Entrevista al rector de la Universidad de la República (Udelar), Roberto Markarian (cont)
Entrevista al rector de la Universidad de la República (Udelar), Roberto Markarian (cont)
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá—La Universidad de la República (Udelar) comprende a más de 100.000 estudiantes, más de 10.000 docentes y más de 4.500 funcionarios, con un presupuesto del orden de los U$S 400 millones. ¿Cómo se hace para mover semejante elefante con cierta agilidad?
—La estructura de la institución globalmente es muy descentralizada, lo cual es una ventaja en relación con otros entes. Los docentes son elegidos por cada servicio, con independencia del aparato central. Si bien eso genera ciertas desigualdades, el sistema ha resultado ser positivo, porque una de las trabas que todos observan en el resto del sistema educativo es que no hay “autonomía” de los organismos ejecutores. Por lo cual el elefante tiene mecanismos de buen funcionamiento. No digo que el resto del sistema educativo tenga que aprender de la Universidad, porque hay especificidades. Pero no puede ser que todo sea consultado para arriba.
—¿Cómo afecta la calidad académica tener un amplio plantel docente con baja carga horaria, sin dedicación total?
—La dedicación total está creciendo —es algo más del 10% y hacemos un esfuerzo por mantenerlo—, porque significa que el profesional tenga un trabajo creativo. Ese señor (señala un gran cuadro colgado en su despacho del artista Anhelo Hernández) tenía dedicación total y eso es bueno en cualquier rama. El crecimiento de la dedicación total y de la carga horaria —casi 70% del plantel docente supera las 20 horas semanales— va en ese sentido. Veremos si llegamos a una unificación de los horarios. Son problemas delicados donde el elefante se mueve despacio.
—¿La Udelar aporta gran conocimiento al país?
—Sí. El conocimiento está fuertemente condicionado por los requerimientos de la sociedad y la capacidad de inversión. Si queremos ser como Holanda… es una tontería, es utópico. En lo que podemos hacer, el país compite con su tamaño y su pequeñez de inversión. Invertir 10 millones de dólares para un instituto en Brasil es factible, pero en Uruguay... ¡Epa! Aun así aportamos mucho en las ramas de la ingeniería, de la salud, la investigación agropecuaria, la biología y la física, donde nuestros investigadores estrella son reconocidos en el mundo. Me siento orgulloso de eso.
—¿Se justifica el gasto que generan estudiantes que entran a la Universidad, ocupan aulas, horas y trabajo docente, y luego no acaban la carrera?
—Estamos haciendo esfuerzos pedagógicos sobre esa diversidad de los estudiantes. Que proviene del ingreso libre no cabe ninguna duda. Que proviene de una educación secundaria y primaria muy despareja también es cierto. Por lo que las observaciones que deberían hacerse al proceso de educación previa a la formación terciaria son muchísimo mayores que las que se dan porque en los primeros años de estudio en la Universidad “perdemos” un número importante de estudiantes.
—¿Cuántos se “pierden”?
—En los dos primeros años cerca de un tercio de los estudiantes salen de una manera o de otra. Algunos salen para estudios terciarios no universitarios. Otros salen, pero siguen… Ríase, pero es mi caso. Porque yo entré como estudiante de Ingeniería y como tal no existí más después del tercer año. Nadie va a decir que soy un fracasado en estudios universitarios, ¿no? Hay derivaciones para otros lados, y hay que facilitar esas derivaciones. Uno se puede haber equivocado al entrar y después decidir hacer otra cosa. Es claramente mi caso, y, ya que estamos, también el de (Rodrigo) Arocena (rector 2006-2014). No el de (Rafael) Guarga (rector 1998-2006), quien entró y se recibió como ingeniero brillantemente.
—¿En ningún caso cambiaría el sistema de libre ingreso?
—La modificación del sistema de libre ingreso actual sería mucho más nociva que dejar el sistema como tal, aun teniendo esta pérdida. La pérdida en el fondo es relativa porque efectivamente hay un aporte que se hace a la cultura general del país con estudios, relacionándose con la Universidad. A la larga es un aporte indirecto. No son títulos, pero es un aporte intelectual global. Ahora, ¿que el sistema es criticable? Sí. Y yo no me niego de plano a que se discuta un ingreso más calificado. Pero hay veces que el costo del cambio es mucho mayor que el mantener un sistema que así y todo produce el 80% de profesionales del país.
—La Universidad sirve aunque no se termine.
—Creo que sí. El aporte que se le hace al avance intelectual y al conocimiento es un imponderable a mantener. Se sabe que una persona con título universitario, casi de cualquier nivel, gana dos veces y media más de lo que percibe su equivalente etario sin título. Habría que seguir a ese tercio que abandona y ver cuál es su trayectoria posterior.