El nuevo gobierno de Brasil salió a la arena internacional con fuerza. Con apenas unos meses en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva se reunió con los mandatarios de las principales potencias europeas, con el de Estados Unidos, Joe Biden, y tiene en agenda una entrevista con el de China, Xi Jinping. Los años de “aislacionismo” que caracterizaron a la administración de Jair Bolsonaro quedaron atrás, explica el canciller de Brasil, Mauro Vieira.
A continuación, el cuestionario que el canciller de Brasil respondió por escrito a Búsqueda.
—El nuevo gobierno de Brasil dio señales claras de que quiere romper con la política exterior de su antecesor y que el país tenga un rol de liderazgo a nivel internacional. ¿Cómo puede reflejarse ese liderazgo en la región?
—El rol del Brasil democrático de las últimas décadas en el mundo siempre ha estado vinculado a la región, siempre hemos concertado posiciones en Sudamérica y en Latinoamérica, es parte de la tradición diplomática de nuestros países desde que hemos restablecido la democracia entre nosotros. Esa cohesión es beneficiosa para todos, y ha generado instancias de integración y de diálogo político que siguen beneficiando a nuestros pueblos. Nunca está demás subrayar que la integración latinoamericana es un objetivo trazado en el texto de la Constitución brasileña de 1988, así que es un compromiso que va mucho más allá de cualquier gobierno de turno.
—¿Cuánto pesa en los proyectos regionales que pretende impulsar Brasil el hecho de que la mayoría de los gobiernos de la región son de izquierda?
—Ya he reiterado que, para nosotros, la ideología que nos mueve es la ideología de la integración. Somos profundamente respetuosos de la soberanía y ponemos lo que nos une, la integración, por encima de cualquier divergencia de orientación política. Si llegamos a convergir, mejor. Pero la orientación ideológica no debe ser un obstáculo a la integración de nuestros países.
—El presidente Lula ha planteado la idea de volver a dar impulso a la Unasur. ¿Qué movimientos prevé liderar Brasil para alcanzar ese objetivo?
—Brasil volvió a la Celac en enero, durante la cumbre de Buenos Aires, y favorece un nuevo impulso a la Unasur. Estamos justamente ahora dialogando con los demás países sobre el tema de Unasur, que requerirá un esfuerzo de reconstrucción. Estamos comprometidos en llevarlo a cabo colectivamente, porque creo que esas instancias de concertación regional son fundamentales ante los desafíos que tenemos como sociedades.
Lula da Silva junto a Luis Lacalle Pou durante su visita oficial a Uruguay en la Residencia de Suárez y Reyes. Foto: Daniel Rodriguez / adhocFOTOS
—Uruguay ha sido muy crítico con la situación de Mercosur, especialmente acerca de la necesidad de que se abra al mundo y se flexibilice. En el gobierno de Bolsonaro encontró un aliado en sus cuestionamientos. ¿Qué balance hace el gobierno de Brasil sobre el Mercosur? ¿Es necesario revisar sus reglas? ¿Cuáles?
—Quedó claro, durante la visita del presidente Lula a Montevideo, que Brasil también tiene ideas sobre la necesidad de cambios en el Mercosur. Pero no nos olvidemos de que el comercio intra-Mercosur se viene recuperando y que volvió a alcanzar la cifra de US$ 40.000 millones el año pasado, lo que es significativo, y a veces nos olvidamos de ese patrimonio en materia de integración, que va mucho más allá de ese flujo comercial importante. En cuanto a cambios específicos, los vamos a discutir a lo largo de este año, y ya en la visita bilateral Uruguay nos presentó parte de su visión y de sus inquietudes. Ya la semana que viene nos reuniremos en Brasilia, con equipos ministeriales, para hablar no solamente de Mercosur sino también de los proyectos bilaterales de interés mutuo. Recibiremos el martes que viene, en una reunión de trabajo, al canciller Bustillo, y también a los ministros de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, y de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero. O sea, la visita presidencial ya empieza a generar movimiento, y seguro que va a generar resultados a corto plazo.
—La posibilidad de que Argentina y Brasil impulsen la creación de una moneda común para el Mercosur despertó controversias. ¿Cuál es el fundamento de esa propuesta?
—Lo que sí se busca es perfeccionar e incrementar el acceso a los mecanismos que posibiliten los intercambios comerciales en monedas locales, y eso quedó claro a lo largo de las visitas del presidente Lula a Buenos Aires y Montevideo. En eso se va a trabajar.
—El presidente Lula visitó Uruguay y se reunió con su par Luis Lacalle Pou. El gobierno uruguayo quiere negociar un tratado de libre comercio (TLC) con China, pero Lula dijo que primero hay que cerrar el acuerdo con la Unión Europea (UE). ¿Por qué es prioritario el de la UE?
—Por el hecho sencillo de que la negociación se ha cerrado a nivel técnico, está madura y, por lo tanto, se debe elevar a los líderes políticos para que se llegue a una conclusión. Es el resultado de un proceso que arrancó a mediados de la década de 1990, y es natural cerrarlo antes de arrancar con otra negociación de gran alcance para el Mercosur.
—¿Qué cambios o agregados debe tener el acuerdo con la UE para que su aprobación sea viable para el Mercosur?
—Estamos a la espera de lo que proponga la UE, la negociación técnica fue cerrada y ahora se plantea que los europeos presentarán alguna demanda adicional vinculada a temas del medioambiente. Hay que esperar a ver qué demanda será presentada, y ahí nos vamos a reunir internamente y después con nuestros socios en el Mercosur para evaluarla. Pero está claro que el compromiso del gobierno de Lula con la sostenibilidad ambiental es prioritario, es una obligación nuestra como país ante nuestra sociedad y ante el mundo, que no depende de exigencias externas. Y las primeras medidas del gobierno van justamente en esa dirección, en el duro combate a la minería ilegal y a la tala ilegal, por ejemplo.
—¿Cuál es el camino a seguir en relación con China? ¿Puede Uruguay seguir negociando bilateralmente y después informar al resto del Mercosur?
—El Tratado de Asunción prevé que las negociaciones externas del Mercosur sean conducidas como bloque. El presidente Lacalle Pou informó al presidente Lula del diálogo de Uruguay con China, y seguiremos hablando.
—¿Es un objetivo deseable para el Mercosur firmar un TLC con China?
—La apertura de una negociación es deseable, y después ya veremos, con nuestros sectores privados y nuestros socios en el Mercosur, cuáles son las prioridades. En cuanto a un resultado final, eso va quedando claro a lo largo del desarrollo de una negociación que suele ser larga, cuando se trata de actores internacionales de la magnitud de China y del Mercosur.
—¿Hay alguna posibilidad de que Uruguay logre aval para aprobarlo solo?
—Prefiero no especular sobre eso, incluso porque quedó manifestado por el presidente Lula el interés en conducir una negociación de Mercosur con China como bloque, como establece el Tratado de Asunción.
—¿Cómo evalúa el gobierno de Brasil el crecimiento de la influencia de China en la región?
—Es una consecuencia natural de la proyección de China en el mundo en las últimas décadas, y eso se refleja igualmente en Brasil, que tiene en China su principal socio comercial hace 10 años ya, y también hace años uno de los principales inversores directos en la economía brasileña. Esas inversiones son bienvenidas, generan oportunidades, ingresos y beneficios para nuestros pueblos. Y demuestran también que nuestra región es muy atractiva para el capital extranjero.
—La política internacional está en un momento de tensión creciente, con Estados Unidos y China enfrentados en varias áreas. A eso se suma la invasión rusa a Ucrania. ¿Cree Brasil que hay espacio para una “tercera vía”? ¿Es posible a nivel internacional no quedar atrapados en esa tensión casi bipolar?
—No solo es posible no quedar atrapados como es algo natural, es una tradición de la política exterior brasileña que estamos recuperando, después del reciente periodo de aislacionismo que marcó la gestión anterior. Es cierto que nos encontramos con un contexto internacional desafiador, con características distintas, incluso en la región. Ya pasaron 20 años desde que el presidente Lula tomó posesión para su primero mandato, y hoy tenemos un mundo bastante distinto, hay que reconocerlo si queremos ser eficaces. Pero, fundamentalmente, no hay que quedar atrapados en lógicas ajenas, el interés nacional es lo que nos da el rumbo a seguir, y parte de ese rumbo tiene que ver con la profundización de la integración regional y de nuestros lazos en distintos ámbitos.