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Un país pequeño, con pocos habitantes y alejado de los centros de decisión “no tiene músculo” para “jugar la política del poder” a escala mundial. El gobierno uruguayo lo tiene claro. Por eso, mientras integre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), Uruguay hará valer “su autoridad moral” e intentará así incidir en las principales negociaciones diplomáticas que tendrán lugar durante los próximos dos años.
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“Uruguay se destaca en los organismos multilaterales por pesar mucho más allá de su peso específico como país. Eso siempre ha sido por una labor muy orientada a la búsqueda de consensos, pero basada en los clásicos y rectores principios de respeto al Derecho Internacional, al Estado de derecho, a las libertades individuales”, declaró a Búsqueda el actual embajador de Uruguay en Canadá, Elbio Rosselli, designado por la Cancillería para representar al país en el Consejo de Seguridad.
El Consejo de Seguridad es el único órgano de la ONU cuyas resoluciones son de aplicación obligatoria. Está integrado por 15 miembros, cinco son fijos (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China) que tienen además poder de veto sobre las resoluciones, y diez rotativos. La Asamblea General de la ONU decidió el jueves 15 que Uruguay, Egipto, Senegal, Japón y Ucrania ocupen un lugar en el Consejo a partir del primero de enero de 2016.
Consultado acerca de cómo se va a mover Uruguay en ese órgano de decisión, Rosselli respondió: “Siempre en el centro de nuestra preocupación va a estar el ser humano. Uruguay no es un país que juegue a la política del poder, no tenemos músculo para jugar a la política del poder. Tenemos toda la autoridad moral e intelectual de decir que somos un país libre, un país democrático, un país con fuerte tradición de respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas. Tenemos la autoridad para discutir y hablar”.
Uruguay ocupará el lugar reservado para la representación de América Latina y el Caribe —que hoy tiene Chile— por segunda vez en la historia y en momentos en que las relaciones diplomáticas entre Rusia y Estados Unidos son tensas. Algunos especialistas, incluso, advierten que se trata de una nueva “Guerra Fría” entre las dos potencias. Rosselli dijo que esa lectura es válida, aunque agregó que se podría haber dicho lo mismo “uno, dos, diez o veinte años atrás”. “Siempre hubo momentos de tensión”, añadió. “Por suerte existe una organización como las Naciones Unidas que, al menos, en el peor de los casos, ha servido para controlar de alguna manera lo que han sido las grandes conflagraciones. Ha habido guerras, pero se han evitado las grandes conflagraciones y eso se debe, al menos en parte, a la diplomacia multilateral”.
Rosselli, de 69 años, tiene una carrera diplomática extensa que incluye haber representado al país ante las Naciones Unidas —aunque no en el Consejo de Seguridad. “La preocupación sustancial de Uruguay siempre ha sido consolidación y el mantenimiento de la paz, y sobre todo la protección de los seres humanos, que son los que sufren las consecuencias de los conflictos”, explicó el embajador. “Nuestra preocupación siempre ha sido qué hacer para aliviar la situación de los que están sufriendo; eso siempre ha sido un vector de la posición de Uruguay”. Al respecto, añadió que las Fuerzas Armadas uruguayas “vienen desde hace muchos años trabajando en las operaciones de paz”, lo que le ha dado “prestigio internacional”.
El funcionamiento del Consejo de Seguridad es objeto de críticas porque sus cinco miembros permanentes tienen capacidad de vetar resoluciones, lo que les otorga un poder de decisión muy superior al resto. “La gente dice que en el Consejo de Seguridad mandan los cinco y nada más. Es cierto que pueden decir que no y ya alcanza; el tema es evitar que puedan decir que no. La ciencia de la negociación en el Consejo de Seguridad es que los 10 restantes miembros puedan trabajar de forma tal que les hagan muy difícil a los cinco que tienen poder de veto, usarlo”, afirmó Rosselli. “Ese es un trabajo de persuasión, de discusión, de la búsqueda de equilibrios, de la clásica negociación diplomática. Cada resolución del Consejo de Seguridad es el resultado de horas de negociación. Cuando el Consejo no decide y se paraliza, la que sufre es la comunidad internacional”, concluyó.
Aporte.
El ingreso de Uruguay al Consejo de Seguridad de la ONU ha motivado en el último tiempo la visita al país de representantes de distintos países y organizaciones. Esta semana llegó Jean-Pierre Lacroix, titular de la Dirección de Naciones Unidas del Ministerio Francés de Asuntos Extranjeros y Desarrollo Internacional.
Francia es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Entre el martes 20 y el miércoles 21, Lacroix visitó la Cancillería uruguaya, la Escuela Nacional de Operaciones de Paz y la Junta Nacional de Drogas.
“Esperamos mucho de Uruguay en el Consejo. Es un país con el que tenemos excelentes relaciones de confianza”, destacó ayer miércoles en declaraciones a la prensa. Lacroix considera que los dos países tienen una visión “casi idéntica” de los principios que deben regir “la respuesta colectiva internacional”.
Como un ejemplo, resaltó que Uruguay apoya la iniciativa de Francia de flexibilizar el veto de los miembros permanentes en casos que involucran crímenes masivos.
Lacroix cree que el contexto internacional en el que le tocará trabajar a Uruguay es “difícil” y con “un número creciente de crisis muy serias”. En ese marco, considera que Uruguay puede jugar “un papel de facilitador y de puente” entre los distintos miembros y también aportar su experiencia de décadas de involucramiento en las operaciones de mantenimiento de paz. “Es una experiencia muy preciosa que pocos países tienen con esa intensidad”, valoró.