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    La verdad oculta de Vietnam

    Meryl Streep y Tom Hanks protagonizan el filme de Steven Spielberg basado en hechos reales

    En 1969, Daniel Ellsberg hizo varias copias de los documentos clasificados de 7.000 páginas que escondía el Pentágono y detallaban la implicación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam. Decidido a que el pueblo estadounidense supiera lo que realmente sucedía en el campo de batalla y las pocas chances que tenía el país de ganar, Ellsberg, que había sido infante de Marina y trabajado en Vietnam con el Departamento de Estados Unidos, hizo uso de su acceso a la bóveda de seguridad de RAND (una organización creada para investigar y analizar las Fuerzas Armadas de Estados Unidos) y, junto a su colega Anthony Russo, transportó los informes del Pentágono en partes y ocultos en un portafolios para fotocopiarlos en la agencia de publicidad de su novia, Lynda Resnick. 

    Lo que sucedió después, cuando The Washington Post tuvo acceso a estos documentos, y las tribulaciones de su inexperta pero determinada editora Katharine Graham (Meryl Streep), es lo que narra Steven Spielberg en The Post: los oscuros secretos del Pentágono, el filme nominado a Mejor película y Mejor actriz que se estrena este jueves 1º en Montevideo.

    Cuando el difícil acceso de la mujer a posiciones de jerarquía, su vulnerabilidad en situaciones de abuso de poder y la brecha salarial con los hombres están en el ojo de la tormenta en Hollywood, Spielberg habla de un ama de casa que heredó el cargo más importante de The Washington Post al morir su marido y que se sobrepuso a sus inseguridades y a su aprendida necesidad de agradar para tomar una decisión que podía impactar dramáticamente en su vida, el futuro del diario y el país entero.

    Los informes del Pentágono. La primicia no fue del Post. Corría el año 71 cuando el periodista de The New York Times Neil Sheehan accedió por primera vez a una caja que contenia miles de páginas redactadas en 1967 a pedido del entonces secretario de Defensa de Estados Unidos Robert McNamara. El informe se titulaba “History of U.S. Decision-making in Vietnam, 1945-66” y registraba todas las verdades acerca de la guerra de Vietnam que se habían ocultado a conciencia a lo largo de 30 años y durante la administración de cuatro presidentes: Harry Truman, Dwight D. Eisenhower-, John F. Kennedy y Lyndon Johnson. Allí quedaba constancia de que en lugar de perseguir la paz —como pregonaba el gobierno—, los militares y la CIA seguían avivando la guerra, de varias maniobras turbias vinculadas a las elecciones, y hasta de asesinatos y violaciones a la Convención de Ginebra, que buscaba resguardar a las víctimas de los conflictos armados.

    Con ese paquete explosivo entre sus manos, el Times- sopesó los riesgos y su compromiso con informar y decidió poner a trabajar de manera clandestina a un grupo de periodistas en un hotel durante tres meses para analizar el informe y seleccionar qué contar y cómo. El 13 de junio de 1971 salió a la calle la edición del diario que titulaba en primera plana: Vietnam Archive: Pentagon Study Traces 3 Decades of Growing U.S. Involvement (Archivo de Vietnam: Un estudio del Pentágono sigue tres décadas del involucramiento creciente de Estados Unidos). Aunque buscaron no ser sensacionalistas, el impacto fue brutal. Y la respuesta gubernamental instantánea: querían procesar a Ellsberg, el funcionario que filtró los documentos y que pasaron a llamar “el hombre más peligroso” del país, y Nixon mandó detener cualquier publicación de The New York Times alegando que podría poner en riesgo la seguridad nacional.

    El Post. Con The New York Times sin posibilidades de publicar, entró en la ecuación The Washington Post. El editor en jefe asistente Ben Bagdikian, excolega de Ellsberg en RAND, logró acceder a otra copia del informe. Solo quedaba que Katharine Graham, la editoria del Post, diera su aprobación, un paso extremadamente arriesgado considerando la situación del diario, que estaba a punto de salir a la oferta pública con la primera venta de acciones de la compañía. Pese a los peligros y los cuestionamientos, Graham acabó dando el sí, apoyada también en la experiencia y la decisión del editor de The Washington Post, Ben Bradlee, un periodista aguerrido y competitivo. El 18 de junio el Post publicó el primer artículo del informe, a riesgo de que le sucediera lo mismo que al Times. De hecho, la Casa Blanca inició las mismas accciones, pero esta vez el juez federal rechazó el pedido. Se reafirmaba entonces la libertad de prensa mientras los ciudadanos estadounidenses descubrían las verdaderas motivaciones para una guerra en la que murieron más de 58.000 soldados estadounidenses y en la que se perdieron en total más de un millón de vidas.

    “La oportunidad no podría haber sido peor. The Post se estaba desangrando y necesitaba salir a oferta pública de acciones para seguir siendo solvente. Y en el medio de todo esto estaba Graham, que había tomado la mayor decisión en la historia de los diarios: Vi la historia como el nacimiento de un líder y el crecimiento de un diario nacional”, contó Spielberg, que al momento de volcarse de lleno en el proyecto ya había abordado complejas coyunturas históricas en su filmografía (El imperio del sol, La lista de Schindler, Munich, Lincoln, Puente de espías). En tiempo récord tuvo armado su equipo de trabajo y confirmados a sus protagonistas: Meryl Streep y Tom Hanks. Hanks es Ben Bradlee, el editor de The Washington Post, que ya había sido retratado por Jason Robards en Todos los hombres del presidente (1976), de Alan Pakula, sobre el “caso Watergate”. “No me sentía intimidado porque Jason lo hubiera hecho —dijo Hanks—, pero me sentí desafiado por el problema de intentar encontrar algún otro camino hacia quién era el hombre. Busqué una oportunidad en la que pudiera abordar esto que no hubiera sido tratada”. Bradlee es quien empuja a su equipo de periodistas a ir un paso más allá, y es a la vez el gran puntal de Katharine Graham, la primera editora mujer de The Washington Post, que decide valerosamente divulgar los controversiales documentos.

    Este episodio histórico en la forma de operar del diario y en lo que refiere a la libertad de prensa abrió el camino para que tiempo después los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward expusieran en el mismo diario el escándalo que llevó a la renuncia de Richard Nixon. 

    Ella. Eugene Meyer, un financista, adquirió The Washington Post en 1933. Se convirtió entonces en el editor del diario, sucedido en 1946 por Phil Graham, su yerno, el esposo de Katharine, su hija. Graham logró posicionar al Post a escala nacional orientándolo a las noticias de investigación. Casi 20 años después, sin poder salir de una terrible depresión, se suicidó. Tenía cuatro hijos con su esposa Katharine, de 46 años, la heredera natural del diario, que era un legado familiar. Desoyendo las sugerencias de su entorno y sus propios miedos, asumió como editora. “Algunas personas disfrutan de la competencia y peleas, y yo desearía disfrutarlo, pero no lo hago. Pero una vez que tomaste un camino, entonces pienso que debes avanzar. No puedes darte por vencido”, dijo una vez Katharine Graham, que para 1971, cuando llegaron a sus manos los informes del Pentágono, se desempeñaba hacía cinco años como editora del periódico. La decisión que tomara podía terminar de consolidarla o hundir para siempre su carrera. Eventualmente fueron sus valores y su coraje los que la llevaron a lanzarse al vacío.

    La historia de esta mujer tenía todo el potencial de ser contada en el cine. “Esta película se trata del poder de la verdad pero también es una historia personal de la transformación de una mujer desde un ama de casa hasta la presidenta de una compañía de Fortune 500. Es una historia personal dentro de un hecho histórico de apuestas gigantes”, dijo la productora Kristie Macosko.

    Meryl Streep estaba familiarizada con la historia, pero no conocía en profundidad la vida de Katharine Graham. Con su propia investigación en marcha, dos rasgos de esta mujer fueron los que más la inspiraron para componer su interpretación: su gracia y su prudencia. Tan bien captó Streep la esencia de Graham que obtuvo su 21ª nominación al Oscar (cifra récord, que supera en nueve a Katharine Hepburn y Jack Nicholson, que consiguieron 12).

    “Hay un aspecto de empoderamiento en esta historia a medida que se ve a esta mujer encontrar su voz y también su sentido de compromiso personal”, dijo el director. “Me encantaba estar rodeado en el set por mujeres destacadas todos los días: nuestras grandes productoras Amy Pascal y Kristie Macosko Krieger, así como nuestra gran coautora, la guionista Liz Hannah, y toda una compañía de actrices talentosas.  (…) En cierto punto, advertimos que había más mujeres que hombres en el set, y eso es la primera vez que sucedió para mí. Parecía que el espíritu de Kay Graham estaba en funcionamiento”.

    The Post: los oscuros secretos del Pentágono habla del poder de la verdad y del rol primordial de la libertad de prensa, pero fundamentalmente habla de una mujer que, mientras muchos esperaban que tropezara, rompía —no sin terror— un techo de cristal que la volvió una pionera.