En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Entre Berlín y la Bienal de Venecia, la artista queer argentina lleva la herencia mestiza y las tensiones de la identidad cultural indígena en la figura de La Chola, jugando con los estereotipos y la denuncia política, en una obra que enamora a curadores y coleccionistas.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Sucedió en 2017, en la edición de la feria de galerías Arteba. Se llamó American Beauty, y consistía en una gran caja llena de papas fritas Lays sobre las que bailaba una performer. Sus pies transformaban en arena el alimento central en la dieta de los pueblos originarios de esta región del mundo, convertido en “emblema del capitalismo chatarra”.
La acción terminó de configurar en una celebridad a la artista multidisciplinaria que era hasta ese momento un secreto a voces, cada vez más ruidoso y ubicuo, del mundo del arte. Nacida en 1989 como Mauricio Poblete, en Guaymallén, provincia de Mendoza, en el seno de una familia humilde de origen boliviano. Formada en Artes Visuales en la Universidad Nacional de Cuyo. Y vuelta a nacer como La Chola en homenaje a esas raíces.
Exposición individual de la artista en Galería Barro, Buenos Aires.
Hoy, en plena subida de una fulgurante carrera internacional, con lista de espera para comprar su obra en ferias y exhibiciones, adquirida para la colección de Eduardo Costantini, viene de Berlín, donde integró una muestra en el Palais Populaire y fue convocada para la muestra central en la próxima Bienal de Venecia.
Su famoso encuentro con la reina Letizia, en Arco 2022, fue un punto de inflexión en esa vidriera global para una obra compuesta por sus ya reconocibles acuarelas con figuras —vírgenes, muchas vírgenes cholas—, logos y frases, máscaras de pan, fotomontajes, pintura, videoarte, intervenciones e instalaciones. Y para una figura que parece en sí misma una especie de obra en transición. Pop andino, imaginario queer, parodia de la cultura hegemónica. Todo eso y más.
Cuando la reina de España se detuvo en la galería Pasto, que acogía su obra, ningún protocolo aprendido se puso en marcha. “Tú eres Chola”, le dijo Letizia. “Nos reencontramos después de 530 años”, contestó ella, sin reverencias ni mano en el corazón. La reina sonrió con los ojos; el barbijo pandémico les tapaba la cara. Y lo que siguió fue un descontracturado paseo por el stand, con la artista explicándole la obra a la monarca.
“No sé si me toman en serio o soy una moda”, declaraste sobre tu expansión internacional. ¿Cuánto creés que pesa esto de representar a una diversidad queer y marrón (de identidad indígena) para cierto mercado?
Creo que hay un público que piensa que soy parte de una agenda, lo que necesitan las instituciones para corresponder al discurso de inclusión y diversidad. Me pienso “artivista” y no me gusta pararme solo en la calle para decir algo; soy como un virus en el sistema. Diciendo lo que me atraviesa en lo cotidiano y a veces parándome en distintas partes de la historia del arte. Y no creo en el tiempo récord, soy La Chola hace 10 años, cuando me hice por primera vez una foto con una peluca de cotillón pensándome una Venus marrona. Deseando ser esa imagen que creé. Lo que pasa es que ahora me ponen el ojo algunas personas, pero mi carrera la comencé en Mendoza. A mí no me pesa nada, porque soy todo eso y más, soy artista antes que nada. Mi género es artista.
Virgen del Carmen de Cuyo, acuarela.
¿Cómo nace La Chola Poblete, y qué dirías que le aportó el circuito internacional?
La Chola era más bien un deseo, pero me montaba solo en ocasiones de eventos, performances o sola en mi habitación, soñando ser una pop star. La experiencia de trabajar en el circuito internacional me hizo ser más profesional, y trabajar de forma colectiva. Atrás quedó esa idea romántica de la artista en el taller chupando vino y pintando sola.
Sin título, acuarela.
Tus acuarelas, con vírgenes, frases, cuerpos, se refuerzan ahora con un trabajo con énfasis en tus raíces, Guaymallén. Dijiste una frase divina: “Cuando esperan de mí que sea una víctima, soy una diva”. ¿Cómo se cruza esa expectativa, del lugar que ocupe una víctima de origen humilde, con la figura de una artista exitosa, en tu experiencia? Desde ese lugar, se te suele asociar con el tucumano Gabriel Chaile, que estuvo en Venecia como lo harás tú. ¿Sentís que los une un lenguaje, una especie de espacio conquistado?
No tengo tiempo de pensar en la expectativa de los demás sobre mi obra o vida, estoy muy enfocada trabajando. ¿Quien soy ?, ¿a dónde voy ? Me lo pregunto siempre… Mi familia sigue viviendo en donde crecí, y cuando vuelvo a Mendoza, vuelvo a casa de mi vieja. Siempre es bueno tener tierra. ¿Qué es ser exitoso? Chaile ha tenido lindos gestos conmigo como colega, estamos en contacto. Creo que estamos escribiendo otra historia del arte argentino. Beyonce y Jay-Z en el Louvre.