veces la madre no me deja porque se arma lío (risas).

    En tu foto de perfil de WhatsApp tenés una foto de chico con la remera de Racing y en las redes compartís recuerdos de Aguada. ¿Son pasiones que vienen de tu infancia? Sí, soy hincha desde que tengo uso de razón. Nací en Arroyo Seco, que es un barrio muy chico que está pegado a Aguada y Reducto. Racing, en realidad, nació en Reducto. Y muchos de los primeros socios y fundadores vivían ahí. La familia de mi padre era toda hincha de Racing, a mí me hizo hincha del cuadro y cuando jugaba al fútbol teníamos la cancha a dos cuadras. No concibo no ser hincha. Tiene un sentido de pertenencia enorme, que enamora. Es como una especie de familia, con sus cosas buenas y sus cosas malas. A los partidos de Racing no me permito no ir, salvo que tenga un tema laboral.

    ¿Cómo hacés para combinar el trabajo en la televisión y la radio con el cargo de presidente de Racing? Multiplico las horas del día. Trabajo en Canal 4 de 6.30 a 14; voy a la radio cerca de las 16.30 hasta las 19 y después grabo la entrevista de Montecarlo, que más o menos termino a las 20. Antes terminaba la entrevista y me iba a mi casa, o me iba a ver a Aguada. Pero ahora los martes voy a la sede y hay directiva. Entiendo que desde lo racional la gente me dice “estás loco”. Es una responsabilidad y el rol de la presidencia todavía no lo disfruto mucho. A veces extraño tener una vida “normal”, pero también soy ansioso y siempre tuve más de un trabajo.

    ¿Cuánto cuidás tu imagen? Soy bastante coqueto. Soy coqueto en la ropa y en la foto que subo a Instagram. Me gustaría estar más flaco de lo que estoy. Ahora que estoy como presidente de Racing dejé los entrenamientos de la Liga Universitaria entre semana. Creo que para los que trabajamos en televisión, la imagen es parte de un todo. Si no te gusta eso, no te sientes delante de una cámara. Uno construye una imagen que es parte de la tarea.

    Si estuvieras dentro de la cancha, ¿qué puesto ocuparías? El 10. Es el que más me gusta. Me gusta más dar un pase de gol que hacer un gol.

    ¿Y en la vida? Puede aplicarse, sí. A las personas que me rodean trato siempre de ayudarlas. Si alguien está en un momento bueno lo dejo disfrutar y no aparezco tanto. Me siento más útil en los malos momentos. En ese lugar de asistencia —como el que da un pase de gol— me siento mejor. Si la jugada termina en gol, claro. Si no pasa, me caliento. 

    El resultado de los partidos de Racing te cambia el humor. ¿Qué es lo que te enoja fuera de la cancha? Me enojan mucho las injusticias, será porque soy de Libra y tendemos a equilibrar la balanza.

    ¿Seguís el horóscopo? No lo sigo, pero si hay algo que me moviliza siempre es apuntar al equilibrio. Puede ser una casualidad, pero siento que mi personalidad y mi vida son así. No me gustan mucho los extremos. Y también mi veta periodística está influida por eso. Me gusta mucho tener información, que la gente conozca las cosas. Lo que más me gusta es entender, para que la gente entienda.