Con la perspectiva de que “no hay que poner todos los huevos en la misma canasta”, miles de jefes de hogar intentan organizar las finanzas familiares para no llegar ajustados a fin de mes. En ámbitos más técnicos y especializados donde abundan los trajes, las corbatas y el interminable intercambio de tarjetas personales, se habla de “diversificación de recursos”. El concepto es el mismo: distribuir la dependencia en la mayor cantidad de fuentes y no sufrir así vaivenes económicos derivados de circunstancias coyunturales.
El concepto adquiere una trascendencia especial cuando se aplica a inversiones que superan los cientos e incluso miles de millones de dólares, como sucede en el sector energético, en particular entre las empresas dedicadas a los hidrocarburos (petróleo y gas en sus diferentes versiones). Así, las compañías del sector han hecho de la diversificación su credo y actualmente no hay petrolera en el mundo que no esté abriendo carteras de negocios vinculadas a las energías renovables, la eficiencia energética o la “sustentabilidad” de variados proyectos.
Precisamente el título de la conferencia de Petróleo y Gas celebrada del 9 al 11 de abril por la Asociación Regional de Empresas del Sector Petróleo Gas y Biocombustibles en Latinoamérica y el Caribe (Arpel) en Punta del Este, que nucleó a las principales empresas y especialistas del sector, fue “Transformación sostenible con liderazgo responsable”. Y es que ante las crisis de financiamiento para proyectos cada vez más complicados y costosos y la volatilidad de los precios del mercado, los analistas y expertos del sector ven en la diversificación de las fuentes energéticas y la colaboración “sincera” entre las empresas la vía para alcanzar una “relativa seguridad energética”.
“No nos ayudamos a nosotros mismos si perdemos de vista que el futuro es viable a través de alianzas y fusiones; así se atraviesan las crisis energéticas. Tiene que haber fluidez de asociaciones que promuevan el diálogo y la cooperación”, dijo el director general del Consejo Mundial del Petróleo, Pierce Riemer, durante su intervención ayer, miércoles 10, en el foro “Seguridad energética en un mundo con crecientes desafíos e incertidumbres”.
Para el especialista “está claro que la población seguirá creciendo y que demandará cada vez más energía”. Para hacer frente a este desafío “se tendrán que usar todos los tipos de energías, aunque los combustibles fósiles sigan jugando un rol importante”.
Para ello “se precisa una estabilidad a largo plazo a nivel de los gobiernos en su marco jurídico” y “un compromiso a respetar los acuerdos que hoy se firmen”, además de “involucrar a la gente joven en este negocio”.
Desarrollo y pensamiento.
Para Mark Lambrides, director de la División Energía y Cambio Climático de la Organización de Estados Americanos (OEA), “el crecimiento de esta región en demanda energética es sostenido e importante desde 1970, aunque existen altas disparidades entre los países latinoamericanos: seis de ellos concentran el 84% de la producción de energía eléctrica”.
En cuanto al acceso, menos del 10% del continente (unos 40 millones de personas) no tiene acceso a la electricidad; la gran mayoría vive en zonas rurales. Además, los combustibles fósiles dominan la matriz energética latinoamericana: el 47,1% es petróleo y el 24,5% gas natural, seguidos por las energías renovables con un 24%, del que casi la mitad es energía hidráulica.
Para el especialista “es una de las matrices más diversas del mundo”.
A nivel de generación “América del Sur es un continente dominado por la generación hidroeléctrica, con 59%” de su matriz generadora dependiendo de esto, “pero en el Caribe es totalmente al revés: la generación depende casi en un 100% del petróleo”, agregó.
Sostuvo que esta región es “extremadamente rica en energías renovables” y que en las perspectivas a 2030 se espera que el continente consuma 2.500 teravatios hora, para lo que “habrá que tener instalado un adicional de 250 gigavatios”.
Lambrides señaló que “hay que apelar a la diversificación de las fuentes” de energía pero también hay que “diversificar la forma de transportar esa energía, con métodos alternativos y más eficientes”.
“Para favorecer esta inversión se precisan gobiernos dispuestos a hacer acuerdos por muchos años y que garanticen la estabilidad. Para expandirse en las renovables hay que seguir invirtiendo en la tecnología. Una cosa fundamental es desarrollar las interconexiones entre los países y las empresas”, dijo el alto jerarca de la OEA.
Crisis y ambiente.
“Trabajé en el sector petróleo en el 85. Tenía 30 kilos y 30 años menos, y en ese momento también estábamos en crisis, y se decía que era el final de una era”, dijo Hamilton Moss, actual vicepresidente corporativo de energía del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
“Toda crisis tiene su dramatismo. Al igual que la crisis de hoy, el crecimiento financiero muchas veces no es acompañado a la misma velocidad por la velocidad del crecimiento físico. Yo los invito a recordar al auditorio de esa situación ante esta nueva crisis”, agregó.
Sin embargo reconoció que esta crisis “es más grave” porque “se agrega el factor ambiental”: se están “alcanzando los límites físicos del planeta” en la búsqueda y exploración y eso genera que “los cambios climáticos estén cada día más presentes” en el análisis financiero de proyectos.
“Hoy afecta y mucho una sequía, las inundaciones. Los proyectos son cada vez más complejos y en zonas más impenetrables”, agregó.
Es por ello que para Moss “hay que pensar en una mayor integración de las empresas, por ejemplo empezar a pensar en la unión de las empresas del área hidrocarburos o renovables con las que producen energía eléctrica”.
“En Brasil estamos apostando fuerte a las energías renovables, pero vinculado a la compañía eléctrica. La cooperación es fundamental en estos momentos de complicaciones financieras”, agregó.
El especialista recordó que este continente tiene el 20% de las reservas mundiales probadas y una gran diversidad de fuentes. “Esta es una región con fuertes diferencias geográficas y culturales, pero en vez de usar eso como una contra deberíamos utilizarlo como una potencialidad. Para ello es necesaria la cooperación”, agregó.
“Hay que sacarse la idea de que las renovables compiten contra el petróleo. Estas energías son intermitentes y complementan. América Latina tiene una gran potencialidad solar y eólica y tiene que utilizarlas. La hidroeléctrica es dominante pero su desarrollo es todavía alto. Se estima que solo el 23% de su potencial se ha utilizado. Tampoco tenemos que tener miedo de hablar de la energía nuclear, estudiar su posibilidad y explotación”, agregó.
En cuanto a la producción de petróleo, tenemos un alto nivel de exportación de crudo pero exportamos muchos derivados.
Volatilidad.
Por su parte, el secretario general del Foro Internacional de Energía (IEF por su sigla en inglés), Aldo Flores-Quiroga, dijo en su exposición que América Latina es clave porque “empezó a jugar un papel muy fuerte en el mercado mundial energético”.
Quiroga hizo un análisis histórico del precio del petróleo y reconoció que este y otros energéticos tienen “una gran volatilidad” y que en el caso del crudo los picos de precio “están asociados a momentos complicados en la geopolítica, como el del 72 o la crisis del golfo de 1991 o el más reciente de 2008, cuando el barril llegó a U$S 140”.
Explicó que esta volatilidad de precios “tiene mucho que ver con la creciente participación del mercado financiero” en estos commodities, y con ello “las expectativas y la especulación” de lo que pasará con las reservas.
“Para evitar esta volatilidad hay una serie de medidas, los gobiernos pueden poner regulaciones y subsidios —añadió—. En el plano internacional lo fundamental es la cooperación y la integración entre empresas”.