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El embajador francés celebró el 14 de julio en su residencia con más de 500 invitados

El 14 de julio, mientras en, París se realizaba el desfile militar en los Campos Elíseos en conmemoración del Día de la Bastilla, en Montevideo, la residencia del embajador de Francia, Jean-Paul Seytre, se preparaba para una nueva celebración de esta fiesta nacional. Cerca de las siete de la tarde, las calles de Carrasco aledañas a su casa estaban cortadas y desde la esquina de Máximo Tajes y French se veía flamear la bandera francesa. En la tardecita helada del viernes, más de 500 invitados hacían fila para saludar al embajador Seytre y a la cónsul Sarah Touquette, mientras pasaban al enorme salón, totalmente decorado con los colores de la bandera de Francia.

Antes de que el embajador diera un breve discurso, el coro de los Niños Cantores de París, llegados especialmente para la ocasión, interpretó el himno uruguayo y La Marseillaise. “Francia y Uruguay son viejos amigos que se conocen y se aprecian. Sin embargo, nuestra rica relación no reposa solamente en los legados del pasado. El año transcurrido se ha caracterizado una vez más por la evolución de nuestros intercambios en todos los ámbitos”, manifestó Seytre en su discurso.

Posteriormente resumió las actividades que realizó la embajada en el correr del año, tanto en el plano de las relaciones bilaterales, lo que incluye la abundante cooperación cultural, científica, lingüística, universitaria y deportiva, así como en el plano de los intercambios económicos y comerciales, destacando la llegada de nuevas empresas francesas a Uruguay.

También agradeció al coro y destacó la presencia del senador Christophe-André Frassa, representante de los franceses en el exterior.

El embajador Seytre aprovechó la ocasión para reiterar el agradecimiento de Francia por el apoyo mostrado por Uruguay en el contexto de la guerra de Ucrania, así como también en la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente. “Uruguay y Francia trabajaron codo con codo para abrir negociaciones sobre un tratado para eliminar la contaminación por plásticos, acogiendo las dos primeras sesiones en Punta del Este y luego en París”, agregó.

Durante la noche, la chef de la residencia, María Corzon, y su equipo prepararon un menú que comprendía estaciones con panes, quesos, patés, fiambres y bocaditos, y como plato caliente una cazuela de carne. Antes de terminar la jornada, la torta con los colores de la bandera se acompañó con los clásicos macarrons franceses, chocolates y otras preparaciones dulces, que se sirvieron con vinos y champagne. El ambiente festivo de la gala comenzó con la música renacentista interpretada por Gustavo Goldman y prosiguió con el jazz manouche que animó el grupo La Pompe Club.

Fotos: Sofía Torres