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    A modo de despedida

    Nº 2215 - 2 al 8 de Marzo de 2023

    por Amadeo Ottati

    Por una decisión empresarial de quienes hoy están a cargo de este semanario -la que he aceptado como corresponde- esta habrá de ser la última de mis columnas sobre fútbol.

    Quiero suponer que es conocido que mi vínculo con el periodismo deportivo data del año 1965, cuando me incorporara -llevado por ese hermano de la vida el Dr. Jorge Da Silveira- al equipo de “Radio Sarandí”, encabezado por el legendario Maestro del relato de fútbol Carlos Solé. Desde entonces, bien que con algunas interrupciones, mi actividad se vio circunscrita al ámbito radial (en distintas emisoras y acompañando a casi todos los mejores relatores de nuestro país), salvo alguna esporádica incursión en algún que otro programa televisivo. En cambio, mi experiencia en el periodismo escrito había sido esporádica y escueta.

    Por dicha razón, cuando en los primeros meses del año 2018, mi amigo Raúl Ronzoni (al que conocía de mi paralela actividad como abogado penalista, y que ya estaba a cargo de su tradicional columna sobre la actividad judicial, en este semanario) me propuso la idea de escribir una columna sobre fútbol, le expresé mis dudas al respecto, en la convicción de que no tenía casi experiencia en ese rubro específico del periodismo deportivo. Quizás debiera acotar que escribir era algo que hacía casi a diario y en abundancia, pero en el práctica del Derecho Penal (en aquella época -sea esto dicho al pasar- en la que los juicios penales se tramitaban y dilucidaban largamente por dicha vía, y no oralmente y en ”modo express”, como acontece actualmente).

    Ante la insistencia de Ronzoni, se generó una amena reunión con el señor Andrés Danza y el entonces director general del Semanario Atanasio Aguirre, y -pese a mis lógicas salvedades, que expuse sin rubor- salí de dicho encuentro con la pesada responsabilidad de hacerme cargo de una columna semanal sobre fútbol. Recuerdo bien que una preocupación adicional fue la de saber la extensión que tendrían esas columnas, a fin de mejor adecuarme al limitado espacio destinado a tal fin (y ello, pues mis escritos ante la Justicia Penal solían tener una extensión superlativa).

    Fue así que a la semana siguiente, ya apareció la primera de mis notas (a la que, por una de esas casualidades que se dan, hice expresa alusión en mi columna anterior). Su título era ”Aquella mano de Dios”, aludiendo al histórico gol “con la mano” convertido por Maradona ante Inglaterra en el Mundial de 1986; traído a colación por el inminente  advenimiento del VAR en nuestro medio. Por lo que, sin que siquiera pudiera imaginarlo, la primera y la última de mis columnas en este Semanario, han tenido en común a esta polémica tecnología, como principal protagonista.

    Huelga decir que supuse, al dar inicio a la tarea encomendada, que la apuesta no habría de ser muy duradera, tal como lo habían sido todas las experiencias anteriores. Incluso, tiempo atrás, en una columna que dedicara a los “50 años de Búsqueda”, había recordado que el fútbol no había sido, tradicionalmente, de la preferencia de sus editores, siendo otros dos deportes -de los mal denominados “menores”- como el golf y el tenis, los que solían tener una mayor cabida en sus páginas. En mi recuerdo solo aparecían algunos ciclos -no muy extensos- sobre fútbol, con las autorizadas plumas de don Juan Ángel Miraglia, el Dr. Juan Carlos Paullier e incluso Antonio Pippo; que luego siguió deleitandos con sus notas, pero sobre otra de sus pasiones: el tango.

    Tengo entonces para mí, la satisfacción de haber superado largamente aquella inicial previsión, completando 247 columnas semanales ininterrumpidas. Sepan nuestros lectores que he puesto en ellas el máximo empeño, en una tarea que conlleva la especial precaución (cuando hoy se están jugando partidos cada 48 horas) de no ofrecerles a nuestros consecuentes lectores -a mediados de cada semana- algo más del mismo menú que ya habían recibido a través de aquellos medios de presencia diaria. Traté pues de aportarles algún enfoque novedoso, o incluso volcarles espaciadamente el fruto de la experiencia recogida en estas largas décadas de mi vínculo con el fútbol. Si ello ha colmado las expectativas de nuestros consecuentes seguidores y también de quienes, en su momento, nos confiaron la responsabilidad de esa grata tarea, me daré por satisfecho enteramente; y bien dispuesto para cerrar otro capítulo de mi ya muy dilatada trayectoria periodística. ¡Probablemente el último!

    Y en el final: un especial recuerdo y agradecimiento a Raúl Ronzoni, por su feliz iniciativa y sanos consejos iniciales; a mi viejo amigo y compañero de estudios Ramiro Rodríguez Villamil (“Kid Gragea”); a la memoria de ese inolvidable gran Maestro de periodistas que fue Claudio Paolillo; a mi amigo Andrés Danza por su invalorable e inclaudicable respaldo a nuestra labor; y a Daniel Mendiverry y Claudia Bach, por su permanente buena disposición ante cualquiera de mis requerimientos. Y muy en especial a todos ustedes, mis queridos lectores, por vuestra benevolencia al haberme seguido y acompañado a lo largo de tanto tiempo.