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El Festival Internacional Cervantino, que se celebra en octubre en Guanajuato y recuerda en esta edición los 400 años de la muerte del autor de “Don Quijote”, es la excusa perfecta para visitar esta ciudad mexicana conocida por sus túneles y momias
Miguel de Cervantes nunca vivió en América, por más que hay pruebas de su intenso deseo de hacerlo. Sin embargo, 400 años después de su muerte, México se prepara para saldar esta deuda, convirtiendo a Guanajuato en una “capital cervantina” gracias al Festival Internacional Cervantino (FIC), que se celebrará en esta ciudad ubicada en el centro del país, del domingo 2 al domingo 23 de octubre.
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ENTREMESES CERVANTINOS. Novelista, poeta y dramaturgo pero también soldado, Miguel de Cervantes y Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616) tuvo la ambición de ocupar un puesto en la gobernación de Soconusco, ubicada en la región de Chiapas, pero nunca la vio cumplida; ni siquiera llegó a cruzar el Atlántico.Pero en Guanajuato —ciudad colonial mexicana nacida a mediados del siglo XVI a partir del entonces próspero negocio de la explotación minera—, un profesor de la universidad local, Enrique Ruelas, dirigió en 1953 la puesta en escena de los entremeses cervantinos, con sus alumnos como protagonistas. El escenario fue una de sus plazas principales, la San Roque, y esta instancia sirvió como semilla para el FIC, evento que está por celebrar su 44ª edición.Ahora, la “capital cervantina de América” se convertirá en “la capital cervantina del mundo', apuntó el director del festival, Jorge Volpi, durante la presentación a la prensa y al público del encuentro. El festival cultural multidisciplinario abarcará la obra dramática completa de Cervantes, cuya ambición era hacerse un nombre como dramaturgo, faceta que quedó eclipsada entonces por el trabajo de otros grandes de la época, como Lope de Vega.La programación incluye ocho entremeses — pieza u obra teatral cómica de un acto, escrita en verso o prosa— que utilizan en su mayoría el mismo juego entre la fantasía y la realidad que caracteriza a “Don Quijote”. Bajo el proyecto Cervantes Off, ocho compañías se encargarán de presentar de una manera original esas ocho comedias cervantinas, empleando técnicas como clown, cabaret, títeres y teatro gestual. Otro entremés que se atribuye a Cervantes, “Numancia”, será interpretada por la Compañía Nacional de Teatro.Además, compañías de aficionados pertenecientes al Proyecto Ruelas —nacido para acercar el teatro a las áreas menos favorecidas de ese estado— presentarán producciones inspiradas en textos de Cervantes, entre ellas “Banquete para el difunto don Quijote”, que será interpretada por 37 personas de la tercera edad.
TRAS SUS HUELLAS. Pero el festival no es el único lugar ni momento para acercarse a Cervantes en Guanajuato. La ciudad, cuyo nombre procede del vocablo tarasco quanaxhuato (“lugar montuoso de ranas”), puede presumir de ser el lugar donde está enterrado el Quijote. El ingenioso y soñador hidalgo quedó enterrado simbólicamente en la ciudad en 2010, con el depósito bajo tierra de un volumen de “Don Quijote”, editado en Guanajuato. “Quien afirme que Don Quijote está en esta tierra enterrado, jamás mentirá”, se lee en la lápida de bronce, con forma de libro abierto y decorada con las primeras líneas de la obra maestra cervantina.Además, con una escultura del pintoresco hidalgo en su puerta que invita a entrar, el Museo Iconográfico del Quijote es un punto neurálgico de la ciudad, dado que aglutina una colección de piezas pictóricas, escultóricas y artesanales dedicada al emblemático personaje.La popularidad de la figura del aspirante a caballero en la ciudad motivó también a que, en 2011, se inaugurara el Corredor Escultórico del Quijote, paseo señalizado que invita al viajero a hacer un recorrido marcado por las esculturas vinculadas al personaje manchego.Otros personajes de la novela aparecen en rincones como la plazuela del Quijote, ubicada muy cerca del templo San Diego; el Teatro Juárez, que está resguardado por una Dulcinea; o los alrededores del Templo de San Francisco, donde los espejos de acero de “Quijote 2000” reflejan el espíritu joven de la capital cervantina.
PASEOS CARGADOS DE HISTORIA. Los encantos de Guanajuato no se remiten a su espíritu cervantino: según la agencia de noticias EFE, el estado “se ha ganado a pulso ser una de las ciudades de la geografía mexicana con más encanto para el turista”.Guanajuato, que lleva el mismo nombre que el estado en donde se encuentra, vio nacer al pintor Diego Rivera, al escritor Jorge Ibargüengoitia y al cantante y actor de la “época de oro” del cine mexicano, Jorge Negrete, y fue reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1988.La ciudad contiene una amplia red de túneles subterráneos y también es famosa por sus momias: en el Museo de las Momias de Guanajuato se pueden observar más de un centenar de ellas, exhumadas entre 1865 y 1989; su principal característica es que, a diferencia de otros casos como el egipcio, son naturales, dado que no pasaron por ningún proceso de conservación o embalsamamiento sino que su conservación se debe, según los investigadores, a características del suelo en el que descansaban.La visita de un turista podría seguir con las imponentes escalinatas de la Universidad, pasar por la cantera rosa del Templo de San Francisco, para llegar luego al Templo de San Cayetano, exponente local del período barroco. Posteriormente podría dirigirse al Teatro Juárez, coronado por las nueve musas, que está situado frente al Jardín de la Unión, el lugar perfecto para tomar un descanso en el recorrido y quizás hacer un picnic con tacos, burritos u otra delicia local comprada en la calle. O tal vez con alguna delicia comprada en el Mercado Hidalgo, antigua estación de ferrocarril, donde también encontrará artesanías para llevarse de souvenir.Otro punto interesante para los cultores del arte es el Museo Diego Rivera, que funciona en la que fuera casa natal del marido de Frida Kahlo. Allí no solo se exhiben muebles y objetos de él y su familia, sino también unas cien obras del artista.Por la tarde, un viajero inquieto podría visitar la icónica basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, hogar de una virgen que es la imagen religiosa más antigua llevada al continente americano, durante el reinado de Felipe II.También la Alhóndiga de Granaditas, edificio de finales del siglo XVIII que actualmente funciona como museo pero en sus orígenes sirvió de almacén y comercio de granos, y en 1810 fue escenario de la toma de la Alhóndiga, acto que durante la guerra de la Independencia mexicana enfrentó a los seguidores del sacerdote Miguel Hidalgo contra los españoles.Por su parte, la hazaña de Pípila —un minero que prendió fuego a la puerta de la Alhóndiga— es recordada con una gran estatua, instalada en un mirador al que se puede acceder con un funicular. Este es el lugar ideal para contemplar Guanajuato desde lo alto y tomar buenas fotografías.
MITOS URBANOS. Otra excusa para organizar un recorrido por Guanajuato son sus variadas leyendas populares. La más conocida probablemente sea la del Callejón del Beso, ubicado atrás de la plaza Los Ángeles, en el centro de la ciudad, donde supuestamente ocurrió un romance que terminó en tragedia. Según la tradición, si una pareja de enamorados se besa en el tercer escalón, tendrá siete años de felicidad. Sin embargo, si no lo hacen, esos años serán de desgracia.Otro lugar que encierra su historia es la Plaza del Baratillo, donde se dice que vivía un hombre al que se referían como “el usurero del Baratillo”. El avaro prestamista perdió la razón cuando sufrió el engaño de un cliente, y se dice que en el lugar aún se puede escuchar el tintineo de las monedas.Por su parte, en la calle del Truco, una de las que rodean a la basílica de Guanajuato, una leyenda popular dice que algunas noches se puede ver la sombra de don Ernesto, hombre que perdió a su mujer luego de apostarla en una partida de cartas contra el Diablo.Ya sea simplemente por agregarle un plus cultural al típico itinerario de playas mexicanas —de DF está a unas cinco horas en auto, pero desde Cancún o Playa del Carmen se recomienda ir en avión dado que es casi un día de ruta— o quizás atraído por la curiosidad de sus leyendas, Guanajuato invita a redescubrir el Quijote y contagiarse con el intrépido entusiasmo de este personaje.