¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

Cantarle al amor no pasa de moda: Soledad Pastorutti estrena su nuevo disco en el Sodre

La cantante argentina encontró la comodidad que buscaba en Natural, su último álbum de folklore que sigue una propuesta más madura y genuina
Redactora de Galería

El amor puede estar en muchas partes y estar dirigido a múltiples cosas, comenzando por la familia y el pago. Otras veces se da la mano con la pasión, cuando uno encuentra el rumbo y disfruta de su trabajo. Todo ese amor y más habita en Soledad Pastorutti, dicho por ella misma.

De tocar con apenas 15 años en el Festival Nacional de Folklore de Cosquín del 96 —y ganar el premio Revelación y Consagración—, a tener vendidos más de siete millones de discos; ser, con Lali Espósito, el rostro femenino del jurado de La Voz en Argentina, e interpretar su canción Brindis frente a la selección campeona del mundo

Pero ni vestir desde poncho hasta escotes es suficientes para la Sole. La cantante arequitense, que con Poncho al viento torció el rumbo de la historia del folklore argentino, quiere trascender aún más para convertir todas sus canciones en “canciones que se quedan para toda la vida” y plantarse como una opción segura después del popular pedido de: una que sepamos todos. 

Para engrosar la lista de los clásicos fue que trabajó en Natural, su último disco, que estará presentando en el Auditorio Nacional del Sodre el próximo viernes 23 de junio; un esperado reencuentro entre la artista y el público uruguayo, al que Soledad guarda mucho cariño porque le da “la posibilidad de jugar en el escenario y ser libre”. 

Montevideo es su primera opción: llega con la excusa de presentar este nuevo disco y promete una mayor asiduidad en las visitas. En Buenos Aires, Natural se estrenará tres semanas después, el 15 y 16 de julio, en el tradicional Teatro Coliseo. La argentina vislumbra este lanzamiento como el primer paso de una posible gira nacional.

Con la producción del ingeniero de mezclas argentino Nicolás Cotton, una tapa y videos ambientados en la cocina, sonidos intimistas propios del unplugged y aire de hogar, la artista se reconoce en Natural. Este oxímoron con forma de nuevas canciones clásicas regresan a la Sole a sus raíces latinoamericanas; además de contener tres temas inéditos, el disco recorre canciones folklóricas como La del olvido, La llamadora —acompañada de la voz y guitarra de Raly Barrionuevo— y Bañado norte —con el compositor y acordeonista de chamamé argentino Horacio Chango Spasiuk.

Dice que este disco es su expresión más natural, pero ¿cómo puede transmitir la naturaleza suya, su esencia, con tanta gente participando?

Esta es mi esencia, compartir. El disco es familia en todo sentido. La música de raíz te hace así, de ahí nace el folklore. Nos parecía que estaba bueno armar una linda selección de músicos conocedores de la materia: el mejor guitarrista del género, el mejor acordeonista, el mejor bajista. La primera canción en entrar al disco fue Hispano, del cantautor santafesino Jorge Fandermole. Él tiene mucha calidad, y además, actualidad; sus letras conviven perfectamente con el ahora y eso para la lectura de este disco importa. A partir de esa empezamos a elegir las otras de entre varios clásicos, zambas y chamamé, y mis canciones. Cuando vimos que funcionaba todo empezó a tener otro color. Es una buena mezcla, mucha gente de diferentes generaciones participaron en él, muchos criterios distintos coexistieron, pero todos tiraron para el mismo lado. Cada uno aportó, sumó desde su lugar para hacer que ninguna de las canciones pareciera una cosa obvia. No lo son cuando las escuchás, conecta.

¿Con la tierra?

Exactamente.

¿Y la cocina como concepto artístico es una metáfora de eso, de la conexión con la tierra?

Lo es. Este es un disco para todos los sentidos, un disco que se cocinó y que ahora se puede saborear. Escuchar o hablar de música de raíz te remite a ese momento, a la cocina, la sobremesa, compartir un vinito… Te lleva a la peña. 

¿Cómo convive el aferrarse a las tradiciones con querer ofrecer a sus oyentes una nueva versión de su música?

Es una mezcla de sensaciones. Todavía tengo lo agreste de aquellas primeras Soledades, pero también una vida transitada, décadas de escenario… En definitiva, se trata de querer elevar este género hoy, que me encuentro más madura, entonces me reversiono una y otra vez. En esta oportunidad elegí a un productor que no es folklórico, pero que lo ve desde afuera y eso funciona. El disco es una radiografía que en vez de deteriorarse con el paso del tiempo me muestra un camino cada vez más claro.

Habla de Natural como una búsqueda de identidad cuando, a priori, parecería que con su voz y su forma de ser tuviese una muy clara y muy fuerte desde hace tiempo…

Más bien es un encuentro; un encuentro con una estética musical. Mi voz es una gran identidad, mis maneras de subirme al escenario, de transmitir y de comprometerme con las canciones y la gente, pero faltaba eso. Esta vez creo que la encontré y llegó para quedarse, porque por más que a veces intente cosas distintas y pueda jugar —porque la música te da eso, te da esa libertad—, siempre vuelvo al camino del clásico, de esa canción que vas a escuchar dentro de 10 años y sabés, y saben todos. A nivel musical la búsqueda es infinita, cambia todo cambia, como dice la canción, pero no en todos los caminos uno se encuentra como pez en el agua. En este caso hasta te diría que estoy cómoda. 

¿Se queda en el folklore aún sabiendo que las nuevas generaciones sienten al género como de otro tiempo?

Ese fue el gran gran desafío de este disco. Hay canciones que se quedan para toda la vida, pero es verdad que hablan de una realidad que hoy no sucede; es natural que la gente ya no se sienta identificada. Ahora, yo pienso que si uno le canta al amor no pasa de moda. Hay cosas que no pasan de moda. Lo que pasa es que el folklore en su poesía tiene una manera muy distinta de expresarse, muy diferente a como lo hace hoy la gente más joven, entonces es muy difícil conectar aquello con esto porque han pasado muchas cosas en el medio. En este disco está bastante lograda esa conexión, pudimos trasladarlo a las canciones. Además, las distancias entre el campo y la ciudad se acortan con la tecnología; a partir de que apareció el celular acceder a la música es una pavada. Antes, el folklore era ese traspaso de generación en generación, hasta que los jóvenes tomaron la posta de lo que se escucha en la casa y se terminó. A mí me divierte escuchar música con mis hijas; si estamos viajando les digo: bueno, una cada una. Así tenemos la posibilidad de compartir. Pero sigue siendo difícil apostar a esto cuando cada vez hay menos tiempo para escuchar, tenemos menos paciencia. Si bien la música sigue siendo fundamental en la vida de todas las personas, también se ha convertido en algo muy pasajero; hay canciones que escuchamos todos los días y las olvidamos a los dos meses. Es una pena, pero es parte de la realidad. Y hay que repensar y repensarse al momento de hacer música. Pretendemos ser clásicos, sería hermoso que sucediera pero es todo un desafío.

Portada de Natural. Portada de Natural.

¿Qué se le viene a la cabeza cuando piensa en su propia adolescencia y aquel Cosquín del 96?

Gracias. Primero, agradecida. Fue una oportunidad única y con ese paso se vino todo lo demás. Agradecida con ese público que me dio la oportunidad, y que a partir de ahí traté de no decepcionar. No tenía claro que quería ser cantante pero el camino me fue llevando, a mí me gustó el paisaje y seguí. Sigo caminando hasta hoy, siempre de brazos abiertos frente a la vida. 

Dice que la gente le agradece por cosas que no hizo por ellos, pero ¿y la música?

No la hago por ellos, la música la hago para mí. Pienso en mi público, por supuesto, a quien le voy a llegar, pero a veces me doy cuenta de que cuanto más mías son las canciones (no me refiero a haberlas escrito, sino a lo que me conmueven), cuanto más me emocionan a mí, más llegada tienen después. Gracias a Dios esto de hacerlo para mí termina siendo por nosotros, que es un poco también la característica del folklore. 

¿Qué es el pago?

Es mi punto de partida. Arequito, yo vivo ahí, con todo lo que eso significa; cosas positivas y a veces negativas, por las largas distancias. Cada vez que tengo que tomar un avión tengo primero cuatro horas de viaje por tierra, pero es una elección que sostengo, cada vez más convencida de que es lo mejor que me pudo haber pasado. Siento que mi carrera musical, que me ha traído grandes satisfacciones, no la podría haber disfrutado de la misma manera si no fuera por este lugar. En Arequito vuelvo a ser la de antes, en realidad la de siempre, y voy con los pies sobre la tierra, literal y figurativo. Me olvido de la artista, vuelvo a recargar energías, a descansar y a disfrutar de las cosas cotidianas de la vida con tiempo, con calidad de tiempo.