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Es hija de Andie MacDowell, su rol revelación fue con Quentin Tarantino y protagoniza una de las series limitadas más vistas de Netflix
imagen de El año de Margaret Qualley
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Su talento la llevó a debutar en el cine a los 19 años con la directora Gia Coppola, nieta del reconocido Francis Ford Coppola, en su filme Palo alto (2013). También la llevó a formar parte de la secta Manson en el último trabajo de Quentin Tarantino, Había una vez en Hollywood (2019), en donde compartió pantalla y set con Brad Pitt y Leonardo DiCaprio; a integrar el elenco de la serie The Leftovers (2014), de los creadores de Lost; a modelar para varias de las marcas de lujo internacionales, incluida Chanel y Alberta Ferretti; y a protagonizar el comercial de Kenzo World (2017), dirigido por Spike Jonze y coreografiado por Ryan Heffington, pero con varios pasos de baile improvisados por la misma Qualley. Por último, ese mismo talento le valió el papel protagónico de la exitosa miniserie de Netflix Las cosas por limpiar (Maid, 2021), en la que, junto con su madre, la actriz Andie MacDowell, se dieron el gusto y el lujo de interpretar a madre e hija también en la ficción.
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La gran oportunidad. Con 27 años, nacida en Montana (Estados Unidos) e hija de Andie MacDowell y el modelo Paul Qualley, Margaret Qualley sorprende con sus talentos de bailarina de ballet, modelo y actriz. En octubre de este año se estrenó Las cosas por limpiar, la serie de 10 capítulos que demuestra su meteórico ascenso en Hollywood. La actriz protagoniza esta historia, basada en el libro autobiográfico de la estadounidense Stephanie Land, que narra el drama de Alex, una madre joven que, tras escapar de una relación de maltrato con su pareja Sean (Nick Robinson), encuentra trabajo como limpiadora mientras lucha para cuidar de su hija de cuatro años. “Leí el guion, me sorprendió mucho e inmediatamente leí las memorias (el libro en que se basa la serie)”, comentó la actriz a la revista Elle. “Luego (al leer Maid) volé a través del libro. Es doloroso, pero impulsor. Y era una oportunidad que no podía dejar pasar”, agregó. La serie fue un éxito en Netflix: en los 28 días siguientes a su estreno fue vista por alrededor de 67 millones de usuarios, posicionándose en el segundo lugar del ranking de la plataforma.
AFP, ANNE-CHRISTINE POUJOULAT
Con una historia conmovedora, realista y también muy crítica del sistema, Qualley se gana un espacio propio en la industria. Además, es la primera vez que comparte rodaje con su madre, Andie MacDowell, actriz reconocida por sus trabajos en las películas Matrimonio por conveniencia (1990), Hechizo del tiempo (1993) y Cuatro bodas y un funeral (1994), que también interpreta a su madre en la ficción. “Tener la oportunidad de compartir escena con ella fue surrealista y emocionante, y me sentí honrada de que ella dijera que sí al papel”, señaló Margaret a Elle.
Del baile a la actuación. Antes de descubrir su pasión por actuar, Qualley se perfilaba como bailarina de ballet y se mudó a Nueva York para seguir su carrera profesional. “Durante mucho tiempo creí que iba a bailar profesionalmente. No pensé que iba a actuar”, dijo en una entrevista reciente con Interview Magazine. A los 14 años, estudiando danza clásica en la Universidad de Carolina Del Norte, ya era una bailarina con potencial. Buscando dedicar su vida al baile, a los 16 años Qualley se mudó a la gran ciudad para intentar formar parte del American Ballet Theatre. Sin embargo, en 2016 se dio cuenta de que tal vez la danza no era lo que quería para su vida. “No tuve la formación adecuada cuando era pequeña, esa que me hubiera hecho entrar en las compañías en las que quería estar. Y pensé: si no voy a ser la mejor, entonces no vale la pena”, explicó a la revista Paper. Así comenzó a modelar para varias marcas de ropa tanto en desfiles, llegando a caminar en la pasarela de la marca Alberta Ferretti en la Semana de la moda de Nueva York con solo 16 años, como en producciones fotográficas. “Lo hice solo para tener una excusa para quedarme en Nueva York. Tuve que convencer a todos de que me dejaran vivir sola. Y lo hice”, aseguró. Con el tiempo, cada vez le quedaba más claro que la actividad de modelo tampoco era lo suyo. “Me hacía sentir tonta, para ser sincera”, le dijo a Vogue. Entonces comenzó a tomar clases de actuación. Al poco tiempo obtuvo su primer y pequeño papel en el cine. Fue en 2013, cuando visitó a su novio de entonces, el actor Nat Wolff, en el set de la película Palo Alto, que la directora, Gia Coppola, la conoció y dio el papel de Raquel.
Grandes pasos. Ese mismo año, su nombre apareció en el reparto de la serie The Leftovers, de la cadena de televisión HBO, en la que interpreta a Jill Garvey. “Con The Leftovers fui realmente muy afortunada”, dijo Qualley a Vanity Fair. A esa ficción le siguieron otros títulos como las películas The Nice Guys (2016), Death Note (2017) y Donnybrook (2018). A partir de allí cada personaje que interpretó en series, el cine o incluso en algún comercial, fueron grandes pasos para su carrera. Sin dudas, el que le dio el mayor empujón cinematográfico fue su papel en el último trabajo de Quentin Tarantino, Había una vez en Hollywood (2019). Allí, la joven interpretó a una de las integrantes de la secta Manson, liderada por Charles Manson en California a fines de la década de 1960 y principios de los 70, y compartió escenas con Brad Pitt. “Hice la prueba de química con mariposas en el estómago, muy nerviosa y tratando de no sudar mucho”, dijo la actriz a The Hollywood Reporter en referencia a la lectura del guion junto con el actor. En 2019, el mismo año en que se estrenó la cinta de Tarantino, Qualley participó en otros trabajos, como los thrillers Seberg y Strange But True, el drama Native Son y la película de ciencia ficción IO.
Once upon a time in Hollywood
En 2020 protagonizó El trabajo de mis sueños (My Salinger Year) —filme que también puede verse en Netflix— basado en las memorias de la escritora Joanna Rakoff, en la que compartió pantalla con Sigourney Weaver. Otro trabajo que marcó su carrera fue el comercial del perfume Kenzo World en 2017. En este se la ve bailando danza contemporánea durante casi cuatro minutos seguidos, con movimientos que hipnotizan.
Con cada paso y cada decisión va construyendo su trayectoria en la actuación, un camino que parece ser el definitivo y que a su vez se nutre de otras disciplinas artísticas.