Trabajo y Mundial
Juanita Roqueta y Carolina Ruiz
“Estoy muy emocionada de ir al Mundial y más en un país como Rusia”, contó Juanita Roqueta, que trabaja en el Departamento de Comunicaciones de UPM. “Me encanta el fútbol. No soy de ningún cuadro pero cuando juega Uruguay es pasión”.
Tenía ganas de ir a un Mundial desde 2014, pero como en ese momento todavía estaba estudiando recién ahora pudo concretar su sueño futbolero. Juanita deberá viajar a Helsinki para trabajar para UPM con su amiga y compañera de tareas Carolina Ruiz, y juntas emprenderán la aventura celeste. A Juanita el “bichito de viajar” le picó desde niña. Estudió Negocios Internacionales en la Universidad de Montevideo y se recibió hace un año con la idea de conseguir un trabajo que implicara moverse. Entonces entró a UPM, una empresa en la que uruguayos y locales se trasladan regularmente entre las distintas sedes.
Ni bien tomó la decisión de viajar a Rusia, la dupla se anotó en el sorteo de las entradas de FIFA para el partido más requerido: Uruguay-Rusia. “Total, no perdemos nada”, pensaron. Y a las tres semanas Carolina recibió un correo con la confirmación. Con esa suerte pensaron en anotarse en los otros dos partidos de Uruguay, pero su espíritu de aventura merecía la libertad de vivir la experiencia del Mundial con otros simpatizantes celestes fuera de los estadios.
A dos semanas del comienzo, la bandera y la camiseta ya están en la valija de Juanita con la ropa de trabajo, algo de abrigo para el frío finlandés y también de verano para cuando lleguen a Samara para ver a Uruguay frente a Rusia. Después de algún tiempo de deliberaciones decidieron disfrutar del partido del lunes 25 contra Rusia en el estadio de Samara junto a las otras 60.000 personas y después dedicarse a recorrer. Al día siguiente regresarán a Moscú y a San Petersburgo, aprovechando para detenerse en algunas de las ciudades a las que accedan en los trenes de la FIFA. En el trayecto de Moscú a Samara “vamos a estar con todos los uruguayos en la movida del partido” y en otros partidos “iremos a los lugares a que tengamos acceso con el Fan ID para vivir esa fiesta con gente de todos los países”.
Juanita vivió en varios países en África y Europa, por lo que tiene la costumbre de investigar la historia, el idioma y la cultura que conocerá. Está confiada en que el idioma no le presentará ninguna dificultad y, ya en la previa, utiliza la aplicación Duolingo para practicar algo de ruso. “Por lo menos podré pedir un vaso de agua, decir gracias o preguntar dónde está el baño”, contó.
A Juanita también le apasiona la gastronomía. “Viajo por la gastronomía, estoy como loca buscando platos típicos y lugares donde comer. Por suerte, Caro me acompaña en esta aventura por los sabores”, explicó. El strogonoff encabeza la lista. Le sigue el borsch, una sopa de verduras con remolacha que le da el color característico. Y como a las chicas también les encantan los postres, este tour gastronómico las llevará a probar tula pryanik, un pan a base de jengibre, y syrniki, algo así como un blini de queso.
Este viaje, además, tiene su veta cultural. En cada ciudad que visiten aprovecharán para conocer más de cerca la historia de los Románov, último zar de Rusia.
Las vacaciones de estas uruguayas terminan en Finlandia recorriendo Lappeenranta, una ciudad a orillas del lago Saimaa, el más grande de Finlandia. El 15 de julio, Carolina regresa a Montevideo y Juanita se queda trabajando en Helsinki hasta febrero de 2019. “La oportunidad es buenísima, me salió todo redondito, viajes, trabajo y también para ir al Mundial”, concluyó.
Mundialistas reincidentes
Taimur y Tarek Yamani, Martín Lockhart y Andrés Gómez
Taimur Yamani es un apasionado del fútbol. Trabaja en FoxSports, tiene un grupo de amigos con el que se junta para hablar de la Selección y en su casa, además, hay un rincón dedicado a sus trofeos deportivos. En este santuario se acumulan camisetas firmadas, souvenirs de Suárez, botines, llaveros, entradas a partidos y recortes de diarios.
Este es el tercer Mundial de Taimur, que esta vez viaja a Rusia con su hermano Tarek y sus amigos Martín Lockhart y Andrés Gómez. Pero la experiencia será especial para los hermanos Yamani, ya que el 14 de junio en Ekaterimburgo se encontrarán con sus primos egipcios para ir al día siguiente a ver Uruguay-Egipto. El 16, los cuatro amigos con los egipcios partirán a San Petersburgo, donde estarán hasta el 19. Tarek, que trabaja como agente de viajes, preparó un itinerario que incluye una completa recorrida por la ciudad. El viaje continuará en Rostov, donde el 20 verán el encuentro con Arabia; a la mañana siguiente partirán a la capital, donde se quedarán tres días.
A partir de ese momento, Taimur regresa a Uruguay pero el resto del grupo sigue rumbo a Samara para el partido contra Rusia. En el caso de que Uruguay pase la primera fase, estos fans ya tienen las entradas para el partido de octavos de final, que por el momento no se sabe dónde será ni contra qué equipo.
Como amuleto de buena suerte, Martín viajará con una bandera de Uruguay que mandó a hacer en homenaje a Luis Suárez para el partido contra Inglaterra en Brasil 2014. En Rusia, los cuatro concuerdan en que el Pistolero tiene que rendir. Para este grupo, los finalistas serán Uruguay, Alemania, Brasil y España. Y, tal vez, Argentina.
A medida que se acerca la fecha del viaje los preparativos se acentúan. Con la experiencia de su tercer Mundial consecutivo, las camisetas y las pelucas ya forman parte del equipaje de Taimur. Además, como cábala, lleva la misma remera de 2014 y una bufanda que usó en el partido de Uruguay-Ghana en 2010. Un ritual que se va a repetir también en Rusia es sacarse una foto todos juntos antes de cada partido; la única vez que no lo hicieron fue contra Colombia en Brasil y el resultado fue negativo. Además, Tarek llevará su camiseta de Uruguay y desde 2010 tiene la costumbre de escuchar a Jaime Roos antes de los partidos.
Más allá de la parte deportiva, este cuarteto tiene pensado hacer algunas visitas a lugares históricos característicos, como la Plaza Roja, el memorial de la II Guerra, el parque Gorki, el teatro Bolshoi y el Museo del Hermitage, además de compartir alguna cerveza con otros hinchas en la fan zone.
A Rusia detrás de la pelota
Juan Manuel Muñoz, Felipe Borrás, Martín Secco, Ignacio Balbi, Derek Larbalestier, Pedro Vázquez, Francisco Capandeguy y Guzmán Rippe.
“No inventamos el fútbol, pero inventamos la gloria” fue la frase elegida por este grupo de amigos, que decidieron vivir juntos la aventura mundialista de Rusia 2018, para la bandera de dos metros de largo por uno y medio de ancho que los acompañará en cada partido. La ansiedad se les nota: cuando faltaban tres semanas para viajar ya tenían todo organizado. Además de la bandera, mandaron hacer unos gorros. Ahora solo falta aprontar las valijas.
Juan Manuel Muñoz, Felipe Borrás, Martín Secco, Ignacio Balbi, Derek Larbalestier, Pedro Vázquez, Francisco Capandeguy y Guzmán Rippe se conocen desde niños. La mayoría fue al colegio Ivy Thomas y a los demás los conocieron cuando tenían 10 años a través del rugby, otro deporte que los une. En su faceta futbolera disfrutan yendo juntos al Estadio a ver a Nacional, el cuadro de sus amores.
Sin embargo, la pasión por la guinda esta vez los llevará lejos del Parque Central. Fue Derek el que volvió del Mundial de Brasil 2014 convencido de que al próximo tenían que ir todos juntos. Muchos lo tomaban en broma, hasta que un día, hace poco menos de un año, después de un partido de Uruguay por las Eliminatorias, la emoción sumada a la manija de su amigo pudo más. Y el chiste se convirtió en realidad.
La buena organización fue clave. Dividieron todas las ciudades sede y las investigaron a fondo. Tenían todo estudiado, qué había para hacer en cada una, los hoteles en los que se quedarían, y las conexiones aéreas internas que les podían servir. El día del sorteo se juntaron cuatro de ellos con toda la información sobre la mesa, un par de laptops y tabletas a mano y esperaron que se develaran las ciudades que le tocarían a Uruguay para ponerse en acción. Inmediatamente después empezaron a comprar vuelos internos y reservar hoteles.
El plan fue un éxito y funcionó tal como lo habían planeado hasta que muchos de los hoteles que tenían reservados les cancelaron y les ofrecieron retomar las reservas a un precio bastante superior. Una vez que se acomodaron al nuevo presupuesto, se ocuparon de organizar el vestuario y las comidas, sobre todo porque hay un celíaco en el grupo. “En los días previos nos estamos acostumbrando al vodka”, dijo a galería uno de los chicos entre risas. “Y a la ensalada rusa, que no es como la de acá porque no tiene mayonesa, pero es la típica ensalada”, remató otro.
Entre familia y amigos, un cumpleaños en el Mundial
Manuel Carrato, Pablo Riet, Germán Picasso, Gerardo PosSe, Pedro Alberti y Manuel (Mané) Alberti, Daniel Mega, Gonzalo Amaro, Martín Gutiérrez y Christian Laborde
Llega un momento en la vida en el que organizar algo de a muchos resulta difícil. Lo que de chicos se da de forma natural, a medida que uno crece deja de serlo. El trabajo, el estudio, las responsabilidades y el cansancio del día a día atentan contra esas juntadas colectivas tan frecuentes en la adolescencia y la juventud. Si a eso le agregamos la complejidad de organizar un viaje largo a un país lejano resulta casi imposible lograrlo a menos que todos compartan unas ganas locas de transformar el sueño en realidad.
Esto fue lo que le sucedió a este grupo de nueve amigos —algunos, claro, no pudieron juntarse para la foto— que en pocos días partirá a Rusia para acompañar a la Celeste en el Mundial. Es un grupo heterogéneo en el que conviven un padre, un hijo, un tío y varios amigos, algunos de los cuales harán un impasse en el viaje de despedida de soltero de uno de ellos a Europa para aprovechar la oportunidad de ir al Mundial. Mientras algunos son muy futboleros y sueñan con la idea de viajar a Rusia desde que volvieron del Mundial de Brasil, hay uno cuya principal motivación es la idea de volver a hacer un viaje con sus amigos, conocer un nuevo país y disfrutar de todo lo que sucede alrededor de la fiesta mundialista y otro que decidió que Rusia 2018 era el mejor lugar para festejar su cumpleaños número 60 y entonces se autorregaló el viaje.
Pablo Riet, que es uno de los más experimentados del grupo porque viajó al Mundial pasado y también a varias Copa América, explicó a galería que durante el Mundial se vive un clima único. “Por lo general te vas viendo con la misma gente en todas la ciudades, te ponés a charlar y te hacés amigo”, recuerda. “En el Mundial pasado un día fuimos a comer a un boliche a la rambla de Fortaleza y, después de que terminó un musical, uno de Melo empezó a tocar la guitarra. Entonces agarré la guitarra y empecé a cantar una de No Te Va Gustar y terminamos todos cantando Karibe en la rambla, e iban pasando los uruguayos y se iban metiendo, hasta que en un momento era todo el bar de uruguayos en pleno Brasil”. Confía en que en este Mundial van a pasar tan bien como en el anterior. De hecho, para facilitar un poco la comunicación con los locales, el año pasado tomó algunas clases de ruso que le permitieron aprender el abecedario y alguna de las frases más útiles. Sin embargo, sospecha que a los rusos “no se les va a entender nada” y que los viajeros van a tener que manejarse sobre todo con el inglés.
“Es mucho más accesible de lo que te dicen”, explica Pablo, cuyo padre fue el responsable de la organización del viaje y de recorrer Internet en busca de los mejores precios. A pesar de que las reservas de alojamiento que habían hecho terminaron siendo más caras que el precio inicial, Pablo cuenta que por los pasajes, la estadía de todo el mes, las entradas a todos los partidos de la fase de grupos y entradas condicionales a la participación de Uruguay a partir de ese momento hasta la final, gastaron alrededor de 6.000 dólares por persona.