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Muchas de las madres y los padres de los jóvenes que hoy tienen 30
años, más o menos, grabaron episodios importantes de sus infancias. Lo hicieron
con una cámara filmadora que dejaba todo registrado en un VHS. El adulto
prendía la cámara en cumpleaños, bautismos, primeras comuniones, navidades, fiestas
de fin de año del jardín, de la escuela. Y los niños hacían sus gracias.
Después todos veían las películas caseras en televisores viejos, cuadrados y
pesados.
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La función de aquellas cámaras filmadoras hoy la cumplen los celulares:
pequeños, livianos, de bolsillo. Aunque los formatos hayan cambiado, la
costumbre de registrar momentos de la vida sigue vigente, y las grabaciones se
pueden ver en distintos dispositivos. Desde el mismo celular hasta una pantalla
de cine.
Eso fue lo que hizo el productor y director uruguayo Sergio De León. Con
su celular, filmó parte de su vida y la de su vecina más vieja, Nieves
Silveyra. La más vieja por su edad, 90 años, pero también porque hace 15 que
vive en el apartamento de al lado, en un edificio con vista al puerto de
Montevideo. De León grabó varios días junto a Nieves en sus balcones linderos,
separados por un vidrio. Lo hizo durante la pandemia, cuando un virus
desconocido mantuvo a muchos uruguayos encerrados, temerosos, expectantes.
Cuando Nieves y él solo se tenían el uno al otro. Lo que nunca imaginó fue que
esos videos caseros se convertirían en una película documental que llegaría a
los cines de todo Uruguay.
“Yo tenía
ganas de irme a una casa de salud, pero mientras te tenga vos acá al lado...
Claro que vos cuando pase esta maldita cuarentena vas a pegar el salto”, le
dice Nieves a De León. Y es que durante varios días esa pared de vidrio que
separa sus balcones se volvió más transparente que nunca. Almorzaron juntos,
tomaron vino tinto, conversaron, cantaron y vieron la llegada de barcos al
puerto a través de binoculares.
Reflejos, filtros de colores y juegos de luces componen el documental expresionista del director y productor uruguayo Sergio De León.
Vivir
poéticamente. Nieves pasa
varias horas pintando, creando obras de arte. Lo hace desde muy joven. La
diferencia es que ahora su sentido de la vista está muy deteriorado. Ve poco,
apenas algunas manchas, luces y colores. Y eso es lo que deja plasmado en
cuadros que realiza con retazos de papel y pintura amarilla, roja, verde, azul.
Esta artista de 90 años ve la vida como un collage, y así lo refleja en
sus creaciones artísticas.
Estudió primero Arquitectura y luego fue alumna del crítico de arte
argentino Jorge Romero Brest en la Facultad de Humanidades de la Universidad de
la República. También aprendió con el famoso artista visual uruguayo José
Gurvich, a quien más que un maestro consideraba un “amigo”. Viajó a Europa,
estudió en varios museos y, a su regreso, colaboró con Jorge Páez Vilaró en
Punta del Este. Realizó tareas administrativas en el Espacio de Desarrollo
Armónico de Graciela Figueroa y en la actualidad es considerada un pilar
fundamental en la Fundación por la Paz de la artista y terapeuta uruguaya. La
fundación apoya, promueve y difunde actividades vinculadas con la armonización
y el desarrollo psicofísico y espiritual del ser humano.
Nieves le
muestra varios collages a su vecino cineasta y los nombra: La vida de
amarillo en amarillo, se llama uno. Vivir soñando, otro. Jueves
será porque jueves es hoy, un tercero. Vivir poéticamente, el
cuarto. Y así transita ella por una vida que en algún momento define como “una
mierda”. Hace música con lo que tiene a su alcance: sus manos contra la mesa,
un cubierto contra una copa, un tarareo con su voz. Hace arte. Siempre hace
arte y, así, “adorna la vida”, según su propia definición.
Nieves Silveyra, protagonista del documental, estuvo siempre vinculada al arte; durante la pandemia pasó sus días creando collages con retazos de papel y pinturas de colores vivos.
Las
piezas del collage. Hay una gran diferencia entre los videos filmados por De León que se
convirtieron en la película Nieves florecida en astros y los VHS caseros
de los años 90. Lo que comenzó como un pasatiempo en una época de encierro en
la que había poca cosa con qué entretenerse, se convirtió en una obra de arte
llevada al cine. Según dijo en varias entrevistas, De León comenzó a filmar a
su vecina sin el objetivo de hacer una película documental. Pero a medida que
otros colegas fueron visualizando el material, el proyecto cinematográfico comenzó
a tomar forma.
Magdalena Schinca fue la encargada de realizar un montaje cuidado y lleno
de color, que terminó de darle el toque expresionista a los videos de De León.
“El collage es muy inspirador para el montaje, porque la película es un collage
en su forma”, dijo el director en una entrevista con el programa Corre
cámara de TV Ciudad.
Basándose en
las obras de Nieves y con el trabajo de Schinca, el director intercaló los
registros de la cotidianidad de su vecina con imágenes de reflejos, en las que
el vidrio que separaba sus balcones jugó un rol fundamental. Intercaló también
muchas imágenes de cielos: a veces celestes plenos, a veces tupidos de nubes, a
veces pintados de colores cálidos al atardecer, a veces negros al caer la
noche.
Algunas
escenas muestran fotos de la infancia y juventud de la protagonista. Ella las
mira con un dispositivo que le permite hacer zoom sobre los rostros y
detalles. También puede verlas con filtros de distintos colores. Esos colores
se apoderan de parte del filme y se suman a los reflejos y efectos de luces y
sombras.
Otra pieza importante del collage que es Nieves florecida en
astros es el sonido. A la señora de 90 años le gusta la música y a De León
también. En un momento del filme se la oye a ella tarareando una canción y a él
haciendo sonar copas y otros elementos de vajilla siguiéndole el ritmo. En otra
escena se escuchan los pitidos de las grúas y los barcos del puerto. En otra
pasa un camión repartidor de garrafas de gas, con su música típica, una versión
conocida por todo montevideano del clásico de Ludwig van Beethoven Para
Elisa. Esa melodía se integra con la voz de Nieves, que acompaña con un
tarareo suave y se integra con la musicalidad del documental. Daniel Yafalián
fue el encargado de diseñar el sonido, que combina a la perfección con la
música de Federico Araújo y Luciano Supervielle que ambienta algunas escenas.
Florecida en astros. A Nieves le gusta la pintura, las
artes plásticas, la música. También la literatura y la poesía. En una de las
tantas charlas con De León, le menciona un verso breve de un poema de la
uruguaya Luisa Luisi. El poema se titula Partir, y el verso en cuestión
dice: “Deshecha en luz y florecida en astros”. De allí deriva el título que el
director eligió para su segundo largometraje documental.
La
intención del colibrí, de 2019, fue el primer documental de De León,
que lo consagró como director de cine. Llegó a varios festivales
internacionales y obtuvo el premio a Mejor película en el Festival Detour del
Uruguay en el año de su estreno. Además, recibió el premio de la Asociación de
Críticos de Cine del Uruguay a Mejor documental uruguayo en 2021. En la
actualidad, De León trabaja en su primer largometraje de ficción, que se titulará
Siempre vuelven y será producido por Micaela Solé, de Cordón Films.