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    Uruguay está en “alerta roja” por demoras en aprobación de estudios que hacen peligrar la inversión extranjera en ciencia

    La industria farmacéutica coloca a Uruguay en la lista de “países imposibles”

    “El desmesurado pánico a los riesgos por parte de las autoridades nacionales olvidando los beneficios, así como la obsesión de control, pueden ser fatales para muchos de los intentos de desarrollo del país. Este tipo de actitud aleja a las compañías de medicamentos y las desestimula a afincarse en el país”, indica el documento que evalúa los resultados del trabajo de 2012 en el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim), ubicado entre el Hospital de Clínicas y el Estadio Centenario.

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    Henry Engler, médico, doctor en Ciencias y director ejecutivo del Cudim, entiende necesario enviar esta señal de alerta, ya que el Centro fue construido para diagnosticar enfermedades, brindar un servicio de salud, para capacitar profesionales e investigar, y procura no depender, como ocurre hoy, económicamente del gobierno. Para lograrlo pretende desarrollar trabajos junto con las empresas farmacéuticas. Sin embargo, trabas ponen en “alerta roja” a su director.

    Según el documento del Cudim, “si el medio no es propicio, toda la inversión y los adelantos del Cudim no podrán ser suficientes para que se autosustente. Este es el gran riesgo. Las autoridades nacionales y en especial el Ministerio de Salud Pública (MSP) deben ser totalmente conscientes del rol que les toca jugar en el futuro inmediato”.

    Búsqueda entrevistó a Engler sobre este tema. Lo que sigue es un resumen del diálogo con el científico compatriota.

    —El Fondo Nacional de Recursos (FNR) financia algunos de los estudios PET (Tomografía por Emisión de Positrones) que realiza el Cudim para detectar enfermedades. En 2012 hubo demoras en los pagos. ¿Cuál es la relación con el Fondo hoy?

    —Ha mejorado mucho.

    —Usted ha dicho que sería importante que el FNR financie el diagnóstico de Alzheimer mediante el PET, ya que es la única forma precisa de hacerlo y uno de los motivos para crear el Centro, pero las autoridades aún no han decidido financiarlo. ¿Cuál es la situación?

    —Ahí no mejoramos nada. No avanzamos pero seguimos negociando. Hoy nosotros pagamos todos los exámenes de estudios de medicina. Si consideramos que podemos ayudar lo hacemos igual, aunque el Fondo no nos pague. Son insumos altos y mientras tengamos esta posibilidad lo vamos a seguir haciendo. Hay exámenes que el Fondo no cubre y si nosotros consideramos que hay que hacer, lo hacemos. Lo hemos ido cubriendo con reservas. Por ejemplo, hemos hecho 30 estudios de la toxina que aparece en la enfermedad de Alzheimer.

    —¿Son los que tienen un costo de varios miles de dólares?

    —Hablamos de cobrarles a los extranjeros 2.000 dólares. Hemos llegado a esta cifra pero es posible que suba durante el año. No les cobramos a los uruguayos. Entran ingresos de los extranjeros que los podemos volcar a los uruguayos.

    —¿Está bien que el sistema funcione así?

    —Es correcto, sí, me parece que está bien. No le veo ninguna crítica a ese sistema.

    —¿Cómo definiría la situación económica del Cudim?

    —En este momento es buena, porque nos permite tratar de apostar a esto. No tenemos como objetivo lucrar con los problemas de la salud, lo que tengamos de excedente tenemos que volcarlo en mayores beneficios para la gente y poder incorporar un resonador de tres Tesla, es muy importante. También nos abre la posibilidad de la interacción con compañías de medicamentos. No tiene radioactividad, es muy atractiva para ellos y para los comités éticos que deben analizar y autorizar cada caso que plantee realizar pruebas con humanos.

    —Investigadores uruguayos en actividades académicas han planteado su preocupación por las demoras de hasta seis meses para que los comités de ética aprueben realizar estudios. Las demoras desestimulan a las compañías farmacéuticas, que casi no eligen venir al país.

    —Para que nosotros un día podamos prescindir del Ministerio de Economía —que aporta 48 millones de pesos por año— y ser autosustentables, es absolutamente imprescindible que se cree un ámbito en donde las compañías de medicamentos puedan interactuar con comités éticos dinámicos y que tengan un Ministerio de Salud que realmente se preocupe por que las cosas se hagan bien y rápido.

    —¿Hoy estas dos condiciones no están?

    —No. Hicimos un acuerdo con un consorcio de laboratorios (Biogénesis Bagó) y estamos trabajando juntos, pero me dijeron que Uruguay es imposible, está en una especie de lista de países imposibles por los comités éticos. Además, en el MSP se van los plazos y se van los períodos. El drama es que hay todo un sistema en ciencia y producción de medicamentos en donde los tiempos son clave y las fechas límite no se violan. Es algo muy caro y tenés un tiempo limitado para producir determinado tipo de cosa. En investigación la regla mundial es que el que sale segundo y tercero no se lleva la plata ni el bronce. Solo están los que llegan primero y se llevan el oro.

    —El oro, el mérito y la patente.

    —Sí, es mucha plata. El mundo está tan interconectado y tan bien organizado que generalmente cuando a alguien se le está ocurriendo algo, a las dos horas se le ocurre también a otro en China y a otro en Estados Unidos. El que llega primero es el que tiene un medio aceitado que funciona rápido y controla efectivamente. No se come un paso del control pero lo hace rápido y efectivo. Sin eso, el Cudim va a ser una gran estructura con todas las posibilidades, pero sin un futuro autosustentable, vamos a seguir dependiendo del Ministerio de Economía y de la buena voluntad.

    —¿No se valora la importancia de este desarrollo?

    —Con una profesora de oncología estamos planeando un proyecto sobre tumores de mama que es muy interesante, para ver si podemos prever cómo va a crecer ese tumor en el futuro. Tenemos un problema de financiación y yo me doy cuenta que acá en Uruguay no sé de dónde voy a sacar dinero. Muchas de las cosas que planteamos han sido bochadas, no veo alternativa más que empezar a buscar en el exterior, es una pena porque hay dinero.

    —Pero hay fondos de la Universidad de la República o de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).

    —Sí, está la ANII, pero de alguna manera no parecen ser interesantes las cosas que estamos planeando y fijate que estamos vinculados con la Facultad de Medicina, con el Instituto Pasteur. Tenemos un problema de financiación de ciencia.

    —¿Por qué cree que los comités de ética demoran tanto y el MSP no logra una rápida respuesta? ¿Es un tema de burocracia?

    —El problema que se puede presentar es que el afán de control sea tan enorme que no se termine decidiendo nada y te conviertas en interpretador de leyes y en algo que no es lo que tiene que ser un comité ético. La profesora de Oncología me decía que si es un estudio clínico —para una empresa farmacéutica— es bravísimo y es mucho más fácil conseguir el dinero de otro lado. El día que vayamos a hacer un estudio clínico con esta compañía yo no sé lo que va a pasar. Con toda la infraestructura y todas las instalaciones que tenemos, hay que mandar una alerta roja, no naranja. Ojo, si estamos nosotros mismos poniéndonos palos en la rueda no vamos a ir muy lejos. Es ahí donde mueren todos los intentos de hacer las cosas bien. Todo lo que hemos montado es también para hacernos interesantes a las compañías de medicamentos, pero si las compañías nos dicen ‘ustedes son interesantísimos pero Uruguay no’, sabemos que perdemos el tiempo.

    —El Cudim tiene un comité de ética, ¿no se podría recurrir a este?

    —Sí, pero si todos los pacientes vienen del Hospital de Clínicas tiene que pasar por su comité de ética. Me parece macanudísimo desde el punto de vista de la seguridad que sea visto por varios para analizar las posibilidades de riesgos y beneficios. El problema es cuando un comité lo único que ve son riesgos. Hay un término medio en todo, no podés hacer ciencia sin control, sin un comité ético que te avale lo que estás haciendo, es necesario porque se puede hacer mucho daño, ya hay experiencias de lo que han hecho los nazis con los gitanos y los judíos. El comité ético tiene que pensar que no puede frenar el desarrollo de la ciencia.

    —¿Han hablado con el Clínicas?

    —Es un tema que estamos discutiendo. Hay gente preocupada. No pueden estar seis meses y decir que no hubo tiempo para reunirse.

    —Está integrado por docentes y son cargos honorarios...

    —Sí, es que un comité de ética no puede ser pago. Es un dilema. En el servicio del progreso de la ciencia y el bien de la gente, los tiempos deberían ser breves.

    Ignorancia

    —En los últimos meses, Búsqueda recibió comentarios informales de que hay médicos que recomiendan a sus pacientes viajar a Buenos Aires para hacerse allí el estudio PET (Tomografía por Emisión de Positrones) para diagnosticar enfermedades en vez de en Montevideo. ¿Qué es lo que pasa?

    —Me lo han comentado muchísimo a mí también. No sé cuántos son. Acá viene gente de Argentina a hacerse el PET con galio (sustancia necesaria para la detección) porque en Argentina no tienen. Después de haber hecho más de 4.000 exámenes en el Cudim que alguien diga que no hay experiencia y recomiende ir a otro lado... está muy desinformado. Vienen de Bolivia, de Paraguay y de Brasil. Somos los únicos en Latinoamérica que podemos hacer el examen para localizar la toxina del Alzheimer. No tiene sentido, los brasileros se vienen a formar al Cudim, estamos formando gente de México que tiene centros PET importantes, de Costa Rica, Chile, Paraguay, Portugal e Irán. Que les digan a los pacientes que se vayan a hacer el PET a otro lado es aberrante, es ignorancia, no hay otra palabra.

    Tecnología única en Latinoamérica

    El Centro Uruguayo de Imagenología (Cudim) en 2013 comprará el primer resonador de tres Tesla para Uruguay. El Centro realiza estudios PET (Tomografía por Emisión de Positrones) que permiten diagnosticar enfermedades como el cáncer. El nuevo resonador es una tecnología de alta definición que puede ser combinada con las cámaras PET que ya tiene el Centro. La combinación de PET y resonancia magnética será única en Latinoamérica.

    “Seríamos los primeros en Latinoamérica en poder hacer PET y resonancia magnética. A nosotros nos potencia enormemente, nos abre el panorama”, destacó Henry Engler, director ejecutivo del Cudim. Se va a poder usar para distintas partes del cuerpo como próstata, cerebro y médula espinal, agregó.

    “Se pueden hacer estudios de activación que implica estimular el cerebro de determinada manera, por ejemplo, para identificar la anatomía dentro del cerebro y no lesionar si hay que operar”, explicó Engler.

    La inversión rondará los dos millones de dólares. La institución tiene ahorrado el dinero con fondos propios y producto de la renegociación de la deuda con el Banco República, inicialmente de 17 millones de dólares.

    Investigación.

    Durante el último año, el Cudim puso en marcha cinco proyectos de investigación en cooperación con el Instituto Pasteur, el Clemente Estable y la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar).

    Además, firmaron convenios con la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Pekín en China, entre otras instituciones extranjeras.

    “Estamos buscando la interacción con las diferentes disciplinas médicas para que ellos nos sugieran” investigar en enfermedades y combatir “el chacrismo”, comentó Engler.

    Desarrollo.

    En total, desde sus comienzos en 2010 se hicieron 4.087 estudios PET, 2.063 en el último año.

    Uno de los objetivos del Cudim fue producir radiofármacos que si bien existen en Europa y en Estados Unidos, no se producían en Latinoamérica. En total, en 2012 se produjeron siete nuevos radiofármacos. Este año producirán dos más que no existen aún en Latinoamérica, uno es el oxígeno 15 y los materiales necesarios llegarán a fines de febrero.

    Estas sustancias son las que al ser colocadas dentro de una molécula emiten una luz que la cámara PET puede detectar. Los tumores emiten más luz que otras zonas, entonces es posible detectarlos al analizar las imágenes PET.

    La mayoría de los trabajos realizados en el Cudim corresponden a estudios con “fluordeoxiglucosa”, azúcar que hace visibles algunos tipos de tumores. Estos estudios se hacen tres veces por semana y los demás días están destinados a otras sustancias más exclusivas para detectar otras enfermedades. Por ejemplo, con “galio 68” y “dotatate” han hecho 294 exámenes para detectar la presencia de tumores neuroendócrinos, que no se pueden revelar con otro método porque no se ven mediante una tomografía ni resonancia. También han hecho 58 exámenes para tumores de cerebro con “carbono 11”. El tumor capta esta sustancia más que cualquier otra parte y permite localizarlo.

    Salud, Ciencia y Ambiente
    2013-01-31T00:00:00