• Cotizaciones
    jueves 12 de septiembre de 2024

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    “Los osos no existen”, última película del iraní Jafar Panahi

    El cineasta que se resiste a bajar su cámara

    El director de cine iraní Jafar Panahi es reconocido por su narrativa valiente y un enfoque comprometido y humanista, al retratar las dificultades que enfrentan niños, mujeres y pobres en Irán. A lo largo de su carrera, el abordaje de temas sociales y políticos en sus películas le han provocado numerosos conflictos con las autoridades iraníes, que lo han condenado a varios arrestos temporales.

    En marzo de 2010, por ejemplo, Panahi fue detenido, junto con su esposa, su hija y 15 amigos, tras ser acusado de propaganda en contra del gobierno. A pesar de recibir el apoyo internacional sostenido de cineastas y organizaciones de derechos humanos, lo condenaron a seis años de prisión, aunque fue liberado de ese arresto en mayo de ese mismo año.

    Pese a esa liberación, sin embargo, se le impuso una prohibición de 20 años para dirigir, escribir guiones y conceder entrevistas vinculadas a su arte. Durante el período de espera de su apelación, logró realizar el documental Esto no es una película (2010), en el que desafió las restricciones impuestas por las autoridades. Fue presentado entonces bajo una proyección especial en el Festival de Cine de Cannes de 2011. Otras películas suyas, como El globo blanco y Taxi Teherán, también han recibido el reconocimiento internacional y múltiples premios en festivales de cine.

    Tras volver a ser arrestado en julio de 2022 por cuestionar la persecución de sus colegas, los cineastas Mohammad Rasoulof y Mostafa Al-Ahmad, Panahi salió de la cárcel con libertad provisional a principios de febrero de 2023. Tahereh Saeedi, esposa del director, confirmó luego a la prensa internacional que las autoridades levantaron las restricciones de viaje contra el cineasta, que hasta llegó a hacer una huelga de hambre durante su encarcelamiento.

    Con la censura, opresión y prohibición de filmar que ha enfrentado en su carrera cinematográfica, Panahi ha depositado su energía en películas autorreflexivas que exploran la libertad artística, personal y política, así como la contracara que debe enfrentar por ellas.

    En Los osos no existen, su nueva película, que se exhibe en Montevideo, Panahi se interpreta a sí mismo como un cineasta que intenta dirigir una película en Turquía, pero se ve obligado a quedarse en un pueblo iraní cerca de la frontera y hacerlo de manera remota. Mientras un grupo de actores representan su propia historia de escape a Europa, el Panahi que vemos como protagonista enfrenta sospechas y acusaciones de los locales, así como las trabas tecnológicas que le impiden hacer su trabajo con alguna comodidad.

    Al luchar por completar su película, casi siempre con una sonrisa en su rostro, el cineasta se ve inmerso en más de un escándalo local por las viejas tradiciones que cuestionan la necesidad del director de filmar y tomar fotos de todo lo que sus ojos parecen encontrar. Panahi debe así confrontar a varios nuevos detractores que cuestionan sus intereses artísticos y lo confrontan en un duelo que refleja otras luchas, más antiguas, plasmadas en la película: la tradición contra el progreso; las creencias contra la verdad.

    Los osos no existen logra convertirse en un testimonio de cómo la creatividad y la protesta encuentran inspiración en las restricciones. Panahi se mantiene como un ejemplo de coraje y resistencia en una industria del cine tan restrictiva como la iraní. A pesar de las trabas y la censura que enfrenta, continúa utilizando su arte para desafiar las normas establecidas. Sus películas suelen ser consideradas la manifestación de su espíritu creativo y su valentía para expresarse pase lo que pase, y esta película es otro ejemplo de ello.

    Filmada con un estilo pseudodocumental, en donde las líneas de lo que se filma, lo que se registra y lo que se vive se van volviendo más difusas, Los osos no existen también muestra un lado más personal y vulnerable del artista, que como protagonista es capaz de ser una persona dulce pero también un artista manipulador. En una escena memorable, en donde una de las actrices a las que se encuentra dirigiendo de forma remota lo enfrenta mirándolo a cámara, también se plantea el peligro que el cine puede significar para sus involucrados.

    A pesar de las limitaciones impuestas en la realización, Panahi logra que la película se vuelva atrapante, al experimentar con distintos enfoques, mezclando escenas en las que él mismo aparece con otras filmadas en el extranjero mientras está en videollamadas comunicándose con su equipo y reparto. Puede resultar una película compleja y densa, pero también puede verse como una comedia de enredos.

    Ampliando los límites de lo que el cine puede ser y significar, Los osos no existen es otro logro del director y un testamento tanto de su perseverancia inquebrantable como de su creencia en el cine.

    “Somos cineastas. Formamos parte del cine independiente iraní. Para nosotros, vivir es crear. Creamos obras que no son encargadas. Por lo tanto, aquellos en el poder nos ven como criminales. El cine independiente refleja su propia época. Se inspira en la sociedad y no puede ser indiferente a ella”, expresó en las notas de producción de la película.

    Para Panahi, la esperanza de poder crear se convierte, película a película, en una de las razones fundamentales de su existencia. En su lucha, que suele trasladar a directores que han enfrentado prohibiciones para hacer películas o han sido obligados a exiliarse, enfatiza la importancia de la creación en el cine verdaderamente independiente.

    En Los osos no existen se mantiene viva su lucha contra la censura y la supervivencia del arte cinematográfico, así como su convicción de que el cine aún es capaz de quebrar barreras.